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Solo Una Ilustradora

Capítulo 1.

Samantha Ruiz es una chica que se le describiría como tranquila, pero en realidad es la mente maestra detrás de muchos secretos, como el hecho de que es la dibujante de un cómic muy famoso sobre una asesina experimentada en busca de la verdad de la muerte de su hermano mayor y única familia. 

Lo había hecho en un momento de dolor cuando falleció su hermano mayor cuando ella tenía 20 años, ya pasaron 5 años y no ha podido darle un final a tanto misterio; los fans la aman y siempre han querido saber quien es, pero siempre mantuvo su identidad en secreto porque se oculta tras una fachada. 

Su hermano nunca murió por eventos naturales, la verdadera razón es que desde que tenía 18 años hasta los 21 años ella y su hermano eran asesinos por contrato, algo de lo que ella no estaba orgullosa, por eso cuando su hermano murió lo dejó un año después. 

Aunque ahora vayamos al presente, con Samantha de 25 años que está en el centro comercial para comprar comida y cosas que necesita para otra ocasión consecutiva encerrarse en su penthouse a dibujar durante un mes entero o hasta que los suministros se le acaben. 

No vive con ningún problema económico, hacer su cómic y todo el dinero que le heredo su hermano le daba más que suficiente para toda una vida; así que eligiendo a dónde ir primero de tantas tiendas una madre y su hijo pasan a un lado de ella juzgandola por su ropa. 

—Mami, mira a esa mujer… 

—No la mires, hijo…—toma a su hijo de la mano avanzando rápido—No puedo creer que permitan vagabundos en el centro comercial. 

—Pensamientos de Samantha—"Señora ignorante, su hijo se convertirá en un completo tonto con una madre como usted"—. 

Samantha se dirige a comprar primero un nuevo lápiz de dibujo porque el de ella sufrió un accidente con una soda, cuando no vio donde lo ponía y lo metió a la soda. 

Buscando entre tanta tecnología, no veía por donde caminaba y terminó chocando con un hombre en traje, ella se disculpó y agachandose junto con el hombre tomaron sus teléfonos. 

—Lo lamento…—hace una reverencia tomando rápido su teléfono del suelo y yéndose—. 

—Está bien…—Toma su teléfono del suelo y al levantarse ya no ve a Samantha—Que rápida… 

Samantha tomó el lápiz que más le serviría para su trabajo y lo compró, saliendo rápido de ahí se dirigió a comprar comida; la verdadera razón por la que se fue rápido era que no quería tener comunicación con nadie en ese mundo y mucho menos personas que tuvieran un traje.

Tomando toda la comida que iba a ocupar, se dirigió a la fila para pagar y mientras iban pasando sus productos, un teléfono sonó, ella volteó a todos lados sin saber quien era el tonto que no silencio su teléfono hasta que una persona que iba esperando detrás de ella la tocó del hombro. 

—Señorita, su teléfono…—apunta al bolsillo de la sudadera de Samantha que estaba sonando—. 

—¿Qué? Gracias—saca rápido el teléfono viendo que no era el de ella—No puede ser… 

Samantha no contestó la llamada y tomó sus compras rápido, saliendo de ahí corriendo, el teléfono seguía sonando, así que no tuvo más opción que cuando estaba frente a la tienda de tecnología contestó preocupada. 

—Samantha: ¿Bueno?… 

—"Jefe": Asistente Velázquez …

—Samantha: Disculpe, no soy él. Nos chocamos en la tienda de tecnología y por accidente confundimos los teléfonos. 

—"Jefe": Entiendo…—Suspira—podría regresar el teléfono en la dirección ***. 

—Samantha: En realidad, yo no… 

—"Jefe": La espero ahí mañana mismo, lo más temprano posible. Ahí le regresarán su teléfono también. 

Antes de que Samantha pudiera responder que no podría ir, el hombre que contestó le colgó sin dudarlo. Asustada por cómo terminaría esto, se repetía en la mente mientras se dirigía a su auto que sólo tenía que entregar el teléfono y no tendría que comunicarse con nadie, además de que su teléfono tenía contraseña y no podrían ver nada de lo que tenía dentro. 

Adentro de su auto, miró a su alrededor cuando vio de nuevo a esa señora y su hijo, bajando la ventana, la señora se le quedó viendo, así que para vengarse le guiño el ojo y se puso sus lentes de sol para arrancar el auto he irse. 

—¡Viste, mamá! Esa señora no es una vagabunda…

—Vamonos, hijo… 

De regreso en su penthouse, guardó las cosas que compró y mientras lo hacía observó el teléfono que tenía, sacudiendo su cabeza para que no hiciera algo tonto; terminó prendiendolo y viendo que no tenía contraseña. 

—No. Que estas haciendo, Samantha, si aún no te encuentran es porque no te metes donde no te llaman… 

Apagando el teléfono se marchó para seguir con su cómic, tenía que distraerse para no hacer ninguna tontería que la dejara expuesta; estando a ser casi media noche, terminó de dibujar un nuevo capítulo de su cómic, así que lo público directamente. 

Como cada noche, Sebastian Black esperaba una nueva publicación del cómic que leía para dormir, ya que fue lo que le ánimo cuando estaba en sus peores momentos y le dio fuerzas a seguir adelante, ya han pasado cuatro años desde el estreno de "La Sangre Que Corre" y todo ese tiempo, Sebastian a leído el cómic, ahora es un multimillonario de tan solo 27 años. 

—Leyendo: "Como siempre dije, Rivera, en este mundo el fuerte vive y el débil perece… El orgullo y la muerte vienen de la mano, mientras que la inteligencia y la vida vienen de un hilo que se hace fuerte con el tiempo".

—Ja, siempre repite la misma frase. Esas palabras llenas de tanta verdad—Levanta la vista del cómic—¿Quién eres? 

Apagando su teléfono, se recostó y cerró sus ojos para dormir, al igual que Samantha que después de publicar el nuevo capítulo se dio un baño y se quedó completamente dormida porque tenía que levantarse temprano al día siguiente si quería regresar el teléfono.