2 Capítulo 2

Abro los ojos gradualmente para acostumbrarme a la luz que hay en la habitación, bostezo mientras veo hacia la ventana, es un hermoso día. Por un segundo olvido que mi familia ha muerto, durante ese segundo me siento completa y feliz, luego al recordarlo mi corazón se rompe en mil pedazos y las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos.

— ¿Por qué no pude ser yo? — Digo golpeando la cama con rabia. — Si tan solo Jonathan no hubiera salido del closet ¿Por qué no pudo hacerme caso al menos una vez en su vida? Es estúpido culpar a mi hermano por algo que ni siquiera fue nuestra culpa, fue de aquellos hombres, ellos tienen la culpa de todo lo que me está sucediendo.

Cubro mi rostro con la almohada y grito lo más fuerte que puedo, me quedo allí durante unos segundos, pensando aun en ese día, quito la almohada de mi rostro, estiro mi brazo hacía la mesa de noche para tomar el reloj, logro alcanzarlo y ver la hora ¡Son las 10:26!

Me levanto de a poco para no lastimarme, voy al baño para tomar una ducha, abro la llave de la regadera, el agua comienza a correr, me quedo mirando al suelo, veo las gotas de agua que rebotan un poco al golpearse contra el suelo de la ducha, cierro los ojos con mucha fuerza, los recuerdos de mi casa comienzan a venir a mi mente, aún recuerdo la mirada de mi madre, aquel dolor en su mirada al verme en las escaleras, sabía que me matarían, a mí y a mi hermano, quizás lenta y dolorosamente, sin piedad, ni siquiera por ser jóvenes, nada les importó, para apuñalarnos de aquella manera tuvieron que estar muy molestos, estaba claro que nos odiaban, la pregunta es ¿Por qué? ¿Qué les hicimos Jonathan y yo? No voy a parar hasta saber por qué lo hicieron. Suspiro profundamente, al tiempo que sacudo mi cabeza levemente para volver a la realidad, me paro debajo de la regadera, siento como aquella agua caliente recorre mi cuerpo, al llegar a mis heridas siento ardor, así que tomo una rápida ducha, al salir, me pongo la ropa interior y un pantalón azul. Busco entre las gavetas algo con que limpiar mis heridas, afortunadamente encuentro un par de gasas, con ellas limpio cuidadosamente los bordes de las heridas con un poco de agua tibia, me quedo un rato sentada en la cama, esperando a que se me pase un poco aquel inquietante dolor. Me pongo una blusa amarilla sin mangas y unas calcetas para calentar mis fríos pies, cepillo mi cabello, el cual está sumamente enredado, así que tardo varios minutos en hacerlo, lavo mis dientes en el lavabo, me veo en el espejo y noto que mis ojos están hinchados por tanto llorar, toco aquellas bolsas con los dedos de mis manos, me aparto del espejo y vuelvo a la habitación, ordeno mis cosas de nuevo en la maleta, ya que todo estaba desordenado, doblo las blusas y los pantalones, la ropa interior la pongo enrrollada en ambos lados de la maleta, pongo los zapatos primero, luego los pantalones y las blusas, dejo la maleta al lado de la cama para poder arreglarla. Miro un par de fotografías de mi familia, es lo único que me queda ahora, un par de fotografías, antes lo tenía todo y no supe apreciarlo lo suficiente. Abrazo el oso de peluche de Jonathan, no puedo creer que ya no esté, desearía que no hubiésemos peleado ese día, nuestro último recuerdo juntos es una pelea por unos tontos audífonos. Guardo las fotografías en la mochila, todas menos una donde estamos todos, la fotografía fue tomada un cuatro de julio, fuimos a universal studios, fue el año antes de que fuera a la universidad. Dejo junto a la fotografía el oso de mi hermano antes de salir de la habitación. Busco a Alex por todos lados, pero no lo encuentro, cuando entro al comedor veo una nota en la mesa.

