28 Era hace una vez… Él (3ª parte)

Cada primer día de rodaje, Derek sentía que había desperdiciado demasiado tiempo con el modelaje, la sensación de fingir ser alguien más, era simplemente vigorizante, para los miembros del staff la impresión de verlo actuar era constante, para todos en el set, observarlo demostrar que a pesar de no tener realmente una formación como actor era realmente bueno era una función digna de ver, llevaba varios papeles ya desde que iniciara su carrera como actor, pero todas sus interpretaciones eran diferentes una de las otras.

Mientras tanto en su vida personal, las cosas tomaban un rumbo distinto, aunque tenia varias amigas cariñosas que intercalaba entre los días de la semana, la modelo que había conocido gracias a Christina insistía en hablar con él y no lo dejaba en paz en ningún momento. Sinceramente Derek maldecía el momento en que dejo que esa niña malcriada se metiera en su cama, no era como que él le hubiera prometido algo… solo habían pasado un par de divertidas noches juntos; sin embargo no dejaba de celarlo, acosarlo y exigirle que dejara de juguetear con otras mujeres, su comportamiento comenzaba a ponerlo nervioso.

—Derek, el director dice que tus escenas de hoy están casi listas, así que puedes irte temprano a casa—dijo Carter mientras miraba su agenda fijamente—. Tu padre llamo, al parecer tu hermana quiere hablar contigo y ya que no contestas sus llamadas me pidió que te dijera que mañana es su cumpleaños y realmente quieren que estés ahí.

Derek lo miro molesto, no solo por que se había atrevido a contestar su teléfono mientras el rodaba sus escenas, también por el tono tan paternal y autoritario que había utilizado para comunicarle el mensaje de su padre.

—¿Quieres decirme por que demonios contestaste mi teléfono? —Le pregunto con seriedad. Carter sonrió como si estuviera observando la rabieta de un niño y sacudió la cabeza.

—Si quieres evadir el tema culpándome por algo tan tonto y trivial como responder tu teléfono sin autorización, por mi esta bien, pero déjame decirte algo—dijo mientras le entregaba el teléfono—: No se puede huir siempre, mi opinión es que tomes el primer vuelo a Miami y veas sobre que quiere hablar contigo tu padre.

Derek no respondió, simplemente tomo su teléfono y salió del camerino. No tenia deseos de escuchar esa clase de comentarios, pero lo que Carter le había dicho le pareció sensato en el fondo, sin decirle nada a nadie, salió hacia el aeropuerto.

Tardo menos de lo que esperaba en volver a Miami, ahora solo debía llegar a casa sin ser detectado por los reporteros, no era una tarea sencilla, pero con el paso del tiempo y el aumento en la peligrosidad de sus correrías, poco a poco se había vuelto experto.

Llego a su casa y vio que su padre y sus hermanas cenaban en compañía de un extraño, toco el timbre y espero nervioso a que le abrieran, su hermana Jocelyn fue quien abrió y quien casi se fue de bruces al ver que su pequeño hermano estaba de pie en el umbral. El sonrió al ver su expresión y paso para sostenerla.

—El ingrato mocoso ha vuelto—grito haciendo brincar a Derek. Su padre y su hermana Kate salieron del comedor y lo observaron con sentimientos encontrados, Derek se limito a sonreír.

—Vaya… pues es un placer ver cuanto has crecido, cretino mal agradecido—dijo Kate mientras movía su silla de ruedas para acercarse a él; Kate era seguida de cerca por un hombre quien miro a Derek con condescendencia.

—Hola Kate—saludo Derek mientras miraba fijamente a su padre, quien no había dicho nada desde que saliera del comedor —Me dijo mi representante que, querías hablar conmigo—Carraspeo y se sentó en el brazo del sillón.

Su padre se rio y se acerco a él.

—Te hemos llamado miles de veces, te hemos pedido que hables con nosotros y nunca respondiste, ¿Qué es diferente ahora? — La pregunta de su padre lo tomo por sorpresa.

