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Capítulo 28: Seria conversación

Adam entró a la pequeña cafetería donde Evan Clare le había pedido se reunieran días atrás. Al ubicarlo en una de las mesas en el fondo se acercó, el lugar estaba bastante vacío, tal vez porque era una tarde fría en el primer día de año nuevo o tal vez solo era la discreta ubicación, aún así hubiera preferido mayor privacidad, había estado manteniendo un perfil bajo durante todo el proceso de terapia y recuperación física en su pierna los últimos años, sin embargo, sabía con certeza el omega no aceptaría moverse a otro lugar, no parecía querer estar a solas con él.

A medida que se acercaba el omega solo lo miró en silencio, parecía que no había estado esperando mucho, no había pedido ninguna bebida o si quiera se había quitado su chaqueta. Adam se retiró el abrigo café para doblarlo y colocarlo en el respaldo de una silla antes de sentarse.

No pudo evitar notar como el otro hombre llevaba la misma chaqueta raída de mezclilla con interior acolchado que las dos últimas veces que lo había visto, Adam recordó como su hijo había estado perfectamente vestido y abrigado cuando lo había visto antes, quedaba claro Clare intentaba darle lo mejor a su hijo dentro de sus posibilidades, como cualquier buen padre haría, el omega parecía realmente haber madurado de alguna manera.

Un joven mesero beta se acercó a la mesa.

—¿Desean ordenar?

—Café negro —pidió Adam.

—Un café con leche, gracias.

Lo vio retirarse la chaqueta para quedar en un suéter café de cuello alto.

—Supongo te preguntas porque te pedí venir aquí —comentó Evan, cuando el mesero ya no estaba a la vista.

—Se trata de nuestro hijo.

El omega se quedo quieto durante un segundo mientras colgaba la chaqueta en el respaldo de la silla antes de volver a mirarlo y asentir.

—Si —susurró, más que un poco incómodo—, nuestro hijo.

Adam lo miró con calma intentando averiguar la razón por la que le había enviado ese mensaje. No esperaba el omega decidiera buscarlo tan pronto, no como había ido su último encuentro.

—¿Ocurrió algo?

—No, solo… quiero preguntarte algunas cosas.

—Quieres saber porque cambie de opinión.

El omega lo miró seriamente.

—Bueno, te has contradicho más de una vez.

—Descubrí tengo un hijo hace tan solo unos meses, no puedes culparme por no tener mis ideas claras.

—Entiendo —murmuró en concesión—, pero debes entenderme también, un día dices no te interesa conocerlo, luego pides verlo, entonces mientes y te acercas a hablar con él sin consultármelo. ¿Qué será lo próximo? ¿Llevártelo?

Ante el ligero rastro de pánico y angustia que llegó a su nariz, Adam apretó la mandíbula y se movió hacia atrás en su asiento. Cualquiera que se considerará un buen alfa querría instintivamente tranquilizar a un omega angustiado, pero para Adam reaccionar a ese instinto significaría dejarse controlar.

Que el aroma de Clare fuera todo menos nauseabundo no ayudaba.

Luego de su experiencia con Tristán le disgustaba verse afectado por el aroma de cualquier omega, había desarrollado un control férreo sobre si debido a eso. Pero quedaba claro Evan no lo hacía a propósito, parecía ni siquiera notar sucedía, si el omega quisiera usar su olor de alguna forma, no usaría un parche para intentar cubrirlo cuando estaba con Adam. No obstante no debía descartar esa posibilidad.

Vio su rostro permanecer tranquilo mientras su aroma exponía sus verdaderas emociones, las cuales solo parecían volverse inestables cuando su hijo estaba involucrado.

—Te lo he dicho, no voy a quitártelo.

—¿Quién me dice no cambiaras de opinión otra vez?

El omega tenía un punto y no podía culparlo, pero ni siquiera Adam había sabido cambiaría de opinión tras una simple interacción con el niño.

