—¿Enojado? ¿Cómo podría estarlo? Eres mi hermano pequeño. Cuidé de tu comida, ropa y educación siendo niño. ¿Cómo podría estar enojado contigo? —dijo Wang Zhengguo, siempre simple y honesto—. Has logrado algo por ti mismo, toda la familia vive en la ciudad, estoy tan reconfortado, feliz, no enojado, no enojado, incluso si no te he visto en diez u ocho años, no estoy enojado. Saber que estás bien es todo lo que necesito.
Justo cuando Wang Zhengjun empezó a sentir que algo estaba mal, Wang Zhengguo rápidamente se dirigió a Li Dazhu y dijo:
—Camarada, ¿podrías echarme una mano? Estoy avanzado en años, ya no soy tan fuerte como antes. ¿Podrías ayudarme a descargar las cosas?
Dicho esto, soltó un profundo suspiro lleno de la melancolía de un anciano.
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