41 La propuesta (Derek)

Observe a Elaine y Jocey compartir anécdotas de sus respectivos trabajos animadamente, era como si hubieran sido amigas toda la vida. Me sentí completo y tranquilo, al menos sabia que mi familia no seria un impedimento para nuestro matrimonio.

—Creo que es hora de que regrese a casa, ayer tuve guardia y sinceramente estoy muy cansada—dijo Jocey, mientras se ponía de pie, la observamos volver a ataviarse con su bolsa, su chaqueta y caminar con lentitud hacia la puerta —. No olvides decirle.

La mire con molestia, al demonio eso de que mi hermana es la mejor, Jocelyn acaba de meter la pata… intente pensar como sacar la situación adelante cuando Elaine coloco su mano en mi antebrazo captando mi atención de inmediato.

—Decirme que…—pregunto con voz aguda. Sacudí la cabeza y me gire hacia ella.

—Oh… en serio no le has mencionado nada—dijo Jocelyn con voz apenada —. Derek nos conto a papá y a mi sobre ti, por lo que nuestro padre le hizo prometer que te llevaría a cenar a casa.

Me encogí de hombros y le sonreí en forma de disculpa.

—Sera un placer ir… quizá podríamos planearlo después de nuestro regreso—dijo mirando a Jocelyn quien respondió con una sonrisa alegre.

—Muy bien, entonces es una promesa… cuñada—No pude evitar toser intentando hacerla callar de una vez, si continuaba por ahí, iba a terminar cometiendo una indiscreción.

Después de despedir a Jocelyn, Elaine y yo subimos a la habitación de los niños, tenia que desearles las buenas noches de forma adecuada, y tranquilizar un poco mi necesidad de decirle todo de una vez por todas. Decirle que este pequeño tierno y frágil era el bebé que ella creía muerto desde hace años, que su hermana sabia que su hijo continuaba con vida … y que estaba irremediablemente enamorado de ella y deseaba pasar el resto de mi vida con ella.

Me acerque a ella con paso lento y puse mi mano en su cabello.

—Vamos, te mostrare la habitación para invitados.

Quería decirle, prácticamente suplicarle que durmiera conmigo, confesarle que la noche anterior había sido la mejor noche de mi vida, pero no podía hacerlo, no debía, Elaine había sufrido y pasado un día terriblemente estresante, lo que menos necesitaba en este momento eran mis peticiones egoístas. Me detuve frente a la puerta de mi habitación de pronto, tenia que darle un pijama o algo para que ella pudiera descansar.

—Esta es mi habitación—informe con voz grave y abrí la puerta de par en par, permitiéndole entrar primero, encendí la luz, y observe el modo en que ella admiraba cada centímetro de la habitación, parecía una niña pequeña que admiraba un castillo enorme por primera vez—. Elaine—susurre mientras rodeaba su cintura con mis brazos, lenta y delicadamente, me incline y recargue mi cabeza en su hombro, olía delicioso, y su piel era suave y tersa. Tome un poco de valor para ser sincero con ella—. No quiero que te sientas presionada pero… ¿Dormirías conmigo? —musite.

Ella sonrió y se giro hacia mi, entrelazo sus brazos en mi cuello y suspiro, su semblante me dio ha atender que había estado esperando esas palabras.

—Esperaba que lo pidieras— dijo en susurro y me dio un beso en la comisura de los labios.

Sonreí y camine hacia la cajonera del closet, saque una playera de hockey enorme y se la entrego.

—Mañana iremos de compras… mientras tanto creo que será mejor que te pongas esto—dije mientras observaba su cuerpo con picardía… no podía esperar por verla vistiendo solo eso.

—Te dejare cambiarte con calma, estaré en el sanitario—entre en sanitario y comencé a quitarme la ropa, había tenido la cajita con el anillo guardada en el bolsillo de la chaqueta durante todo el día, la coloque en el lavamanos y comencé a pensar el modo adecuado de esconderla al salir del baño, por lo que una vez que me puse el pantalón del pijama envolvía la cajita entre la ropa y salí, coloque mi ropa cuidadosamente en el cesto y observe a Elaine quien estaba cómodamente recostada en la cama. Sus ojos se pasearon por mi cuerpo, eso me hizo reír, camine hacia ella y me acomodo a su lado en la cama, ella se giro hacia mi y me sonrió, se acurruco junto a mi y suspiro.

—Gracias por venir a mi rescate—susurro.

Bese su frente y suspire.