Halley:

Me levanté temprano para ir a trabajar, no quise despertarte, el desayuno está en el microondas, siéntete como en casa, te veo al llegar. Cuídate bonita. — Alex

Alex, siempre tan considerado, desde que lo conozco ha sido un buen amigo, siempre me ha apoyado y cuidado, recuerdo incluso una vez quise sorprender a mi padre en su cumpleaños, tomé un vuelo desde mi universidad en Georgia, al aterrizar no encontré ningún taxi, ni siquiera un solo Uber, Alex fue por mí a las dos de la mañana para llevarme a casa. También recuerdo esa vez que estaba a punto de abandonar la universidad por ese semestre, estaba totalmente estresada y abrumada por la cantidad de carga académica, él condujo hasta mi universidad para convencerme de quedarme, de no darme por vencida, me ayudó a organizar mis horas de estudio y tareas, para poder tener tiempo de dormir, es un buen amigo, es uno de los mejores amigos que he tenido a lo largo de mi vida.

Voy a la cocina, abro el microondas y saco lo que Alex preparó para mí, unos deliciosos panqueques, él sabe perfectamente que adoro los panqueques, son los más deliciosos que he probado en toda mi vida, era eso o que tenía mucha hambre.

Voy a la sala para ver un poco de televisión, cuando la enciendo veo una fotografía en un programa de noticias ¿Esa soy yo? ¡Me están buscando!

Ayer al mediodía se conoció la noticia de que Halley Messer, la única sobreviviente de la masacre de la avenida Meridian, como se le ha dado a conocer a este caso, escapó del hospital donde se recuperaba, por lo que dio a conocer la policía, ella es una de las sospechosas del caso e informó que su salud aun es delicada. — Dice el presentador de noticias. — Si alguien tiene alguna información de su paradero por favor informar a la policía lo antes posible.

Siento que el corazón se me sale del pecho, no puedo creerlo, esto es más serio de lo que pensaba, los policías creen que yo asesiné a mi familia, estoy atónita ¿Cómo podría haber asesinado a mi propia familia? Ellos no entienden, escapé de allí porque alguien quiere asesinarme, de no haberme ido de allí ya estaría muerta. Esto no tiene sentido, alguien está tratando de inculparme, tarde o temprano van a saber que estoy aquí, cierro todas las cortinas que hay en la casa, no quiero que nadie me vea, tomo el teléfono de la casa de Alex, marco su número y espero que conteste.

— ¿Halley? — Dice con desconfianza.

— Alex. — Digo con la voz entrecortada

— ¿Pasa algo? ¿Estás bien? — Pregunta un tanto alarmado.

— Todos piensan que yo asesiné a mi familia. — Digo rompiendo en llanto. — Está en las noticias, me están buscando por el asesinato de mi familia.

— Vamos, tranquilízate, ambos sabemos que no es cierto. — Dice dulcemente intentando calmarme.

— ¡Lo sé! Pero no puedo creer que piensen eso, yo jamás podría hacerle eso a mi familia. — Limpio las lagrimas en mis ojos antes de continuar. — ¿Crees que van a enviarme a la cárcel? Tengo mucho miedo de que lo hagan.

— Alexander, necesitamos más información. — Escucho a alguien hablándole a Alex.

— Tranquilizate por favor, llego en un par de horas y hablamos más despacio sobre esto ¿Sí? — Dice apresuradamente.

— Está bien, lo siento, sé que estás ocupado. Hasta luego.

— Trata de no ver la televisión. Hasta pronto.

Cuelgo el teléfono. No sé qué hacer, esto no puede estar pasando. ¿Por qué me está pasando esto a mí? De tantas personas en el mundo ¿Por qué a mí? Sé que es egoísta, pero es lo que siento. ¿Qué pasará conmigo si la policía me encuentra? ¿Me enviarán a prisión? Yo no hice nada, también soy una víctima en todo esto ¿Debería entregarme? No, si me entrego a la policía esas personas que intentaron asesinarme en el hospital me encontrarán, si lo intentaron en el hospital también lo intentarán en la estación de policía o donde quiera que esté, por ahora estoy más segura aquí, donde nadie sabe donde me encuentro, a demás de Alex por supuesto.

Necesito saber que es lo que está pasando, no hay mejor forma de saberlo que buscándolo en internet. Veo la computadora de Alex en el otro sillón, la tomo y busco más información sobre la noticia del asesinato de mi familia.

El día de ayer, viernes 4 de diciembre, ha ocurrido una tragedia, tras una llamada al 911 los policías descubrieron una trágica escena, Marcus Steven Messer, de 42 años, Jennifer Alejandra Messer, de 41 años y su hijo Jonathan Steven Messer, de 17 años, fueron encontrados muertos en su residencia en Miami Beach, Florida. La única sobreviviente es Halley Caroline Messer, de 20 años, quién ahora se encuentra en el hospital luchando por su vida, el nombre del hospital no ha sido revelado ya que puede haber otro atentado contra ella. Según la policía, ella fue apuñalada 8 veces en el torso y debido a estas heridas tuvo que someterse a varias operaciones.

