1 Capítulo 1: En una estación de trenes

Se escuchaban las manecillas del reloj moverse marcando cada segundo que pasaba, podía escucharse claramente ya que el silencio total existía en aquel lugar. Estaba oscuro en algunas partes, en otras existía mucha luz. No había nadie en aquella estación de trenes y menos a esas horas de la noche. Solo ella, sentada en un banco donde apenas podía verse su rostro, donde la oscuridad la protegía de todo aquel que quisiese conocer su identidad. Había frío, eran las 3 de la mañana, su tren no saldría sino hasta las 5, aún quedaba mucho tiempo pero no tenía donde ir solo quedaba esperar pacientemente, sin poder consiliar el sueño tan siquiera.

Había decidido marcharse de su hogar y de todo lo que había conocido para poder encontrarse a sí misma y alejarse de aquello que tanto mal le había hecho.

Pero que haría una chica como ella en un pueblo desconocido?-Se preguntaba a si misma.

Pero ya había elegido y no podía cambiar esa decisión que tanto le había costado, no quería volver a aquel orfanato jamás, donde nadie podía darle lo que ella necesitaba, un futuro. Así que decidió buscar ese futuro por si sola con sus 16 años. Era demasiado tarde como para que alguien notara su ausencia, así que allí permanecía pacientemente, aún quedaban varias horas.

El reloj marcó las 3:30am y a lo lejos se escuchaba un tren que se aproximaba, el tren se detuvo, solo bajaron unos pocos pasajeros, y continuó su camino. Uno de esos pasajeros parecía no tener ningún rumbo y simplemente permaneció de pie solo viendo cómo se alejaba el tren en el que había llegado.

Pasaron varios minutos y ella lo miraba extrañada, que chico tan loco aquel que se seguía allí como una estatua- pensó.

Sus pensamientos cesaron en cuanto vio que se acercaba a ella, primero se sorprendió pero luego solo desvió la mirada para hacerle creer que no había notado su presencia. El chico se sentó a su lado y habló:

-Hola-dijo naturalmente, y ella solo permaneció en silencio

- Ok, no vas a hablar- volvio a decir- no importa, se que escucharás todo lo que diga y no pretendo estar en silencio estas interminables horas que me quedan en esta estación.

Que quería este chico? Pensó ella, ni siquiera había visto su rostro, la oscuridad que la ocultaba también lo ocultó a él.