De Secuaz a Poderosa

Mientras Jian Yiling salía de la habitación y subía las escaleras, Wen Nuan de repente la miró desde abajo.

Cuando sus miradas se encontraron, Wen Nuan tenía una expresión llena de calidez y tristeza. Parecía querer decir algo, pero en cambio, dudó.

Su hija había sido su tesoro desde muy joven, sin embargo...

Wen Nuan empezó a llorar en los brazos de Jian Shuxing. Sollozó:

—Es todo mi culpa, he mimado demasiado a Yiling.

A pesar de que Jian Shuxing había estado en el mundo empresarial durante muchos años y había pasado por diversas cuestiones, grandes o pequeñas, nunca frunció el ceño ni arrugó las cejas. Sin embargo, el evento de hoy hizo que se le enrojecieran los ojos.

—No, no es solo tu culpa, yo también tengo parte. Afortunadamente, no es demasiado tarde para educarla. Si empezamos a enseñarle correctamente, Yiling aún puede enmendar sus errores —dijo Jian Shuxing mientras acariciaba suavemente la espalda de su esposa.

Jian Shuxing tampoco estaba en un buen estado de ánimo. Tenía que admitir que entre sus cuatro hijos, él y su esposa habían mimado un poco más a su hija ya que era la menor y la única niña.

Sin embargo, esto no significaba que no quisiera a sus otros tres hijos. Cuando sucedió tal cosa a su tercer hijo, se sintió terrible.

La pareja casada se miró el uno al otro, sus ojos llenos de tristeza, lamento, responsabilidad y renuencia.

La emoción que apareció en sus ojos era ajena para Jian Yiling.

En su vida pasada, cuando sus padres habían descubierto su talento, firmaron un contrato con un instituto y la dejaron allí. A cambio, cada año, el instituto enviaba una gran suma de dinero a sus padres.

Jian Yiling raramente tenía la oportunidad de interactuar con sus padres. En las raras ocasiones en que llegaba a ver a sus padres, sus ojos estaban llenos de frialdad e indiferencia que la hacían sentir que estaba a kilómetros de distancia de ellos. Incluso si había palabras de cuidado con respecto a su bienestar, se hacía de manera que parecía un discurso memorizado y preparado. Nunca había calidez en ello.

Sin embargo, la pareja la miró de una manera que la afectó profundamente. No tenía sentido para ella, pero sus emociones estaban desbocadas.

Quizás en este asunto, no optaron por creer en Jian Yiling. Sin embargo, su amor por Jian Yiling era real.

Wen Nuan de repente salió del abrazo de su marido y subió las escaleras para llegar al lado de Jian Yiling.

La Jian Yiling de quince años parecía bastante pequeña y menuda en comparación con sus compañeros, ya que había nacido prematura.

Tenía una carita pequeña y muñequita con rasgos delicados. Incluso a la edad de quince años, aún tenía un poco de grasa de bebé en su cara que no había desaparecido.

En ese momento, el silencio de Jian Yiling hizo que Wen Nuan se sintiera aún peor.

Wen Nuan bajó la voz y regañó severamente a Jian Yiling:

—Yiling, tienes que admitir tu error esta vez. En un rato, tu padre y yo iremos al hospital a ver a tu tercer hermano. ¡Debes venir conmigo y pedirle perdón! ¡Necesitas pedir su perdón! Si no te corriges, ¡ni siquiera tu padre y yo te perdonaremos!

Wen Nuan nunca había sido tan estricta con Jian Yiling antes.

Jian Yiling asintió.

Sabía que no tenía sentido tratar de explicarse en este momento.

Si seguía intentando negar que lo había hecho, seguiría los pasos de Jian Yiling de la novela. Eso la empujaría a una posición precaria.

Por la tarde, Wen Nuan pidió a Tía An que hiciera sopa tónica y algunos platos. Después de poner la comida en un termo, Wen Nuan arrastró a Jian Yiling con ella al hospital.

La residencia de los Jian estaba en el medio de las montañas. Esta área estaba llena de villas que eran propiedad de individuos poderosos e influyentes de la Ciudad de Hengyuan.

El hospital en el que residía Jian Yunnao estaba a media hora de camino de su casa. Era el mejor hospital privado de la Ciudad de Hengyuan.

Cuando llegaron a la sala del hospital, vieron el brazo de su hijo levantado en un soporte, su cara pálida y sin vida, sus corazones llenos de dolor.

Jian Yunnao y Jian Yuncheng tenían rasgos faciales similares. Ambos eran exquisitos y afilados.

Sin embargo, en comparación con el hermano mayor, los rasgos de Jian Yunnao eran más suaves y tiernos.

Sin embargo, en este momento, sus rasgos tiernos mostraban tristeza y sus ojos estaban llenos de desesperación.

Jian Yunnao solo tenía diecisiete años. Enfrentar una experiencia así le afectó demasiado.

Jian Yuncheng se sentó junto a Jian Yunnao en silencio.

Su rostro estaba cubierto de melancolía.

—Yunnao, mamá pidió a Tía An que hiciera tus platos favoritos. ¿Comerías un poco? —preguntó Wen Nuan suavemente mientras se acercaba.

Jian Yunnao inmediatamente giró la cabeza hacia un lado.

Wen Nuan sabía que su hijo estaba molesto.

Continuó consolándolo junto a la cama y esperaba que pudiera abrirse a ella.

—Mo Shiyun había venido hace un rato. Ella trajo algo de comida y alimentó al tercer hermano —le dijo Jian Yuncheng a su madre.