4 Apariencias

Era de mañana, mi despertador sonó, aturdida desperté y lo golpe con demasiada fuerza haciendo que saliera volando y se estrellara contra la alfombra, abrí los ojos, la migraña parecía haber vuelto acompañada por sus viejas amigas, cansancio y estrés. Creo que Stephen tenia razón cuando dijo que debía comprar anteojos especiales para la computadora o simplemente no pasar tanto tiempo trabajando frente a ella.

Me levante de la cama con muy pocos ánimos, ni siquiera tenia la fuerza para lavarme el rostro pero me obligue a misma a caminar hasta el baño, una vez frente al espejo sonreí un par de ocasiones intentando convencer a mi muy demacrado reflejo que dejara de quejarse. Me arregle tan rápido como pude y salí hacia la oficina, decidí tomar taxi, con el dolor tan intenso que me taladraba la cabeza creí que evitar conducir era una buena forma de evitar provocarme una muerte prematura.

Llegue a la oficina y me topé con los ojos sorprendidos de Stephen.

-Buenos días- saludo el interpelado con la voz en susurro.

Sonreí sin ninguna convicción como respuesta a su saludo y entre a mi despacho.

Pobre realmente lo compadezco cuando tiene que soportar mis pequeños momentos de mal humor.

Una vez dentro de mi oficina, me quite la chaqueta, la coloque en el perchero, colgué mi maletín y camine para cerrar las persianas un poco, la luz que entraba por el ventanal estaba haciendo que mis ojos dolieran aun màs. Finalmente me senté frente al escritorio, abrí el pequeño cajón de la derecha y me tome dos píldoras para el dolor de cabeza, odiaba esos medicamentos masticados, pero siempre han sido mas potentes que los analgésicos comunes.

El comunicador sonó, presione el botón para escuchar lo que Stephen tenia que decirme.

-Su hermana esta en la línea- musitó.

Tragué saliva con fuerza. Había olvidado por completo llamarla. Temiendo que estuviera hecha una furia aspire tan fuerte como pude y hable.

-Comunícame con ella- pedí y escuche el sonido de espera en el telefono.

Según mis hermanas, yo soy la insoportablemente sabe lo todo que nunca mueve un dedo sin hacer un plan, pero son ellas quienes siempre se molestan cuando no las llamo en el momento en que lo piden, y en la mayoría de las ocasiones ni siquiera me dejan explicar la razón. Levante el auricular.

-Hola-dije mientras continuaba tecleando en mi computadora, un silencio incomodo hizo que dejara de teclear.

-Buenos días- saludo mi hermana de forma seria -Debo suponer que ayer tuviste un ataque de Alzheimer prematuro.

-Lo lamento... Tengo un nuevo caso y... -

-Si, si, comprendo... - me interrumpió -Dejemos eso para discutir otro día. Te llamo por dos razones... El mes próximo es cumpleaños de tía Anneth, y Clara y yo estábamos pensando en hacerle una fiesta sorpresa-

-¿Y ella estará de acuerdo con eso? recuerdo que la ultima fiesta sorpresa termino con ella saliendo por la puerta furiosa-

Mi hermana bufo antes de continuar hablando.

-Por supuesto que estará de acuerdo... Y sino lo esta pues simplemente esta vez no la dejaremos marcharse- trague saliva con fuerza.

Mi hermana en ocasiones habla como toda una psicópata en potencia.

La escuche los siguientes veinte minutos hablar sobre su maquiavélico plan para obligar a tía Anneth a no solo no huir de su proxima fiesta sorpresa, sino también ha disfrutarla. La escuche sin muchos deseos de ver realizados sus planes, sinceramente siento pena por tía Anneth, ella tiene que soportar sus ideas locas.

-¿Estas escuchándome?- pregunto molesta.

-Por supuesto que si- respondí con el temor implícito en mi voz.

En realidad había dejado de escuchar desde el momento en que menciono mi papel en su complot.

-No se te ocurra dejarme plantada... si no vienes, tienes mi palabra de que iré a tu casa y le prenderé fuego a tus libros.

Como ya sabia que sus amenazas no eran palabras vacías simplemente sonreí al sentirme descubierta.

-Esta bien. Ahí estaré y tratare de hacer mi parte lo mejor que pueda. ¿Estas feliz? Ahora, me diras cual es tu segunda razón... necesito volver al trabajo, tengo que ir al juzgado y la migraña me esta matando así que, si no hay nada mas que decir, te amo hermana. Adiós.

