6 Un pasado en común

El señor Collins regreso a la mesa, y poco tiempo después llego la comida, comimos en silencio, y algo incomodos, no estaba segura de si el presentante del señor Evans conocía aquella perturbadora historia por lo que debía cuidar mucho lo que decía.

- El viernes me gustaría que asistieran conmigo al juzgado, es muy probable que el juez que lleva su caso nos cite para ratificar el cambio de defensor, también quisiera poder tener una entrevista con sus hijos, con su presencia claro.

El señor Evans sonrió, ahora que había descubierto esa parte tan oculta de el, no pude evitar poner mas atención a sus expresiones, en parte creo que me sentía un poco culpable, cuando entro en mi oficina el día de ayer, lo había visto como un cliente mas que podía traer no solo una ganancia jugosa a mi favor, sino que también valía un reconocimiento mas a mi historial como abogada, había sido insensible, pero ahora que conocía un poco mejor las circunstancias me había prometido enmendar mi error y había tomado nota mental de no volver a prejuzgar a un cliente.

-Muy bien, entonces esperamos que usted nos confirme la hora, sobre la entrevista de los niños voy a pensarlo.

Asentí.

-Vaya, vaya... supuse que una vez la noticia de la boda se supiera, tu aparecerías, pero jamás imagine que seria en un lugar como este.

Levante la vista para dirigir mi atención a la persona que me hablaba, estaba tan concentrada en mi fruta que ni siquiera note que alguien estaba de pie junto a nuestra mesa, hasta que escuche esa voz chillona e irritante.

-¿Cómo es que alguien de su categoría puede permitirse comer en un sitio como este?

La mujer rubia que me miraba a través de sus gafas de sol coloco su bolso junto a mi brazo en la mesa.

- Tiffany- sisee, mas que por parecer agresiva para evitar reírme, siempre me había causado gracia su nombre, eso mas su cabello rubio y sus ojos azules la hacían todo un personaje. Había aprendido con el paso del tiempo y después de soportar su acoso por casi seis meses que la mejor táctica para deshacerse de esa mujer era ignorarla, su ego del tamaño del mundo no era capaz de soportar no ser el centro de atención.

-Señorita Tullor lamento mucho el inconveniente- se disculpo Joe al ver que alguien estaba de pie junto a la mesa, y se preparaba a reprender severamente a la mujer hasta que esta se giro y lo miro con desprecio. –Señorita Vanderbel, no sabia que era usted, desea que la lleve al privado, el señor Clarg la espera.

Tifanny sonrió con malicia, como si las palabras de Joe le hubieran alegrado el día, yo mire por el rabillo del ojo al jefe de meseros, sabia que no lo había hecho intencionalmente, pobre hombre, el ni siquiera sabia de la conexión entre esta loca, su prometido y yo, sin embargo no pude evitar mirarlo con odio, haciendo que el pobre retrocediera indeciso de hacia que lado inclinarse.

-¿Escuchaste eso? Steve esta aquí, si suplicas, tal vez deje que lo veas. No puedo imaginar como debes sentirte sabiendo que el esta tan cerca de ti.

La mire con picardía, y coloque la ultima capa de coraza sobre mi corazón.

-¡Oh!¿Van a casarse? Felicidades. Espero que sean tan felices como alguien como ustedes puede pretender. Por el momento aunque es tentadora tu oferta, creo que debo declinar, como bien ya deberías haber podido notar estoy un poco ocupada.

Tifanny se giro para encarar a mis acompañantes, casi suelto una carcajada al ver su expresión petrificada al reconocer a Derek Evans. Incluso retrocedió un paso.

Mientras tanto el señor Evans como el señor Collins habían permanecido en silencio, pero sus ojos demostraban su irritación, especialmente los de el señor Evans, quien fulminaba a Tifanny con una mirada severa que le pondría los pelos de punta a cualquiera.

-Derek Evans... soy tu fan. Amo tus películas, y realmente creo que eres uno de los actores mas atractivos que Hollywood ha tenido hasta el momento.

Tifanny tartamudeaba un poco. Así que pensé que seria bueno dejarle claro quien mandaba aquí de una vez por todas. Me preparaba a lanzar mi ataque cuando la mano del señor Evans a travesó la mesa y tomo la mía, se puso de pie y tiro levemente de mi mano para que también lo hiciera.

