webnovel

Capitulo 12

"Estás segura que entrar pateando la puerta fue una buena idea". Normalmente no me importa los modales. Pero hasta yo tengo que conservar una gota de respeto en esta situación. Sobre todo porque el hombre de cabello azul y la cicatriz en el mentón daba bastante miedo.

"Ghislaine, parece que mantienes los mismos modales de siempre. Es bueno verte de nuevo".

Su voz sonaba áspera y algo ronca. Y aunque parecía una conversación amena. El sentimiento que mi cabeza podría rodar en cualquier momento estaba presente.

Mirando en más profundidad en el lugar, la mayoría de los presentes eran mobs sin demasiada relevancia.

Y Aparte del Dios de la espada Gal Farion, habían otras dos entidades aterradoras. La presión de ellos dos era superior a la de Ghislaine. Así que ellos deberían ser Emperadores de la espada.

"Y que tenemos por aquí".

Mi mano tocó mi espada casi de inmediato cuando la mirada del Dios de la espada se dirigió a mi.

"Buen instinto. Menos que eso y te habría cortado por la mitad ".Aún en su posición de piernas cruzadas Gal Farion parecía totalmente relajado, pero el sentimiento que él no necesitaría pararse para atacarme parecía una guadaña colocada en el filo de mi cuello.

Ghislaine nunca mencionó que sí su maestro era alguien bromista. Aunque era probable que ella no entendiera los chistes.

Pero aunque fuera un pensamiento pasajero. Algo que me decía que podría ser atacado por Gal Farion en cualquier momento.

"Vine a volverme más fuerte. Así que díganme aquí en tengo que golpear". Parecía que yo sería el foco de la conversación y el Dios de la espada no me lo pondría tan fácil, así que no había sentido en ocultar mi arrogancia.

Con mi comentario todos los discípulos presentes se molestaron por mi insolencia.

Hasta pude ver cómo la cola de Ghislaine se erizó de miedo.

Que podía decir, me gustaba ponerme arrogante en el peor de los momentos.

"SILENCIO".

Antes que el Dios de la espada hablé yo ya había desenfundado mi espada. Si ponía hasta la última gota de mi maná en un golpe talvez pueda hacer algo.

Pero en vez del momento sangriento que me imaginé. Gal Farion no parecía enojado.

"Grandes palabras niño. Y me encantaría cerrar tu boca con algunos de mis discípulos de tu generación. Lastima que nadie pueda derrotarte. Y sería aburrido enviar a alguien mucho más fuerte. Así que te doy dos opciones, puedes intentar sobrevivir a dos de mis ataques. Y sí no te vuelves una pasta sangre, puedes pedir cualquier clase de guía a quien sea en este lugar. Y la otra opción es te largues y nunca vuelvas a tocar una espada".

Las últimas palabras estaban repleta de una ira asesina. Parecía que no se la pondrán fácil al viejo yo.

Pero no estaba dispuesto a retroceder, no tengo nada que perder. Y todo que ganar. "Veamos que tan rudo puede ser el Dios de la espada con un niño de 10 años". Idiota de mi parte, pero suelo decir tonterías en momentos críticos, y este es el peor desde que volví a abrir los ojos en este mundo.

"Golpear mi prestigio con tus palabras. Lo admito, me hiciste sentir un poco tonto. Pero ahora estoy más motivado en golpearte, así que espero que conozcas a un curandero de rango Rey para lo que te depara".

Todos en la habitación se hicieron a un lado dejándonos a mi y Gal Farion uno enfrente de otro. Hasta Ghislaine se hizo a un lado sin decir ninguna palabra.

Pero después de eso Gal Farion seguía sentado en el suelo con las piernas cruzadas. Aunque él movía una de sus manos lentamente a su espada.

Era su forma darme un instante para prepararme, eso era considerado.

Mis pies se plantaron con fuerza al suelo. Y aunque la idea de usar toda mi fuerza para contrarrestar ese ataque era atractiva. Gal Farion me reto a soportar dos ataques.

Espera.. Eso sonaba excesivo. El bastardo quería ver mis límites para saber cómo golpearme en el segundo golpe. Él quería darme una paliza, o talvez todo era parte de una prueba más grande?.

Maldición, mal momento para que mi cerebro empezará a trabajar. Solo defiéndete y procura conservar los brazos. Después de eso me preocuparme del resto.

Me enfoque, faltaban pocos instantes para que Gal Farion llegará a tocar su espada. Trabajaré con eso. Atacaré de forma sería y esperaré lo mejor.

Mi cuerpo se calentó y mi cuerpo se puso en posición. Un movimiento que estaba grabado en mis huesos. Al punto que ya se le considera un ataque de rango Santo.

Solo podía confiar en mí enteramiento. Era en lo único en lo que podía confiar.

Agite mi espada sin dudar en el momento que Gal Farion tocó el mango de su espada.

Pero.. porque yo era él que estaba retrocediendo.

Todo paso muy rápido, y solo reacciones cuando mi cara golpeó la gruesa puerta de madera por donde yo había entrado.

Eso dolió, y romper esa puerta no fue nada agradable. Pero estaba completo.

O eso verifique de inmediato. Mis órganos estaban sacudidos junto a un calambre en todo mi cuerpo, pero estaba en una pieza. Eso era algo.

"Parece que fui demasiado blando contigo. Aunque como el Dios de la espada no puedo negar tu habilidad como Santo de la espada. Así que te doy una oportunidad, si te arrodillas y reconoces tu falta de respeto. Olvidaré el segundo golpe". La mirada de Gal Farion parecía como la de un niño que encontró un juguete nuevo. Realmente él debe estar aburrido en ese lugar.

