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Despertando como un personaje secundario en una novela BL

Evan se convirtió en un personaje insignificante en el mundo de una extraña novela de romance entre hombres. Fue considerado el villano, siendo humillado y rechazado. Evan solo quería vivir en paz para criar a su pequeño, esperando no toparse con ninguno de los personajes importantes de la historia. __________________________________________ Historia original y cliché. Omegaverse. Novela registrada en safecreative, no se permiten adaptaciones o plagios de ningún tipo.

Mari_Solez · LGBT+
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37 Chs

Capítulo 4: Huida

Buscó entre los contactos del celular de Evan Clare encontrando que solo tenía tres números agregados. Uno de ellos era el de la amable mesera, Trudy.

Suspiró aliviado y a pesar de que eran altas horas de la noche presionó el icono de llamada a lado del nombre.

Evan estaba escondido en el baño, todavía sacudido por lo que había sucedido hacia algunos minutos. Le resultaba difícil de asimilar el hecho de que un proxeneta hubiera venido a buscarlo, trayendo un cliente consigo. Peor aún, le debía dinero y por las amenazas sabía regresaría.

Cuando la llamada conectó, se apresuró a hablar.

—¿Trudy? Soy Evan, sé que es tarde, pero… pero de verdad necesito ayuda.

—Cariño, ¿qué pasa? —preguntó la mujer mayor, con mucha preocupación. Su voz era ronca, obviamente la había despertado.

—Yo… —No había forma de explicarlo sin que sonará raro, así que solo debía seguir la corriente, asumir las consecuencias por el propietario original—, cometí un error. Y… me arrepiento mucho de eso.

—Oh, no, Evan. ¿Qué fue lo que hiciste?

Le explicó superficialmente la situación confesando había estado desesperado por obtener dinero y no había estado pensando con claridad, Trudy lo regañó, pero también lo felicitó por recapacitar, prometió que le ayudaría.

Colgó y se guardó el teléfono en el bolsillo del pantalón. Segundos después se paró frente al espejo para ver sus ojos enrojecidos, no por primera vez sintiendo ganas de llorar y gritar, maldecir por encontrarse en esa situación. Haber decidido aceptaría todo y seguiría la corriente no eran tan fácil como durante esa mañana. «¿Pero, qué puedo hacer?»

Hubo un suave toque en la puerta.

—¿Papá?

Limpió una lagrima rebelde en su mejilla, para después aclarar su garganta. Salió del baño, encontrando al pequeño Chris despeinado y adormilado, entonces el niño lo miró fijamente.

—Deberías estar dormido. ¿Qué ocurrió? ¿Una pesadilla?

Chris bajó la mirada, asintiendo.

—Bueno —susurró, agachándose para tomarlo en brazos—, las pesadillas no son reales. Vuelve a la cama y descansa un poco más… Pronto tendremos que irnos.

Acostó al niño sobre la cama, cubriéndolo con la delgada sábana.

—¿Por qué? ¿A dónde iremos?

Se sentó junto a él.

—Iremos a otra ciudad. Muy lejos, para que pueda encontrar un trabajo.

Chris se tapó la cabeza con la sábana.

—¿Es porqué esos hombres te gritaron cosas feas?

Había sido tonto esperar no se hubiera percatado de nada.

—… ¿Cuánto escuchaste?

—Papá… ¿trabajará con ese hombre?

—No, nunca.

Probablemente Chris no entendía lo que estaba preguntando, pero aún así quiso hacerle entender que nunca tomaría un trabajo como ese si no fuera la última opción, quizás para el otro Evan había sido así, pero no para él. No lo juzgaba, solo... Él no podía hacerlo. Había mucho que podía hacer aún.

Ya había hecho un pequeño plan en su mente, lamentablemente la visita de aquel hombre lo obligaba a apresurar las cosas.

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Evan esperó afuera del motel, revisó una vez más a Chris dentro del pequeño auto antes de dirigir su atención a las puertas de recepción por donde minutos antes Trudy había entrado al edificio.

Se cruzó de brazos debido al frío, la única chamarra que había podido encontrar en la maleta de Evan Clare se la había dado a Chris. Mordió su labio inferior y se recostó en el cofre del auto azul, cerró sus ojos. Estaba agotado, mental y físicamente, si lo pensaba no se había detenido ni siquiera un momento desde transmigrar. Había pasado la mayor parte del día lavando platos, con un dolorcillo en el vientre bajo en el cual no había querido pensar porque le ayudaba a ignorarlo.

Aquel hombre había dicho regresaría, apostaba no lo haría solo. Entendía que parte del dinero en su cartera había provenido de ese hombre, aun así, no era suficiente para irse de la ciudad.

Trudy salió del motel, Evan se acercó rápidamente a ella.

—Liquide la cuenta, solo fueron dos semanas. Obviamente no me quisieron devolver el depósito.