-Le agradezco mucho sus elogios señorita pero no me siento muy feliz cuando vienen de alguien que previamente ha intentando deliberadamente herir los sentimientos de un amigo. Así que si nos disculpa- hizo una pausa mientras me cedía el paso para que pasara frente a Tifanny, hizo esto posando su mano delicadamente sobre mi cintura, sentí como mi cuerpo se estremecía por su tacto, su mano era cálida y transmitía una sensación de seguridad que jamás había sentido antes.

-Joe... empaque para llevar la comida que había pedido la dama y entréguesela al caballero- pidió mientras observaba al señor Collins, quien parecía entender a la perfección lo que su representado pensaba.

Ambos salimos del restaurante sin mirar atrás, sin decir una sola palabra y sin que el retirara su mano de mi cintura.

Una vez en el lobby del hotel, me permití respirar y girarme para mirarlo.

-Le agradezco mucho su ayuda señor Evans pero, yo podía poner en su lugar a esa horrenda mujer sin ninguna ayuda.

Una sonrisa sincera apareció de nuevo en su rostro, me pareció que su rostro cambiaba por completo cada vez que sus labios se curvaban para sonreír. Clave la vista en el suelo para evitar sonrojarme. En verdad ese hombre es sumamente guapo.

-Eso lo se, pero no soporto que la gente trate de hacer menos a los demás, eso sin mencionar que note la expresión de su rostro cuando esa mujer menciono el nombre de Steve ¿viejos conocidos?

Sonreí y mire hacia el jardín donde se efectuaban las ceremonias.

-Se podría decir que si, supongo que todos tenemos nuestros demonios.

El señor Collins apareció poco después sosteniendo una bolsa con un par de platos con tapa.

-Lamento la tardanza, pero quise que corroboraran la orden, me pareció que estaba equivocada.

El señor Evans camino hacia él, tomo la bolsa y me la ofreció.

-¿Por qué? ¿Es que acaso no sabes que las abogadas que comen panqueques con azúcar, fresas y jarabe de chocolate por la tarde son sumamente comunes?

Tome la bolsa y sonreí, sentía curiosidad por preguntarle como sabia que eso era lo que había ordenado pues la exactitud de sus palabras era atemorizante. El señor Evans debió intuir lo que pensaba por que al pasar junto a mi se detuvo y susurro.

-Puedo leer los labios.

Después de haber dicho eso se giro hacia el señor Collins.

-Le parece bien que la entrevista para los niños se agende mañana por la tarde, es mi día de visita así que estarán conmigo. Había pensando en ir al parque de diversiones pero dadas las circunstancias creo que será mejor posponerlo y que usted hable con ellos, solo le pido que no les comente lo que le dije hoy, ni tampoco deje entrever lo que su madre es capaz de hacer.

Asentí como respuesta.

-Muy bien le pediré a mi asistente que se comunique con el señor Collins para que agende bien la hora de la cita, y pierda cuidado, yo jamás le provocaría ningún mal a unos pequeños inocentes. Señor Evans... Muchas gracias.

-Llámame Derek- dijo y tras un asentimiento salió del hotel, el señor Collins le paso una gorra de beis ball y el mismo tomo sus gafas de sol y se las coloco.

Mire mi reloj y vi que tenia tiempo antes de tener que ir al juzgado de nuevo, así que salí de prisa del hotel, no quería toparme a Steve o Tifanny de nuevo.

Camine hacia el parque y me senté en una de las bancas, abrí la bolsa y con calma comencé a comer mis panqueques mientras buscaba en mi teléfono el numero de la oficina, lo marque y al segundo sonido la voz de Stephen salió por el auricular.

-Oficina de la señorita Tullor.

-Hola- salude, el azúcar siempre conseguía ponerme de buen humor –Stephen necesito que te comuniques con el señor Collins y te pongas de acuerdo en la hora para una visita mañana por la tarde, prepara también mi grabadora de bolsillo, y deja mi agenda libre para después de la entrevista.

-Si, jefa- respondió y colgó.

Seguí comiendo con calma hasta que era hora de regresar al juzgado, llame al chofer para pedirle que me recogiera, y comencé a caminar de regreso hacia los juzgados.

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