Y al respeto de reconocer mis errores, si solo es decirlo lo hará cien de cien veces. Al final solo son palabras. Y conservar mi apuesto rostro siempre era prioridad. Pero nunca volveré a arrodillarme. Ya lo hice una vez para tener una segunda oportunidad. Así que preferiría pasar la eternidad en el infierno antes de volver a hacerlo.

"Podría hacer esto todo el día". Regrese caminando mientras yo me volvía a poner en la misma posición para apuntar mi espada en dirección del Dios de la espalda.

O eso creí, ya que lo único que quedaba de mi espada era el mango.

"Jajajaja. Que buena mirada niño. Aunque parece que tenemos que hacer algo con tu espada. Pero antes....Cual es tu nombre Santo de la espada". Cambiar de humor parecía algo normal en Gal Farion. Ya que él paso de risas a una mirada bastante digna.

Mi rostro me dolía, y no solo era por el golpe de hace un rato. Mi expresión no podía regresar a mi habitual sonrisa tranquila. Algo que estuve practicando desde la primera vez que ví mi reflejo en un espejo. "Mi nombre es Ernest Boreas Greyrat. Y espero que me asesines porque si me das la oportunidad te juro que te arrancaré la cabeza". Al final ya no pude ocultar mi enojo. Y si sobrevivía asesinaría a Gal Farion, no porque alguien me lo ordenará. Solo por mi propio egoísmo. Por mi verdadero deseo.

"Grandes palabras Santo de la espada Ernest Boreas Greyrat. Por fin mostraste tus verdaderos colores. Realmente me molestaba esa sonrisa tuya. Ahora sí estoy interesado en enseñarte, pero parece que ninguno de los dos retrocederá. Así que has tu mejor intento para no morir, porque ahora sí estoy dispuesto a asesinarte". Por primera ves desde que entré, Gal Farion se levantó de su lugar. Era bastante alto y la presión que él emitía era asfixiante. "Que alguien le de una espada de verdad". El Dios de la espada grito con tanta fuerza que todos en el santuario podrían escucharlo.

Aunque todos estaban murmurando, lo único que me preocupaba era como atacar. Debería primero retroceder para ganar algo de espacio, golpe horizontal, talvez una finta junto a un golpe ascendente. Maldición, por eso yo era algo malo con la espada, mi cerebro empezaba a funcionar haciéndome dudar. Algo letal para un espadachín, maldito momento para los nervios.

"Ernest". Tocando mi espada llegó Ghislaine ."Usa mi espada. No te preocupes por nada más, golpea con todo lo que tengas, solo has lo más cómodo para ti".

Ghislaine no vino con ninguna palabra de consuelo o alguna palabra de aliento. Era la palabra de una maestra que necesitaba escuchar su discípulo. Maldicion... ella si que sabía actuar genial en estos momentos. Y yo dudando.

"Lo tengo, lamento hacerte preocupar. Y si sucede algo....".

"Nada sucederá, Eris te esta esperando... y yo también. Así que no te preocupes".

Ghislaine era terriblemente asertiva en momentos difíciles. "Ya veo, y gracias por las espada. Prometo que te la devolveré".

"Entonces lo estaré esperando".Podría jurar que ví sonriendo a Ghislaine por un segundo, acaso ella realmente pensaba que tenía oportunidades?. Supongo que no podía defraudar a mi maestra.

Así que agarre la espada de Ghislaine con toda mi fuerza. Mi primer pensamiento fue que esa espada se sentía confiable. Era un sentimiento completamente distinto.

"Entonces Dios de la espada. Listo para el segundo round?".

"Claro que sí. Pero aún así mi orgullo no me permite usar toda mi fuerza. Por eso no me moverme y tú atacarías primero. Sería aburrido sí ni siquiera te dejo mover tu espada. Así que has tu mejor intento".

No podía rechazar su amable gesto. "No lo pongas de excusa si te derrotó".

Solo conseguí una pequeña risa de parte de él. Pero no importaba, ya le arrancaría esa sonrisa.

Aunque me hubiera gustado practicar más. Hasta ahora nunca pasó por mi cabeza usar todo mi maná de golpe.

Pero había aprendido a usar el touki con extremo cuidado. Así que cuando levanté mi espada el suelo en mis pies empezó a romperse.

Podía sentir como la sangre en mis venas empezaba quemarme y mis músculos podían romperse en cualquier momento. Pero lo más llamativo fue que mi touki ya podía ser visible por otras personas en forma de pequeñas llamaras que salían de mi cuerpo.

Tal vez apeste en la magia, y mi talento en la espada sea pobre. Pero mi control sobre el touki era de lo que me podía enorgullecer. Y un objetivo que no se puede mover era lo mejor que me podía pasar.

Sin ninguna palabra que decir. Exprimí de mi cuerpo hasta la última gota de mi ser. Si ese sería mi último golpe daría todo lo que yo tenía.

Nunca me había movido tan rápido, así qué llegue al frente de Gal Farion casi de inmediato. Pero eso solo fue el inicio, ya use el terrible impulso para atacar con todo lo que tenía, un golpe que superaba por mucho todo mis ataques anteriores. No me importaba destruir la montaña.

Mi ataque parecía imparable, pero la respuesta de Gal Farion no podía ser captadas por mis ojos.

Fueron mis nervios con el dolor de mis brazos por la sensación de haber impactado con un objeto mucho más grande que una montaña.

No había vuelta atrás, no pensé en nada más. Exprimí hasta la última gota de fuerza empujando mi espada.

Mi mente ya no podía procesar el tiempo. Y lo último que note fue como se formaba una sonrisa en la cara de Gal Farion, solo para que todo se vuelva de corlor dorado.

Next chapter