2 Capitulo I. El viaje

Después de que mi prima Sarah confirmara su llegada dentro de unos minutos, el tío Arthur y yo estábamos listos para nuestro viaje de verano pero no todo salió como lo planeamos; al parecer Sarah trajo a dos invitados de más, al primo Steve y al primo Lenny. Nuestro viaje consiste en viajar a diversas partes culturales e históricas que estén en un radio de 100 kilómetros de Shecklerville. El tío Arthur había invitado a Sarah para que nos acompañe, el tío Arthur no es fanático de visitas inesperadas como la de Steve y Lenny; pero su reacción fue tranquila en cuanto vio a sus otros sobrinos, es como si lo hubiera esperado por parte de su sobrina Sarah.

-parece que Sarah acaba de llegar-dijo mi tío escuchando un auto frenando en nuestra puerta, volteó su mirada hacia mí y me dijo:-apuesto ésta malteada de chocolate a que tu prima Sarah ha traído a mis sobrinos Steve y Lenny para que nos acompañen.

-¿Qué?¿Steve y Lenny?-pregunté confundido-los hijos de la tía Christina, parece tío que los hijos de tus hermanos y hermanas convivirán contigo un tiempo.

-sí-miró con impaciencia la puerta, Sarah la cruzó y le dio la mano al tío Arthur en forma de saludo, y el tío Arthur comentó:-vaya, hija, parece que te has dedicado a estudiar medicina y recién terminas una cirugía.

Sarah le miró sorprendida.

-¿Cómo lo has sabido tío, no recuerdo haberlo comentado por teléfono?-preguntó Sarah llena de curiosidad.

-pues veras hija, todo está en la observación y deducción. Cuando cruzaste esa puerta pude percibir un ligero aroma a cloro y jabón. Además, cuando me diste tu mano sentí ligeras cicatrices en tu dedo índice querida, esto me dijo sin duda alguna que tu profesión es la medicina y que recién terminas una cirugía ya que cuando suelen coser las cicatrices, ustedes lo hacen con agujas muy filosas y se ocasionan pequeñas cortadas en su dedo índice. Y no veo que tenga que explicar lo del Cloro y el jabón por lo visto-terminó con carcajadas.

-impresionante, pero no debe sorprendernos... El tío Arthur es un detective retirado, aún debe tener trucos aprendidos en su profesión-dijo Lenny rompiendo el silencio causado por la deducción de el tío Arthur.

El tío Arthur pareció desconcertado ante el comentario de su sobrino.

-veras hijo, la observación y deducción no son trucos, son dos de las tres facultades que se necesitan para ser un excelente detective.

-¿Y qué facultades son esas?

-la de la observación, la deducción y por último pero no menos importante, la del conocimiento. Juntas éstas tres facultades harán de ti alguien observador por naturaleza. Te daré un ejemplo querido sobrino: veo que antes de llegar aquí, hicieron una parada en la Jacob Street que está a 6 cuadras de aquí y tú compraste una malteada de chocolate para calmar tu estómago, después le pediste su número a la chica que te atendió, ésta te lo dio pero al final la conociste un poco y te pareció aburrida e intentaste olvidar que la habías visto hoy. Luego subiste al auto y llegaste aquí junto a tu hermano y prima.