Salgo de esa página web y sigo buscando. Encuentro una nota que había sido publicada tan solo hace unas horas.

La tragedia del pasado 4 de diciembre continúa, recordaremos los asesinatos de la avenida Meridian, donde 3 integrantes de la familia Messer fueron asesinados en su residencia en Miami Beach, Marcus Steven Messer, Jennifer Alejandra Messer y su hijo Jonathan Steven Messer. Ahora la única sobreviviente y testigo Halley Caroline Messer escapó el día de ayer del hospital dónde se encontraba recuperándose, hasta ahora no se ha dado con su paradero y se desconoce si se fue por su voluntad o la sacaron del hospital.

Mientras tanto la policía ha dado alerta a todos los lugares públicos para que se comuniquen con ellos si ven a la joven para retenerla y darle seguimiento a la investigación de los homicidios y a su tratamiento médico, debe recalcarse que su estado de salud aún es delicado. La policía hace fuertes señalamientos hacia ella ya que, considera que pudo ser la autora de estos terribles asesinatos. La teoría es que con la ayuda de alguien asesino de un tiro en la cabeza a sus padres y luego se dirigió a la habitación de su hermano y lo apuñaló repetidas veces, posteriormente su cómplice la apuñaló 8 veces en el torso para ocultar el crimen. La policía sostiene esta teoría debido a que ella fue la única sobreviviente de estos homicidios y el día de ayer escapó del hospital sin haber dado una declaración a los detectives que manejan este caso.

Fue como que me hubieran apuñalado otra vez, pero esta vez en el corazón, pasé varios minutos viendo la pantalla, sin decir una palabra, estaba atónita, esto no puede ser posible, los policías son unos incompetentes ¿Cómo pueden pensar eso de mí?

Apago la computadora, la pongo en el lugar donde la encontré, voy a la habitación de Alex, lanzo uno de mis zapatos al otro lado de la habitación, me meto entre las sábanas de la cama, saco las fotografías de mi maleta para mirarlas.

Mi madre siempre estaba sonriendo, jamás conocí a una mujer como ella, cálida, generosa e inteligente, como quisiera que ella estuviera aquí, para decirme que todo va a estar bien, que estoy a salvo y que nunca tendré que volver a tener miedo.

Si mi padre estuviera aquí en este momento estaría haciéndome reír con uno de sus chistes malos. Me meto debajo de las sabanas y comienzo a llorar.

Tiempo después escucho la puerta de la habitación abrirse, saco la cabeza de entre las sabanas y veo a Alex quién inmediatamente se sienta en el borde de su cama y me abraza.

— Todo va a estar bien. — Dice mientras lloro en su hombro.

— Los extraño. — Digo con la voz entrecortada.

— Sé que los extrañas y está bien que llores. — Dice limpiando mis lágrimas. — Aquí estoy para ti si quieres hablar.

— Gracias Alex, eres un gran amigo, no sé qué haría si no estuvieras aquí.

— Siempre estaré a tu lado, para apoyarte sin importar lo que pase.

— ¿Puedo preguntarte algo? — Digo aún con lágrimas en los ojos.

— Sí, claro. — Dice ofreciéndome una sonrisa como de lástima.

— Eres periodista... Así que debes saber algo sobre el asesinato de mi familia. ¿Qué se rumora? — Digo sentándome junto a él.

El piensa un segundo, mira al suelo en un principio, luego me ve a los ojos.

— Halley no creo que debas saberlo, es muy difícil, complicado de hecho. — Dice muy nervioso.

— Por favor, necesito saberlo sin importar lo díficil que sea escucharlo.

— Bueno. En la oficina todos están como locos buscando información sobre el homicidio de tu familia, unos investigan la posibilidad de que tu padre haya estado metido en fraudes de su empresa, otros investigan la posibilidad de que tu madre haya tenido un amorío con un hombre muy peligroso y cuando ella decidió dejarlo quiso vengarse.

— Oye espera más despacio ¿Mi padre? ¿Un fraude? Pero... ¿Cómo? es su empresa, él no podría cometer fraude si la empresa es suya. Se robaría a sí mismo, no tiene sentido para mí.