Colgué antes de escuchar su despedida o su segundo motivo para llamarme, me puse de pie y camine hacia el archivero, debía iniciar la ficha de seguimiento del caso Evans-Jones y salir hacia el juzgado a entregar la solicitud para leer la demanda original. Me senté de nuevo en mi silla y comencé a escribir, todos los puntos a seguir en el caso, así como la información recolectada en la cita del día anterior.

Entrevista preliminar. Entrega de documentos y solicitudes de comparecencia. Segunda entrevista.

En la mayoría de los casos de divorcio, es común que los abogados tengamos charlas con los hijos cuyas custodias se disputan, pero, tomando en cuenta la reacción del Sr. Evans el día de ayer ante mi comentario, algo me dice que es probable que el no quiera que hable con su hija, y también esta el conflicto de la supuesta violencia que la Sra. Evans demanda, no será fácil obtener una versión de la niña por parte de la contra parte.

Me rasque la cabeza con la goma del lápiz, mientras intentaba pensar como llevar la defensa de una persona que lleva todas las de perder.

-Stephen- llame por el comunicador.

El chico entro en mi oficina.

-Llama al Sr. Collins y dile que necesitare hablar con ellos después de ir al juzgado, diles que los invito a almorzar hoy, medio día, en el restaurante del hotel Hyatt que se encuentra en el centro.

-Jefa, creo que esta olvidando la comparecencia del señor Ortiz, es hoy a las 5.

Apreté los ojos y suspire. ¿Por qué la gente insiste en sacarme de mis casillas cuando estoy de mal humor?

-Querido tengo cinco horas para caminar tres cuadras hasta el juzgado... creo que hay tiempo suficiente.

Stephen sonrió nervioso y tras asentir salió de la oficina, volví a suspirar con fuerza, envié las solicitudes a imprimir y me levante, tome los documentos y las solicitudes de la impresora y salí de la oficina, comencé a buscar las llaves de mi auto en mi maletín hasta que recordé que había llegado en taxi.

"Maldición" masculle y mire a Stephen que me observaba como cachorro asustado.

-Llama al chofer, dile que necesito que el día de hoy me lleve a varios sitios y que ya estoy retrasada.

El chico asintió. Regrese a mi oficina y me senté de nuevo en la silla, cerré los ojos para evitar la luz que aun me molestaba. El sonido de mi celular me hizo levantarme un poco para tomarlo. Mire la pantalla y suspire. Era mi hermano, Peter.

-Hola- salude con la mayor cantidad de euforia que era capaz de generar dadas las circunstancias.

-¿Te duele la cabeza?.

Su pregunta me hizo sonreír.

-Si, un poco, pero estoy bien...

Una risa melodiosa salió por el teléfono, mis hermanos y yo teníamos una relación un tanto excéntrica, Jane, Clara y yo nunca pudimos ser amigas realmente, las diferencias de edades entre nosotras era demasiado grande así que cuando ellas eran solo un par de adolescentes interesadas en ropa, zapatos, maquillaje y chicos, yo era una niña que disfrutaba viendo dibujos animados en la televisión, mi hermano Peter por otro lado, el siempre fue mas atento, la diferencia en nuestras edades no es tan grande como con nuestras hermanas, lo único que se interponía entre el y yo era que el es un chico y yo una chica.

-¿Ya te conto Jane sobre su plan para hacerle a tía Anneth una fiesta de cumpleaños sorpresa? Me pregunto cuantas veces necesita nuestra hermana que se le diga que "no" para entender el mensaje.

Reí con fuerza ante su comentario.

-Ni lo menciones- respondí – Pero dime... a que debemos el honor de tu llamada, no creo que quieras charlar sobre la fiesta sorpresa- dije riendo. Conocía a mi hermano lo suficiente como para saber que el solo llama cuando es algo verdaderamente importante, ya que siempre esta ocupado con sus feligreses.

-De acuerdo, solo quería saber como estabas. Estaba preocupado, después de que Clara me dijo que iba a decirte, pensé que necesitarías un hombro como apoyo.

Sorprendida por el tono lúgubre de su tono, me sentí extraña, quizá le había pasado algo a mis sobrinos o... quizá las cosas con Tom ya eran insostenibles o... había tantas cosas que podían haber ocurrido que comencé a sentirme ansiosa.

-¿Decirme que? Aun no he hablado con ella, pero si necesita algo sabe que tratare de ayudarla en todo lo que pueda.

Mi hermano guardo silencio, supongo que no era la respuesta que esperaba.

-Elaine... Steve va a casarse el domingo en la iglesia que esta a dos cuadras de la mía, me entere ayer cuando el padre Antón vino a cenar, tu sabes que la familia de Steve es una de las familias mas acaudaladas del estado así que... será todo un evento.

