10 Conversaciones nocturnas

Curtís Wimor era humano herrero de Nivel Experto, residía en ciudad Amdarar y recientemente había logrado uno de sus cometidos.

Curtís había logrado escapar del yugo de la nobleza.

Como herrero que era, él y otros más, se veían obligados a acatar las órdenes del Duque Alfred y de otros nobles, sobre la confección y creación de armamento para sus tropas, debiendo reducir sus precios al mínimo debido a la influencia del Duque, consiguiendo ganancias mínimas en comparación de herreros en otras ciudades mercantes no regidas por nobles.

Sin embargo, Curtís era un hombre listo, había ideado un plan. Tras mucho esfuerzo y planificación había logrado convencer a casi todos los herreros de la ciudad de unirse a el y formar una facción gremial.

Este gremio permita la creación e instrucción de reglas y órdenes de tal manera que podían generar un monopolio sobre la producción de armamentos en la ciudad y control su precio a gusto.

Quizás solo no podían luchar contra la influencia del duque, pero juntos la situación cambiaba.

Inclusive su plan empezaba a ser considerado por los miembros de otras ocupaciones como alquimistas, médicos, herbívoros y sastres, que de cierta manera reforzaban su nuevo poder.

Sin embargo, cuando todo andaba de maravilla, un herrero elfo de clase avanzada llamado Krenalis Ith'laris decidió traicionar al resto de sus compañeros y vender su lealtad al Duque, como un perro.

Creó una pequeña facción con herreros que él mismo instruyó y mostró oposición ante el gremio. En un primer momento no fue obstáculo alguno, pero poco a poco con el apoyo del duque empezó a interferir en los negocios y muchos mercaderes empezaron a evaluar cambiar de proveedor.

Curtís tuvo que tomar una decisión complicada, al principio era un simple herrero pero ahora lideraba un gremio, debía pensar en la seguridad de sus integrantes, personas dependían de él. Si el duque recuperaba el control el poder del gremio disminuiría y sus compañeros con sus familias se verían afectados.

Haría todo lo que pudiese para protegerlos y a su propia familia. Debía eliminar a los obstáculos que se presentaban. Debía acabar con Krenalis.

El gran problema es que en efecto, lo había intentado, hace casi 7 años había contratado un par de asesinos, sin embargo, los reportes indicaban que se había perdido contacto con ellos, habían desaparecido.

Curtís pensó lo peor, podían haber sido capturados y pronto irían a por él, no obstante, eso nunca pasó.

Con el paso del tiempo su confianza se reafirmó y procedió a contratar nuevos asesinos, pero para su sorpresa el resultado fue el mismo y de la misma manera en las dos oportunidades que volvió a intentarlo.

Los asesinos simplemente desaparecían, no quedaba rastros de ellos y de acuerdo a sus espías los elfos actuaban como si nada hubiese pasado, no se veían alterados o intentaban pedir ayuda o seguridad al duque.

Pareciese simplemente que no sabían qué asesinos los tenían en su mirada.

La confusión crecía dentro de Curtís y llegó el punto en que ya no sabía que más hacer, por eso había decidido reunirse con cierto hombre que podía ayudarlo.

Se había puesto una máscara que él mismo había forjado, tenía runas mágicas que hacían que cualquier persona que lo mirase viera una persona de aspecto común, la magia desviaba la atención de las personas intencionalmente.

Recorrió las calles de al ciudad hasta el muelle, ocultándose en las noches y esperando que la simple patrulla asignada cruzase, bajo lentamente a la parte inferior del muelle, en donde las olas chocaban con la piedra y las ratas moraban.

Tres sombras lo esperaban, se acercó a ellas y exclamó,-"La luna roja aún no ha salido"-

Pero para su sorpresa la persona que se encontraba en el medio le respondió.-"Déjate de estupideces Curtís, si quisiera tu cabeza habría volado hace cuadras, explica el motivo por el cual me has convocado, solo he venido en consideración a tu habilidad y al puesto que quizás algún día tengas si tus negocios dan frutos, espero que para entonces sepas recordar a tus amigos."-

-"Pues mis negocios no perdurarán si tus chicos siguen haciendo mal su trabajo. Y además fuiste tú quien implementó lo de la maldita contraseña"- dijo Curtís mientas fruncía el ceño.

-"¿De qué hablas siempre hemos cumplido con nuestro trabajo a la perfección?- dijo la sombra mientras se descubría la capucha. Era un hombre maduero, de aproximadamente 50 años en muy buena forma, de tez morena con cabello cenizo y barba.

-"¿Me estás jodiendo Atir? Los elfos siguen vivos, es el cuarto intento que has fallado, ¿Mi dinero no te basta? ¿Debo recurrir a tu competidor?", dijo exasperado Curtís.

El nombre llamado Astir volteó a el hombre de su izquierda y le preguntó enojado,-"¿No te ordene que mandaras a Yair?"-

El hombre rápidamente le contestó,-"Si lo hicimos señor, fue junto con Emir y Sanir, sin embargo posteriormente intentamos comunicarnos con todas las oportunidades fueron fallidas, pensamos en volver a intentarlo más tarde."-

La mirada de Atir se oscureció, miró a las olas un rato y luego exclamó, -" Yair era un asesino nivel experto, Emir y Sanir de nivel avanzado. El oponente es fuerte, probablemente de nivel santo, iré yo personalmente, avisa a Imir y Demerir, irán conmigo no quiero complicaciones. Que sepas Curtís que la Daga Roja no incumple sus trabajos, me aseguraré yo mismo de que no tengas más complicaciones, espero en un futuro logres recordarlo."-

-"No te preocupes Atir, sé lo que buscas, mis hombres lo están trasladando hacia mi recinto en este momento, cumple el trabajo y ven a recoger tu recompensa-", dijo Curtís sonriendo maliciosamente.

-"¡Vamos!", dijo curtís mientras él y los dos hombres encapuchados se desvanecían.

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