—Siempre estaré para ti… ahora duerme, tuviste un largo día y mañana será ajetreado partir—dije en tono grave, asintió como respuesta y cerro los ojos —Elaine… No quiero sonar repetitivo, pero… ¿En verdad estas de acuerdo en irnos a Hawái antes de lo planeado? No quiero que pienses que estoy obligándote.

—Por supuesto que si… de hecho, creo que debería pedirte disculpas por arrastrarte a todo esto. No… quisiera que algo te pasara a ti o a los niños por mi trabajo.

Sacudí la cabeza y bese sus labios con delicadeza, ella profundizo el beso tirando levemente de mi nuca hacia ella, mis manos comenzaron a recorrer con lentitud, deleitándome en la estructura de su cuerpo, hasta llegar a su cintura, al pasar mi palma por su costado ella se encogió por el dolor haciéndome regresar a mis cabales.

—Lo siento—susurre sobre sus labios y me retire.

—No hay problema, estoy bien—dijo intentando volver a tomar mis labios pero, yo simplemente bese su frente.

—Buenas noches… Descansa—dije mientras volvía a abrazarle pero ahora con mas delicadeza.

—Descansa—susurro.

Desperté solo en la cama, me levante angustiado pensando que quizá Elaine se había sentido mal, me levante y fui a buscarla, escuche el murmullo de la televisión y supe de inmediato en donde se encontraba. Baje con cuidado las escaleras para no asustarla.

—¿No puedes dormir? —pregunte mientras me acercaba al sillón, ella negó con la cabeza.

—No—respondió con hilo de voz grave.

Me senté en el sillón y la ayude a acomodarse en mi pecho para que estuviera mas cómodo, estire mi brazo izquierdo para tomar la cobija para niños que estaba escondida detrás del cojín del sillón, y la coloque en sus piernas con delicadeza, las melodías provenientes de la televisión captaron mi atención.

—¿Qué miras? —pregunte

—El fantasma de la opera en el Royal Hall—dijo intentando controlar la emoción en su voz, sonreí por la bajo y comencé a poner atención en la trama.

—Bueno, creo que ahora comprendo por que eres fanática de los musicales, debo decir que me ha encantado—comente, nos habíamos puesto tan cómodos que de pronto me di cuenta de donde tenia mi mano, su suave muslo estaba tibio, retire mi mano y carraspee.

—Entonces he ganado un adepto más—dijo y se levanto—. Sabes… creo que las canciones en los musicales contienen mensajes muy bellos; por ejemplo la canción "All i ask of you" es en mi opinión, la canción mas romántica que jamás he escuchado.

Eso me dio una idea, de pronto la pieza faltante para mi declaración apareció. Comencé a recordar, entre mis conocidos estaba seguro de que alguien podía conectarme con cantantes de musicales… Christopher Fleck, el era productor de teatro musical, él podía ayudarme a hacer de aquel momento algo único y especial.

—Hace frio… veamos televisión arriba—propuse. Ambos subimos a la habitación, mi plan inicial era esperar a que ella durmiera y después enviarle un mensaje a Christopher… después de todo, estaba casi seguro de que se había ido a México para realizar un casting, la diferencia de horario me serviría; sin embargo, en cuanto toque la almohada me quede profundamente dormido.

Desperté y de nueva cuenta la cama estaba vacía, mire el reloj y me desperece, camine hacia la habitación de los niños, pero ellos aun estaban dormidos, baje las escaleras para dirigirme a la cocina y comenzar a preparar el desayuno. Al bajar vi que Elaine estaba hablando por teléfono así que aproveche para hacer mis propios preparativos. Camine intentando mantenerme oculto de los ojos de Elaine, y tome mi teléfono. Marque el numero y obtuve respuesta al segundo timbre.

—Hola, Katy. Buenos días. Necesito que me hagas un favor— Katy, escucho atentamente todas mis instrucciones y de vez en vez, me preguntaba un poco mas de detalles. Una propuesta no era sencilla, sobre todo cuando sabes que cabe la posibilidad de que te rechacen.

—Derek, no es mi intención entrometerme en este asunto pero, ¿no crees que es demasiado pronto?, después de todo solo llevan saliendo un par de semanas.

—Para ser sincero no es el tiempo que llevamos saliendo lo que me preocupa—murmure para mi mismo—. Por favor, Katy, arregla todo.

—Si, jefe.

Me senté por un momento en la barra del desayunador de la cocina y cerré los ojos, parecía que todos a mi alrededor estaban consternados por mis recientes decisiones, pues ni siquiera cuando me case con Abigail las personas a mi alrededor se tomaron tantas atribuciones para intentar persuadirme de hacerlo.