Guarde silencio, no esperaba que esa fuera la noticia, o quizá si, después de todo no es que la familia de aquella mujer o la de èl fueran a permitir que esos dos continuaran con su eterno compromiso.

-No es necesario que te preocupes por esas cosas tan insignificantes, es el pasado... ya, ya lo supere- respondí.

Me había dicho tantas veces esas palabras a mi misma en el transcurso de estos años que creí, ya me había convencido; sin embargo, la opresión en mi pecho, el nudo en mi garganta y el hormigueo en mis brazos y piernas, me obligo a reconocer que no era así, que me estaba engañando a mi misma. No había superado nada.

-No es necesario que continúes controlando tus emociones de esa manera, no es saludable, en mi opinión, si realmente hubieras superado lo que ocurrió, no buscarías tan desesperadamente la forma de estar sola, Elaine no has salido con nadie desde que...

-Cállate- le interrumpí –No continúes por ahí, es lo ultimo que necesito. Agradezco que te preocupes por mi, pero... no quiero, no creo tener la fuerza para volver a sellar la caja, si tu la abres ahora. Así que por favor, no.

Mi hermano suspiro al teléfono.

-Muy bien, lamento haberte hecho recordar algo tan doloroso.

Sonreí y cambie de tema enseguida.

-Estaba pensando en pintar el techo de mi habitación este fin de semana, y ya que la ultima vez te molestaste tanto cuando no te pedí ayuda, me preguntaba si este sábado estarás libre.

-Para ti siempre tengo tiempo, te veré a las 10.

-De acuerdo. Te amo hermano.

Colgué el teléfono.

-Señorita Tullor, el chofer esta abajo.

Presione el botón del comunicador para responder.

-Muy bien, enseguida bajo.

Me puse de pie, camine hacia la puerta y tras suspirar sali de nuevo de mi oficina, sin despedirme de Stephen camine hacia el elevador, un par de chicas esperaban también frente a la puerta, ambas eran internas de uno de los colegas de nuestro bufete. Las había visto en un par de ocasiones antes, ambas me miraron, eran por lo menos una cabeza mas bajas que yo y aun tenían ese clásico rostro infantil.

-Disculpe señorita- llamo una de ellas. La mire.

-¿Si?

-¿Usted es Elaine Tullor verdad?-

Sonreí con amabilidad.

-Si, así es-

-Es un placer conocerla- dijo e inmediatamente extendió su mano para que la estrechara, sonreí de nueva cuenta y extendí mi mano, amabas chicas me observaban con idolatría, de hecho me hicieron sentir incomoda.

Una vez que entramos al elevador, fui bombardeada con toda clase de preguntas, algunas mas extrañas que otras, querían saber si es muy difícil convertirse en socia de una firma de abogados, si es verdad que me apodan la abogada de hierro, si es cierto que nunca he perdido un caso... y la pregunta mas común que a mi edad todo el mundo me hace, ¿Acaso es cierto que si se tiene una vida profesional exitosa, es muy difícil conseguir una pareja?

Intente sortear todas las preguntas respondiendo con frases cortas.

¿Es difícil convertirse en socia de una firma de abogados?

No, si eres buena.

¿Es verdad que me apodan la abogada de hierro?

Si, pero continuo sin saber exactamente la razon.

¿Es verdad que al tener una vida profesional exitosa es difícil conseguir una pareja?

Tarde unos minutos pensando la respuesta mas clara y corta a esa interrogante.

Si y no. Supongo que depende de los estándares con los que midas a las parejas. O mejor dicho a los prospectos de pareja que tengas.

Las chicas parecieron no quedar muy satisfechas con mis respuestas pero, no dijeron nada mas al respecto, las tres descendimos del elevador, me puse las gafas de sol, les dedique un asentimiento y comencé a caminar hacia la calle donde el chofer me esperaba con la portezuela del auto abierta. Escuche a las chicas cuchichear a mis espaldas.

"Es mas fría de lo que imagine" "Se ve tan fuerte... tan segura, imagino como será cuando lleva un caso"

Sonreí en mis adentros, pequeñas e inocentes niñas, aun no saben que en este mundo la apariencia es lo que define como te tratan las personas, sobre todo aquellas que no tienen ningún interés real en conocerte. Si realmente quieren entrar a un mundo como este, en el que cualquier signo de debilidad es una diana pintada en tu espalda, tendrán que aprender como yo, que, jamás puedes mostrarte como realmente eres, de lo contrario te harán daño.

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