—Que importa eso ahora, papá, el punto es que esta aquí ahora—dijo Kate —Te llamamos por que quiero invitarte a mi boda—La declaración de su hermana lo hizo ponerse de pie y mirar al hombre de pie detrás de la silla de su hermana. —Él es mi prometido, Caín Brown, ha sido mi fisioterapeuta por los últimos año.

Derek miro al hombre y se acerco a él, le ofreció la mano y se presento:

—Derek, soy el hermano menor de Kate y Jocelyn—dijo en tono grave.

—Caín… he escuchado mucho sobre ti, y debo decir que me siento un poco nervioso de conocerte al fin, vi tu ultima película y soy tu admirador.

Las palabras del prometido de su hermano lo hicieron sonreír.

—Pues, gracias…

Derek ceno con su familia después de mucho tiempo, les conto sobre su trabajo y escucho los reclamos de su padre y sus hermanas.

—Pues, la boda será dentro de un mes y quiero que estés ahí… ya se que nunca quisiste hablar de ello pero yo no te culpo Derek, y si hubieras venido antes podría habértelo dicho hace años.

Derek clavo la mirada en la mesa.

—No necesitas ser condescendiente conmigo, ya no tengo catorce—susurró y levantó el rostro para observar a su hermana—. Yo tuve la culpa, olvide pasar a recogerte y estas en esa silla de ruedas por ello, no me digas que nunca me culpaste por que no puedo creerte.

—Niño tonto, tal vez no tengas catorce pero aun te comportas como uno niño de esa edad, eres mi hermano y lo que paso fue culpa del hombre que nos arroyo y no tuya.

Derek apretó los puños y decidió guardar silencio, discutir por lo ocurrido pareció inútil al pensar detenidamente en el asunto, no había vuelto a casa después de tantos años para ello, lo había hecho porque, era algo que su corazón le exigía hacer. El resto de la noche transcurrió con Derek contándoles sobre sus experiencias en Hollywood y en las semanas de la moda en Milán y Francia. Obviamente siempre cuidando no ser indiscreto con sus actividades personales durante dichos eventos.

Derek decidió quedarse esa noche en su casa y vio con ojos llorosos como su habitación estaba exactamente igual que cuando se fue, el fantasma de aquel chiquillo de catorce años comenzó a aparecer frente a él, rememorando sus noches estudiando o llegando tarde del trabajo, se vio a si mismo empacar todo después del accidente de Kate y salir de su casa con tan solo quince años y unos meses, y no volver hasta ahora, siendo un hombre de casi veintitrés años.

Se sentó en su cama y miro su reflejo en el espejo. Comenzó a preguntarse si se parecía en algo al hombre que el esperaba ser cuando se imaginaba así mismo y se dio cuenta de que no, no era ni la mitad de hombre que era su padre y no se acercaba al hombre que el pretendía ser.

El timbre de su teléfono lo saco de sus pensamientos, contesto aun aturdido y sin mirar el identificador.

—Derek Evans— dijo en tono distraído.

—Soy yo—La voz de la mujer al otro lado del auricular lo hizo reaccionar —Derek, llevo buscándote desde hace días y tu simplemente no contestabas mis llamadas.

—Abigail, estoy ocupado. ¿Qué necesitas? —pregunto molesto por el tono acusador que la chica uso para dirigirse a él.

—Estoy embarazada—susurro.

La palabra resonó en su cabeza y el teléfono cayo de su mano.

Un hijo… era un bebé… su bebé. El miedo luchaba en su interior contra la incertidumbre y el sentido de la responsabilidad.

—Esta bien, iré a recogerte a tu casa y hablaremos.

Abigail sonrió con satisfacción, ahora solo tenia que ver como conseguir un mocoso para continuar con la farsa… o quizá simplemente fingir un aborto, pero eso por el momento no importaba, lo único que le importo en el momento fue que descubrió un posible punto débil en Derek, su investigación había tenido frutos, por lo que se regocijo y comenzó a tramar su segundo paso, exigirle que se casara con ella.

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