Bastó con ver la reacción de mis primos para darse cuenta de que sintieron que el tío Arthur les observó durante toda la escena narrada anteriormente. Por parte mía ya estaba acostumbrado un poco a las observaciones y deducciones que suele hacer mi anciano tío, de niño me fui a vivir con él ya que mi padre después de que mamá muriera no tenía con quién dejarme para que me cuidase cuando él tuviera que volver a su trabajo como instructor y soldado veterano de guerra. La mayor parte de mi infancia la viví con mi tío y de él aprendí ciertos trucos sobre observación y deducción, de esto se dio cuenta cuando notó que yo intentaba hacer lo mismo que él con mis recién llegados primos. Pero volviendo al tema; Lenny se quedó atónito al escuchar las palabras del tío Arthur, y como mi tío se lo esperaba, las palabras de Lenny fueron «¿Cómo has sabido eso tío?» a lo que el tío respondió:- primero, la mancha de cemento en la punta cuadrada de tu zapato izquierdo, en total se están realizando 3 obras de construcción en ésta parte de Shecklerville; una en la Jhonson Street, otra en la Red Street, y la última en la Jacob Street; la construcción de la Jhonson Street está en la parte sur de la ciudad, la de la de la Red Street en la parte oeste y la de la Jacob Street en la parte norte y ustedes se bajaron del auto que llegó de la parte norte del pueblo.

-¿Y lo de la malteada?

-ah, eso. Pues hay dos manchas de malteada de chocolate en tu traje, una en la manga derecha que fue ocasionada cuando hablabas con la chica, es comportamiento natural en los hombres apoyar en alguna mesa o algo por el estilo su codo cuando coquetean con una mujer, en tu caso lo hiciste con tu codo izquierdo el cual es tu brazo fuerte, y así se derramó un poco de la malteada que compraste en tu manga derecha. La chica se convenció de tus palabras y acepto darte su número, pero luego te dijo algo que te hizo cambiar de parecer sobre ella ya que el papel que en el que te dió su número lo usaste para limpiar la mancha en tu manga. Y la otra mancha, supongo y es producto de la primera al salpicar.

-¡me dejas sin palabras tío!-exclamó Lenny- creo que éste viaje será muy aburrido si sólo tratará de observación y deducción, supongo y tendré qué...

-que retirarte a la casa de tu padre porque te acabas de arrepentir de ir conmigo a éste viaje ya que temes que descubra algo que no te conviene que él sepa-completó el tío Arthur con los ojos cerrados y los brazos en la espalda, dirigió la mirada hacia Steve y Sarah.-¿Ustedes también se irán?

-no.-respondieron a la vez.

-bueno, Lenny, agradezco tu sinceridad... Eres libre de irte.

Lenny hizo una reverencia y cruzó la puerta y desapareció entre la neblina que decoraba las calles de Shecklerville.

-muy bien, dejando las deducciones de lado, hablemos del viaje-cambió de tema Steve.

-cierto-respondió el tío Arthur- será un viaje de verano como todos saben, lo realizaremos en mi casa rodante y...¡Queridos sobrinos!¡Nuestra primera parada será en una mansión que está a 40 kilómetros de aquí! es una visita a mi viejo amigo el coronel Jhon Sandler y a su familia.

Todo sonaba a un viaje emocionante que nos desconectará del mundo al que estábamos acostumbrados, Sarah no podía esperar más para empezarlo...Steve estaba igual, y yo, bueno; yo tenía la esperanza de conocer aventuras extremas en éste viaje. Es el típico pensamiento de una persona que pronto entrará a su tercera década de vida. El tío Arthur nos pidió sacar nuestro equipaje a la calle mientras esperábamos por él y su casa rodante la cual estaba en el taller, para matar el tiempo, Sarah y yo decidimos jugar un rato al ajedrez. Pasaron los minutos y perdí 3/4 partidas. Al cabo de 45 minutos nuestro tío llegó manejado su casa rodante; era un bonito vehículo de color blanco y 2 franjas rojas pintadas a su alrededor, el interior era mucho más bonito y cómodo a como lo imaginé pues el tío Arthur no era muy atento a los oficios de un hogar y esperaba algo más desordenado. El baño estaba al fondo del vehículo, las literas en las que vamos a dormir estaban a la derecha muy al lado de la cocina, la televisión estaba colgada en la parte de arriba, exactamente detrás del asiento del copiloto. El armario al frente de las literas, y detrás de ésta había un comedor seguido de una pequeña estantería de libros de 4 filas.

-bueno sobrinos, pueden subirse.

Por fin era hora de emprender nuestro viaje.

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