— No es eso, recuerda que el traía contenedores de otros países, la teoría dice que buscaba evadir impuestos y revisiones de las aduanas, alguien estaba chantajeándolo y como tu padre no coopero decidió asesinarlos.

— Entiendo, pero ¿Y mi madre? ¿Porque suponen que tenía un amorío? Ella amaba mucho a mi padre, amaba a nuestra familia. Mis padres eran muy felices juntos. Se que mi madre no sería capaz de hacernos eso.

— Alguien cercano a tu familia dijo que tu madre estaba saliendo con un hombre muy peligroso, esa relación duro un año y hace unas semanas tu madre decidió dejar de verlo y por despecho pudo haber asesinado a tu familia.

— No lo creo, mi madre no sería capaz de hacer eso, ya te lo dije ella amaba a mi padre y nos amaba a mi hermano y a mí ¿Qué no entiendes de eso? — Digo muy alterada.

— Es solo una teoría Halley. Por favor, cálmate.

— Lo siento. — Respiro profundamente para calmarme. — ¿Y qué otra teoría se está investigando?

— Otra teoría es que... — Aclara su garganta antes de seguir. —

Es que tú asesinaste a tu familia para quedarte con el dinero del seguro y el dinero que tu padre tenía en el banco, también para quedarte con su empresa y todos los bienes familiares. Quieren probar que no tenías una buena relación con tus padres, que tenías un mal comportamiento, hasta el momento no tienen nada.

— Claro una chica de 20 años asesina a su familia para quedarse con el dinero de su padre. Eso solo lo haría alguien sin corazón. No entiendo como alguien podría hacer un acto tan cruel. Yo los amaba. — Digo con lágrimas en los ojos.

— Todo va a estar bien. — Limpia las lágrimas en mi rostro. — Sé que la policía hará su trabajo y encontrará al responsable. Debes ser fuerte hasta el final, todo estará bien.

— Todo esto duele tanto, solo quisiera dejar de sentir por unos minutos.

Alex me mira con preocupación, posa su mano sobre mi hombro para reconfortarme.

— Con el tiempo vas a lograr sanar, te lo prometo. — Él se levanta de la cama y me ofrece una forzada sonrisa. — Solo regresé a ver qué tal estabas, debo volver al trabajo estaré libre en dos horas, pero puedo quedarme aquí contigo si tú quieres.

— ¡No! No te preocupes por mí, voy a estar bien.

— Está bien, te veo a las dos.

Alex me da un último abrazo antes de irse, yo vuelvo a acomodarme en la cama cierro los ojos porque me arden de tanto llorar, sin querer me quedo profundamente dormida.

°°°°

Alex vuelve dos horas después tal y como prometió, me despierto en el momento en que escucho al perro del vecino ladrar, me siento en la silla de su escritorio y espero a que suba a su habitación.

— Hola. — Sonríe. — ¿Estás mejor?

— Sí, eso creo.

— Me alegro. — Se sienta en el borde de su cama mirando hacia donde estoy sentada.

— ¿Recuerdas lo que habíamos planeado hacer ese día?

— Sí, te invité a salir, primero iríamos a almorzar y luego al cine.

— Si mi padre me hubiese dejado ir no habría estado en casa cuando los asesinaron, tampoco me habrían apuñalado.

— Lo sé. — Dice mirando el suelo. — No te habrían hecho daño.

— Así es la vida ¿No? — Me rio por la ironía. — Las decisiones que tomamos nos llevan por distintos caminos y consecuencias. — Suspiro con pesar.

— Sí, así es. — Dice aun sin mirarme a los ojos.

— También recuerdo que querías hablar de algo importante cuando nos viéramos ese día ¿Qué querías decirme?

— No era nada importante ¿Ya comiste algo? Puedo ordenar pizza hawaiana si quieres.

— Tu detestas la pizza hawaiana.

— Lo sé.

— Pide lo que quieras, solo quiero saber que tenías que decirme.

— No era nada importante, solo quería decirte que mi artículo fue elegido para ocupar la primera plana del periódico.

— Eso es fantástico, felicidades. — Sonrío ampliamente.

Sé lo importante que eso es para él, siempre me habló de que su primera meta como periodista era obtener la primera plana del periódico.

— Gracias. — Dice con una incómoda sonrisa

— Ahora dime que era lo que de verdad querías contarme.