—Te doy mi palabra, te devolveré el dinero en cuanto pueda.

Trudy lo miró con preocupación, pensando en lo que Evan le había dicho había estado apunto de hacer, afortunadamente había recapacitado, si hubiera tomado ese camino, quizás él mismo jamás se lo perdonaría, habría sido muy difícil dar vuelta atrás.

Evan era tan joven, él y su hijo estaban tan solos. No por primera vez se preguntó donde estaría su familia. Bueno, Evan le había dicho no tenía familia, pero si recordaba, se lo había dicho con tanto enojo y claro dolor. Nunca se había atrevido a preguntar por el padre de Chris tampoco, no quería traerle recuerdos tristes, o quizás avergonzarlo. Ella no lo juzgaba. No era quien para hacerlo.

Comprendía su situación. Él más que nadie tendría las cosas difíciles tomando en cuenta sus circunstancias y su casta.

—Lo sé, esta bien.

Vio como sus ojos se enrojecían, sin embargo, como aquella primera vez que lo conoció, el joven omega frente a ella no dejo caer sus lagrimas. Solo que la soberbia e ira habían desaparecido de su mirada.

Pensando en su hija omega, Trudy se atrevió a tocar su mejilla. Evan no se alejó de su toque, se apoyó en el como si lo necesitará.

Poco después, avergonzado se apartó.

—Vamos. Los llevaré a la estación de autobuses.

—Yo… gracias.

Dentro del auto, Evan se preguntó que había sido eso. Por un momento ese toque le había traído tanto consuelo. Le pareció detectar que Trudy olía a vainilla y lo que pensó correspondería al olor del amor maternal. Había sido tan extraño. Afortunadamente había pasado rápidamente.

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—La ciudad S es un buen lugar para ir. Podrás encontrar un trabajo allí… salir adelante. Los niños pagan la mitad del precio del boleto si mal no recuerdo. El autobús es seguro, hay un espacio especial donde nadie te molestara.

—Gracias, Trudy.

La mujer le sonrió cálidamente desde el interior del auto. Segundos después tomó su bolso y comenzó a buscar algo.

—Toma.

Sin pensar, Evan recibió la pequeña bolsita de color rosa tejida a mano. Al abrirla descubrió una pequeña cantidad de dinero que conmovió aún más su corazón.

—Trudy, yo no… no puedo aceptarlo. Es… ya has hecho demasiado por mi. Esto… no puedo. —Intentó devolverle la bolsa, pero ella no lo aceptó.

—No seas orgulloso, sabes que lo necesitas. No es mucho, pero espero alivie tus cargas un poco.

—Trudy —susurró con un nudo en su garganta.

Ni siquiera en su otra vida había conocido a alguien tan amable como la mujer que tenía enfrente. A pesar de lo que le había sucedido, seguía sin creer en Dios o en el cielo, pero si existiera, pensó ella se merecería un lugar allá.

—Suerte, Evan. Deseo Chris y tú encuentren la felicidad.

El auto arrancó. Lamentó no poder decirle algunas palabras más, pero entendía porque lo había hecho. Miró la bolsita tejida en su mano.

«Prometo recompensarte algún día», pensó con determinación.

Evan respiró hondo. Tomó la maleta del suelo, después miró a Chris, envuelto en la enorme y vieja chamarra café, con sus tenis sucios y rotos, su carita pálida y delgada. Una vez más lo miraba fijamente, un momento después apartó la mirada.

Se agachó para tomarlo en su brazo.

—¿Iremos a la ciudad S? —preguntó Chris.

No podía ver su rostro, pero le pareció que su voz era un poco inestable. Apoyó su mejilla contra su cabello. Respirando su aroma.

—Si.

Después de largos segundos, cuando ya estaba formado para comprar los boletos, escuchó al niño decir.

—No perteneciamos a esta ciudad.

Evan dejó caer la maleta, llevó su mano izquierda a la pequeña espalda. Chris había sonado tan frío, una profunda tristeza en lo que debería ser una inocente voz.

—¿Chris?

—… Tengo sueño.

Lo dejó dormir contra su hombro, frotando círculos en su espalda mientras esperaba la fila avanzará.

En la ciudad S podrían comenzar de nuevo. Se las arreglaría para hacerlo funcionar.

Y alejarse de la ciudad prácticamente controlada por la pareja protagonista era lo mejor. Era más seguro para él alejarse de la trama aunque esta ya estaba terminada. Tocó con cuidado el cabello castaño desaliñado junto a su barbilla.

Deseaba nunca toparse con los personajes principales de la novela, solo deseaba vivir en paz.

Okay, lamento tardar tanto. Pero si continuaré con esta historia, no es muy original, pero me entusiasma mucho por ser mi primera novela original, es que siempre escribo fanfics.

Gracias por leer.

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