El mesero regresó con sus bebidas, luego de recibir su taza y agradecerle, Adam dobló las mangas de su jersey negro y tomó el azúcar del centro de la mesa.

—¿Tanto te desagrada la idea de que me acerqué a él o es solo tu miedo a perderlo?

Apostaba por ambos. La desconfianza que el omega sentía por Adam confirmaba sus sospechas sobre que al parecer tenía información sobre él.

Clare sostuvo su mirada.

—Es miedo, miedo de ti acercándote y miedo de que puedas alejarlo de mi.

—Miedo… —Adam se encontró rememorando las cosas que había hecho años atrás, preguntándose cuanto sabría el omega de eso entonces, también pensó en las cosas que había leído el omega había hecho—. Un poco hipócrita, ¿no crees?

Bebió de su café, mirándolo sobre la taza blanca.

Los ojos verdes se estrecharon.

—Piensas te drogue para embaucarte con un hijo y exigirte dinero. Sé que me investigaste y diste conmigo en donde trabajo… —se detuvo un momento, mirando seriamente a Adam antes de continuar—. Si, desconfianza y un poco de miedo es lo que siento.

Parecía no querer revelar sabía más sobre Adam, ya fuera para mantener su antigua declaración de la pérdida de memoria o algo más.

—No sabemos si lo hiciste o no —le recordó, estudiando su rostro.

—… No, no lo sabemos —susurró, bajando la mirada.

Quedaba claro estaban en un punto muerto respecto a esa noche, un tira y afloja que no los llevaría a ningún lado, no hasta que dejará de alegar a un afortunado caso de amnesia selectiva para evadir problemas.

Lo vio recoger su taza y llevársela a los labios.

—Te sientes así y aún así me pediste venir —dijo, rompiendo con el largo silencio que había caído sobre ellos.

—Sentarnos a hablar seriamente era algo que iba a suceder tarde o temprano. Somos adultos, aplazar más esto no serviría de nada —suspiró.

—Hablemos entonces —se encontró con su mirada—. Quiero ser parte de su vida.

El omega tardó varios segundos en responder.

—¿Por qué?

—Es mi hijo.

—Eso no parecía importarte mucho la primera vez que me buscaste. Percibí tu aparición más como un control de daños.

—Eso y buscaba obtener información sobre lo ocurrido aquella noche —dijo, sin negarlo.

—¿Y ahora?

—Es mi hijo —repitió con lentitud.

—Por más conmovedora que suene esa respuesta, necesito más que eso.

—¿Por qué te sorprende tanto que quiera conocerlo? —preguntó, sin desear explicarse, conllevaría a exponerse de una manera en la que no estaba dispuesto. No iba a mencionar la influencia de su madre omega, ni la influencia de Andrew.

Además, pensó que decirle que encontraba interesante y peculiar a su hijo no ayudaría.

El otro solo lo eludió.

—¿De dónde me conoces? —Hizo una de las preguntas que rondaban su cabeza a pesar de estar seguro de la respuesta.

Lo vio llevar la mirada al liquido café claro, evitando así los ojos de Adam.

—… Hay personas en común en nuestros pasados-

—William y Tristán —interrumpió, un sabor amargo en su boca tan solo con decir esos nombres en voz alta.

La expresión del omega se volvió cautelosa y cansada.

—Si.

Si, no era sorpresa desconfiara de Adam dado conocía esa parte de su pasado. No obstante, continuaba pensando era más que hipócrita lo juzgará en base a eso tomando en cuenta su propio comportamiento de juventud.

Lo vio suspirar agotado y pasar una mano por su cara.

—Mira, Adam, eres el padre de Chris, quiero asegurarme puedes ser bueno para él si decido aceptarte en su vida.

Sus dudas eran válidas. Una prueba más de que realmente quería lo mejor para su hijo. Sin embargo, quedaba una pregunta por hacer.

—¿Qué es lo que sabes de mi exactamente?

Luego de un tenso momento, el omega habló.

