Temprano en la mañana, Serefina despertó a Raine de su profundo sueño.
Como el sol aún no había salido, todo el cuarto estaba oscuro. La única fuente de luz provenía de una vela parpadeante.
Raine se frotó los ojos somnolientos mientras miraba a su alrededor. —¿Dónde estoy? —bostezó e intentó abrir los ojos para mirar a Serefina.
—¡Levántate, dormilona y vístete! —Serefina lanzó un vestido a Raine mientras salía de la habitación—. ¡Levántate! Si llegas tarde al desayuno, no vas a obtener nada.
Raine contempló el vestido bajo la luz tenue mientras su mente recordaba el evento de ayer. Suspiró arrepentida al recordar que se había perdido su almuerzo con Torak. Se preguntaba qué reacción tendría Torak cuando descubriera que Raine había desaparecido nuevamente.
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