En cuanto los evoque, los recuerdos de Abigail inundaron mi mente, comencé a recordar desde el momento en que la conocí, hasta el día en que le exigí el divorcio, sus arranques de furia, el modo en que en innumerables ocasiones tuve que amenazarla con llamar a la policía si volvía a tocar los niños… todo el mundo sabia que ella era inestable y ninguno trato de disuadirme o aconsejarme que la dejara; entonces, ¿por qué ahora todos trataban de decirme que estaba yendo rápido con Elaine?, Elaine que es diametralmente opuesta a Abigail; (interrumpí el hilo de mis pensamientos y trate de ignorar el asunto pero… rápidamente otra idea llego a mi cabeza y se instalo en ella). Quizá de forma inconsciente comparaba a Elaine con las mujeres que habían pasado por mi vida con anterioridad. Y la diferencia era abismal. Elaine jamás había intentado usarme para conseguir nada, ni siquiera el día en que la prometida… ahora esposa del imbécil de Steve la humillo frente a nosotros. Elaine siempre había sido honesta y directa conmigo, aun ha sabiendas de que podía ofenderme, ella jamás dejo de lado su integridad. Por el contrario, en algún punto pudo haber pensando que mi amabilidad hacia ella podía deberse a que esperaba que llevara mi caso lo mejor posible, pero tampoco lo interpreto de se modo, ella siempre ha visto mi mejor lado, a pesar de saber que he sido un mujeriego y que viví una adolescencia y juventud bastante ajetreada. Elaine jamás trato de manipularme o juzgarme, para ella soy solo un humano, ella no ve al actor… ella ve al hombre y eso es algo invaluable para mi. No podía estar seguro de si ella diría que si, pero mis sentimientos por ella eran tan fuertes que valía la pena luchar por ellos.

—Buenos días—saludo con voz dulce. Me saco de mis dilucidaciones tan rápido que me sentí un poco mareado. Se acerco a mi, y al hacerlo sentí el aura fría que su cuerpo despedía.

—Hace frio afuera—dije en tono dulce y le señale con la quijada la sudadera que estaba colgada en el respaldo de la silla del desayunador. Comencé a picar el jamón en silencio, Elaine poso su mano en mi antebrazo y se acerco a mi oído:

—Déjame hacerlo—susurro —. Ve a vestirte o no podre continuar ignorando las ganas que tengo de acariciarte.

Me gire hacia ella y la observe, recorrí con mis ojos la perfección de sus facciones, la profundidad de sus ojos era encantadora. Ella se puso de puntillas y me beso. Comenzaba a adorar esa forma dulce suya de besarme.

—Era el fiscal Williamson, Christina le pidió que nos agradeciera, ya ingreso en el sistema de protección de testigos—susurre anticipando que estaba inquieto por la llamada—Pareció intentar explicar que hacia afuera hablando por teléfono, le sonreí, mi dulce, dulce Elaine, ¿piensas que estoy celoso?

—Tan pronto lees mi mente—dije en tono pícaro, no podía compartir con ella directamente lo que pensaba todavía, así que era mejor salirme por la tangente, bese la punta de su nariz y me encamine hacia la puerta de la cocina —. Deberías llamar a tu tía, su boleto esta preparado para la próxima semana así que estará preocupada por lo que ocurrió antes y después del juicio.

Tras terminar el desayuno, le pedí al ama de llaves que preparara las maletas de los niños, y que enviara a comprar ropa para Elaine. Así… para el medio día estábamos saliendo de casa rumbo al aeropuerto. Los niños estaban felices y Elaine parecía extasiada, con ello confirme que mis preparativos primarios estaban correctos.

Entramos a la sala VIP de la aerolínea, Adrien y Cassie corrieron hacia el área de juegos, mientras Elaine y yo nos sentábamos a observarlos correr y jugaban.

Ella sonrió al ver lo felices y libres que ellos jugaban, yo había comenzado a acostumbrarme a ese cambio radical en su comportamiento así que pase mi brazo alrededor de su hombro y le susurre:

—Si, lo sé, mis hijos son felices y es gracias a ti.

Ella sonrío y estaba a punto de darme un beso, cuando comenzaron a llamar al abordaje, ambos nos pusimos de pie y fuimos por los niños y abordamos con ellos tomados de nuestras manos.

Increíblemente ahora tenia una familia, una mujer fuerte, independiente, amorosa y comprehensiva que amaba a mis hijos como si fueran de ella

Nos sentamos en nuestros respectivos asientos y despegamos rumbo a lo que prometía ser el viaje de nuestras vidas.

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