Lo conozco tan bien que sé cuándo miente, él pone su mano derecha en la parte posterior de su cuello y la desliza lentamente hacia su pecho y desvía la mirada hacia la izquierda y hacía abajo para finalmente volver a mirarte a los ojos.

— Sólo era eso Halley. — Hace ese mismo tic, pero esta vez me ofrece una incómoda sonrisa.

— ¿Alex? — Digo un poco molesta.

— Bien, tu ganas. — Suspira mientras piensa. — Yo siento que ya tenemos mucho tiempo de ser amigos. - Se detiene unos segundos para pensar nuevamente.

Su teléfono comienza a sonar, lo saca rápidamente de su bolsillo y observa la pantalla, noto la seriedad que hay en su rostro, se levanta para salir de allí, imagino que quiere privacidad.

Me levanto de la cama con mucho cuidado, voy al baño a mirarme en el espejo, no había notado lo desarreglado que tengo el cabello, solo paso mis dedos en algunos mechones para desenredarlo un poco, al fin y al cabo, no tengo ánimos de nada.

— Halley. — Dice Alex entrando en la habitación. — Debo irme, hay una historia que necesitan que cubra.

— Está bien, cuídate.

— Ya ordené una pizza para ti, dejé el dinero en la mesa.

— No te molestes, yo voy a pagarla.

— No seas ridícula, no te dejaré hacerlo, ya debo irme. — Toma una chaqueta de su armario. — No me esperes despierta.

Sin decir nada más sale de la habitación, lo observo bajando las gradas desde la puerta de su habitación. Escucho como enciende su auto antes de marcharse.

Tomo una almohada y algo de dinero antes de bajar a la sala, espero que el repartidor no tarde mucho en llegar, muero de hambre. Enciendo el televisor, están dando una de mis películas favoritas, Spirit el corcel indomable, por alguna razón me está afectando más de lo usual, no puedo contener las lágrimas al ver lo desalmados que son al separarlo de su familia.

El timbre suena de repente haciéndome dar un pequeño salto del susto, limpio mis lágrimas con mis dedos, veo a través de la mirilla en la puerta para saber quién está del otro lado, es el repartidor sostenido la pizza, termino de secar mis lágrimas antes de abrir la puerta.

— Buenas tardes. — Saluda un chico como de mi edad, no se ve muy feliz.

Él es sumamente delgado y alto, usa un gorro de Santa Claus y la chaqueta del restaurante donde trabaja.

Saco un billete de cien y se lo doy. Él me entrega la pizza mientras observa el billete.

— Puedes conservar el cambio.

— Gracias. — Dice con una sonrisa en su rostro. — Feliz navidad.

— No hay de qué. Feliz navidad. — Intento fingir una sonrisa.

Cierro la puerta, dejo la pizza en la mesa del centro de la sala, me recuesto en el sofá, acomodo la almohada y me cubro de pies a cabeza antes de acostarme en el sofá. Había olvidado que pronto será navidad, faltan algunos días. La realidad me golpea de pronto, es como si me golpearan con mucha fuerza con un martillo, los días continuarán pasando como si nada hubiese pasado, eso es un hecho, el mundo no se ha detenido por la muerte de mi familia. Esta será mi primera navidad sola, ni siquiera habíamos comprado un árbol de navidad, prometieron que adornaríamos la casa juntos cuando regresara de la universidad, ahora jamás podremos hacerlo. Aún con un nudo en la garganta voy a la cocina por un vaso de agua, siento como si ya no tuviese más lágrimas para llorar por la deshidratación, lo bebo como si no hubiese tomado agua en días, me sirvo otro igual y lo bebo, esta vez más despacio. Regreso a la sala, me siento frente al sofá cubriéndome con la sábana, veo la televisión sin prestarle nada de atención, las luces de un auto alumbran la ventana, pronto la puerta de entrada se abre, Alex entra sosteniendo una soda, se sorprende al verme sentada en el suelo frente al sillón con la luz apagada y la televisión encendida.

— Hola ¿Que haces en el suelo y con la luz apagada?

Al entrar enciende la luz lastimando mis ojos, me siento en el sillón nuevamente cubriendo hasta mi cabeza con la sabana para evitar que la luz continúe lastimandome.

— ¿Cómo te fue? — Pregunto aún desde el interior de la sábana.