—Sé que puedes ser despiadado, cruel, obsesivo, loco… —Sus palabras flotaron en el aire.

No lo negó, eso resumía al Adam del pasado. Por más arrepentido y enojado que se sintiera al rememorar como había actuado años atrás al conocer a Tristán, no podía cambiar el pasado. No importaba cuanto lo deseara.

—Ya no soy ese hombre —se encontró diciendo.

—¿Es eso verdad?

Enfrentó su escepticismo con más recriminación de la que debería.

—Tú cambiaste.

—Es diferente yo-

—Mucho de eso también podría aplicarse a ti. Y aún así te doy el beneficio de la duda dejando a ese niño contigo —cortó, sin querer escuchar su excusa de la perdía de memoria.

El castaño ya no lo miraba, pero Adam había podido detectar el dolor y remordimiento en sus ojos verdes antes de que bajará la cabeza.

—No volveré a cometer esos errores —concedió Adam, sabiendo el otro necesitaba escucharlo. Y no es como si estuviera mintiendo, nunca volvería a ser tan estúpido—. Elijo creer que tu tampoco.

El omega asintió, pero bajo su seriedad notó un rastro de duda.

—¿Todavía estas interesado en Tristán White?

La simple pregunta lo hizo sentir una ola de ira y desprecio intenso, no dirigido hacia el omega frente a él, aún así no pudo evitar devolver lo que consideraba un golpe.

—¿Lo estas tú en William? —espetó.

A diferencia de él, el omega permaneció en calma, como si responder esa pregunta no fuera un gran problema para él.

—En lo absoluto.

Después de estudiar sus ojos limpios y serenos, decididos y distantes, Adam le creyó.

Cerró sus ojos durante un segundo poniendo la máscara en su lugar. Que la simple mención de Tristán lo siguiera perturbando así lo enfurecía.

—No —declaró impasible, sus emociones en control otra vez.

Evan lo observó con atención, su nariz ligeramente arrugada.

—Hablaré con Chris y si acepta verte, partiremos desde allí —susurró tras un largo momento de consideración.

—Bien —aceptó, sorprendido por lo complacido que estaba una parte de él la tener la oportunidad de acercarse a ese niño, su hijo.

Lo vio ponerse de pie y tomar su chaqueta, Adam no pudo evitar pensar en la mirada recelosa y al mismo tiempo temerosa del niño mientras su padre lo alejaba en brazos la última vez.

—No estoy interesado en ti, y no lo estaré.

El omega detuvo sus movimientos, mirándolo con el ceño fruncido.

—¿A qué viene eso? —cuestionó. Adam detectó más que una pizca de irritación en sus ojos.

—Puedes decírselo a Christian, lo haré si se da la oportunidad. Parece no agradarle mucho esa idea.

—Lo haré —acordó, poniéndose su chaqueta—. Y tampoco lo estoy. No busco nada cómo eso. Esto no es un plan para acercarme a ti y obtener tu dinero o lo que sea por lo que me acusaste antes… o puedas pensar todavía —dijo, sosteniendo su mirada, cartera en mano.

Analizó su indiferencia y total falta de interés en él fuera de lo relacionado con su hijo.

—El tiempo lo dirá —se llevó la taza a los labios.

Con una última y pesada mirada, Evan dejó el dinero que cubría el pago por su café sobre la mesa, y mientras se marchaba lo escuchó murmurar.

—Idiota.

Sin que pudiera evitarlo, un atisbo de diversión apareció en los labios de Adam.

Ah, el amor esta en el aire... ¿no?

Ustedes dirán, ¿cómo estos dos serios hombres se van a enamorar? Bueno, pues de una forma sana y lenta, ese es el tipo de novela que esta es por si no había quedado claro, el tema principal es la relación padre hijo de Chris y Evan, la familia, el perdón, en fin…

Va a ser muy bonito, ya quiero lean esos caps. ¿Quién creen caerá primero?

Gracias por leer

Mari_Solezcreators' thoughts
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