Con una espada en mano, ¿matar a todos los Neals?

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Esta escena hizo que los ojos de Larry Neal revelaran un profundo sentido de miedo.

Una píldora que podría hacer que una persona que había estado discapacitada durante trece años pudiera ponerse de pie nuevamente era probablemente difícil de encontrar en el mundo.

Sin embargo, la aparición de esto en Braydon Neal hizo que Larry sintiera que el niño de siete años que fue cazado ese año había regresado esta noche para vengarse.

—Mamá, toma una si tienes dolor de espalda en el futuro! —Braydon dijo mientras empujaba la silla de ruedas.

Luke Yates quería decir algo pero se detuvo. Braydon tenía que mantener una de estas píldoras para proteger su propia vida.

Laura Quinn selló la pequeña botella de jade y la metió en la mano de Braydon. Ella instruyó:

—Esta medicina debe ser muy preciosa. ¡Guárdala!

Braydon sonrió. No había mucho espacio para el compromiso entre la madre y el hijo.

En los ojos de Braydon, no era difícil hacer que Laura tomara la medicina.