— Tengo una exclusiva para el periódico, lo podrás ver mañana ¿Qué estas viendo?

Alex se sienta en el espacio del sillón que queda vacío junto a mi.

— No lo sé, de hecho no estaba prestando atención.

Me quito la sábana de encima y cambio de canales, uno tras otro sin parar, hasta que veo mi fotografía otra vez en un programa de noticias.

— La policía aún busca a Halley Caroline Messer. Ella está delicada de salud, si alguien la ve por favor alertar inmediatamente a las autoridades. — Dice la presentadora.

— La policía recalca que es la única testigo de los homicidios y la necesitan para que haga sus declaraciones sobre los hechos de ese fatídico 4 de diciembre. — Dice su compañero.

— Sin duda muy lamentables hechos. — Responde la presentadora.

— Creo que será mejor que me entregue. — Suspiro con pesar.

— ¿Qué? - Pregunta casi atragantándose con la soda que estaba tomando — ¿Estás segura?

— Supongo que sí, no quiero que piensen que yo asesiné a mi familia. A demás necesito respuestas, no puedo dejar que los que hicieron esto sigan libres por allí, tengo que hacer algo. Yo... jure sobre la tumba de mi familia que daría con los que nos hicieron esto ¿Sabes? Quiero verlos muertos, no puedo perdonar lo que hicieron. Quiero venganza, eso quiero.

Alex me mira sorprendido al escucharme pronunciar esas palabras. Guarda silencio por unos segundos.

— No tienes por qué hacer eso, recuerda que son personas peligrosas, no quiero que salgas lastimada. Promete que no harás ninguna torpeza.

— Lo siento no puedo prometer eso.

— ¿No lo entiendes verdad?

— ¿Entender qué? — Digo casi gritando.

— Que esas personas son peligrosas, tuviste suerte ese día, pero la siguiente quien sabe...

— Si fuese tu familia tu querrías lo mismo.

— Sí, querría lo mismo, pero no es la manera, piensa en ti ¿Qué crees que pasará si los asesinas? Tú irás a la cárcel.

— Alex yo... Ya no tengo nada que perder, se llevaron todo lo que amaba, ¡Ya no queda nadie! — Digo llorando ahora por el enojo.

— Yo estoy aquí, siempre he estado y siempre estaré aquí para ti.

Él me ha visto en mis peores momentos, en esos momentos de mayor fragilidad, pero, aun así, es un poco vergonzoso que me vea de esta manera, intento tranquilizarme un poco, pero no hay modo de evitar que las lágrimas rueden por mis mejillas nuevamente. Alex me ve con lastima, me ve como una pequeña ave con un ala rota, se acerca a mí, pone una de sus manos en mi rostro para secar mis lágrimas, siento su calidez, en cierta manera me reconforta y hace que recupere la compostura.

— Sabes, me di cuenta de que ya casi es navidad, no lo recordaba.

— Sí, es en unos días. Este año pasó demasiado rápido.

— Sí. — Suspiro. — Eso creo.

— ¿Qué tal estaba la pizza? — Alex toma la caja para tomar un pedazo.

Al abrirla se da cuenta de que está completa, la deja de nuevo en donde la puse.

— No comiste nada.

— No tenía hambre.

— Tienes que comer, no quiero que te enfermes.

— No te preocupes por mí.

— ¿Quieres comer algo más? Puedo conseguir lo que tú quieras.

Solamente niego con la cabeza.

— Debe haber algo que quieras comer.

— No me lo merezco. — Mi voz se quiebra.

— ¿Por qué dices eso? — Dice Alex sumamente sorprendido.

— Debí haber muerto ese día. Ellos deberían estar aquí, no yo.

— Es normal que sientas culpable por haber sobrevivido, lo padecen muchas personas después de un trauma como el que viviste. Tú no tienes la culpa de nada y no podías hacer nada para salvarlos.

— Yo estuve con mi hermanito. — Digo tomando mi cabeza con mis manos. — Tomé su mano, le prometí que todo iba a estar bien — Lloro aún más fuerte. — Le mentí. Le mentí dos veces ese día.

— ¿De qué hablas?

— La primera fue cuando le dije que lo mantendría a salvo antes de que lograran entrar a su habitación y la segunda cuando ya se habían ido, le dije que todo iba a estar bien, le fallé Alex, ahora está muerto ¡Mi hermanito está muerto! Y todo es mi culpa.

— No es tu culpa. — Me abraza fuertemente mientras lloro. — Nada de esto es tu culpa.

— También vi cómo le disparaban a mi mamá. — Mi garganta comienza a doler, casi no puedo hablar. — La vi caer al suelo junto al cuerpo de mi padre.

Alex limpia un par de lágrimas de su rostro.

— Lo siento tanto Halley. — Su voz se quiebra. — Lamento tanto lo que sucedió con tu familia.

— Lamento llorar tanto, solo necesito desahogarme.

— Lo sé, puedes desahogarte cuanto necesites.

— Creo que estoy mejor por ahora.

— ¿Qué te parece si te compro tu helado favorito?

— No sé si tengo ganas de comer helado.

— ¿Qué te parece si voy al supermercado a comprar varias cosas y tú decides si algo se te antoja?

— Es muy dulce de tu parte, pero de verdad no quiero nada.

— Vamos, dale una oportunidad a mi idea.

— Está bien. — Intento sonreír, pero solo me sale una mueca.

— Volveré lo más pronto posible. No vayas a ninguna parte por favor.

— No iré a ninguna parte.

Alex sale de la casa, lo veo entrar en su auto, noto que dejó su celular sobre la mesa de la sala, veo también que la pantalla está encendida, la curiosidad me gana, así que lo tomo para verlo, hay un mensaje en la bandeja de entrada, pero puede leerse simplemente al bajar la bandeja de notificaciones.

"Habla y será lo último que hagas."

Pongo el celular de vuelta donde lo encontré, escucho que abre la puerta de su auto, está regresando por su celular, voy a las escaleras, corro hasta llegar a la lavandería. No sé qué pensar sobre esto, es demasiado extraño ¿Será que Alex sabe más de lo que dice? ¿Qué debo hacer ahora?

— Halley ¿Has visto mi celular? - Grita Alex desde abajo.

— No. — Digo mientras me dirijo a la lavandería.

Escucho pasos, Alex está subiendo para buscarme.

— Halley ¿Qué haces aquí?

— Quiero lavar un poco de ropa.

— Esta bien, el jabón está en la segunda repisa.

— Gracias. — Digo tomándolo.

— Ya encontré mi celular. — Sonríe.

— Estupendo. — Intento sonreírle también.

— Volveré lo antes posible.

Alex se fue de allí y en poco tiempo escuché su auto alejarse.

Eso fue muy raro, pero no voy a esperar a que vuelva para averiguar de qué se trata esa amenaza, tomo el teléfono de la casa de Alex y marco el número de la policía para que alguien venga por mí.

— 911 ¿Cuál es su emergencia? — Dice un operador.

— Mi nombre es Halley Messer, la policía está buscándome.

— Así es señorita Messer ¿Podría indicarme donde se encuentra? ¿Necesita atención médica?

— Estoy bien, pero no sé muy bien la dirección.

— No se preocupe, podemos rastrear la llamada, solo manténgase en línea por favor.

— ¿Podrían darse prisa? — Digo muy nerviosa.

— Una patrulla llegará hasta donde se encuentra en unos minutos. Si gusta puede mantenerse en línea hasta que lleguen los oficiales por usted.

— No, tengo que hacer mis maletas, gracias por su ayuda.

Cuelgo la llamada, salgo de la lavandería y entro a la habitación, meto todas mis cosas como puedo, la verdad no me importa si están ordenadas o no, solo quiero salir de allí lo más pronto posible, bajo todas mis cosas, las coloco junto a la puerta antes de escribir una nota para Alex.

Tuve que entregarme, no puedo más con la presión, lamento no habértelo hecho saber antes, gracias por recibirme en tu casa.

- Halley

Cinco minutos después llega la policía para escoltarme y un par de reporteros que aparecen de la nada para hacerme muchas preguntas, las luces son enceguecedoras, los reporteros no me dejan caminar, intentan obstruir el paso para que les pueda contestar al menos una pregunta, dos oficiales comienzan a abrirme paso para que pueda llegar hasta la patrulla, otro se encarga de llevar mis maletas, al entrar en la patrulla y guardar mis maletas en la cajuela de inmediato se pone en marcha el auto para llevarme a la estación de policía. No sé qué pensar de Alex, ahora estoy mucho más confundida que antes, ya no puedo confiar en nadie, solamente en mí misma.

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