187 Verdad Parte III

-¿Estás seguro de que quieres hacerlo de manera directa?.- Dijo Isaac viendo por la ventanilla de el taxi hacia la enorme casa que estaba frente a nosotros.

-Sí, ya no quiero darle más vueltas al asunto.- Alex abrió la puerta y se bajó del auto con un portafolio pequeño.

-Bueno, solo queda enfrentar y tomar al toro por los cuernos.- Dijo Ash una vez que se bajó del otro taxi y se acercó a mi amigo.

-Ya tomó una decisión y debemos apoyarle.- Miré a Isaac y él asintió decidido.

-¿Iremos todos?... Se que ese era el plan pero ahora que lo veo somos bastantes.- Mateo se aproximo hacia nosotros.

-Tienes razón.... Iré con Sash porque ella es mi "novia", no creo que se abuena idea que Isaac entre con nosotros, le traería problemas y no quiero que su relación con su familia se quebrante.... y Ash creo que debe esperar aquí porque es probable que en cuanto le vea se le arroje encima.- Cuando Alex terminó de decir eso recibió una mirada de una Ashley bastante ofendida.

- Estoy de acuerdo, pero aun así iré yo por si es necesario intervenir.- Dijo Mateo viendo fijamente a mi amigo quien sonrió y le dio unas palmaditas en el hombro.

-¡Si necesitan refuerzos solo griten!.- Mi amiga realmente quería ir pero se controlaba porque sabía que era bastante difícil para él hacer esto.

- Hagamos una llamada para oír lo que pasa.- Susurró Ash mientras se acercaba a arreglar el cabello.

-Esta bien.- Respondí de la misma manera y fue ahí cuando logramos establecer una llamada para que oyeran que era lo que pasaba dentro.

Los tres nos acercamos a la puerta de metal y fue Alex quien hablo con alguien a través de el dispositivo en donde estaba el timbre logrando que nos abrieran.

Estaba bastante nerviosa, mis manos sudaban bastante así que intenté secarlas en mi regazo, recordé que estaba en una llamada con Ash por lo que verifique que no se colgara, guardé con cuidado mi celular en la bolsa de mi abrigo y les seguí el paso hasta llegar a la entrada de la casa en donde nos recibieron dos jovencitas que trabajaban ahí, nos llevaron a la sala y sin decir nada más se marcharon.

Los tres nos quedamos parados a un lado de un sillón esperando a que alguien llegara, el ambiente estaba muy tenso y por la ventana pude ver que estaba comenzando a nublarse.

-¡Alex! ¡Hijo mío! ¿Cómo has estado?.- Dijo una señora bastante linda, su cabello era oscuro y su piel un poco morena, sin duda era la madre de ella.

- Hola señora.- Dijo Alex inclinándose para saludarle de manera torpe, ella nos miró y mi amigo comprendió. - Ellos son mis amigos, Mateo y Sasha.- La señora se acercó a nosotros y nos saludo con mucho ahínco.

-¡¿Quién llegó Margaret?!.- Dijo una voz masculina proveniente de las escaleras.

-¡Es Alex y dos de sus amigos!.- Gritó la señora en su dirección. - Perdón por el escandalo y por no presentarme de la manera correcta.- Dijo haciéndonos una seña para que tom��ramos asiento.

- Buenas tardes.- Dijo un señor alto de cuerpo robusto entrando a la sala.

- Él es mi esposo Edgar, yo soy Margaret pero díganme Maggie.- La señora sonrío y tomó a su esposo del brazo, nosotros nos pusimos de pie para saludarle de lejos, el padre de Elena era bastante intimidante.

- Lamento venir a estas horas después de tanto tiempo, pero creo que es necesario... Supongo que Elena ya les dijo algo acerca de su hijo que esta esperando, ¿No?.- Dijo con temor Alex.

- Querrás decir su hijo Alex.- La voz de el señor sonó bastante grave causando que un escalofrió recorriera mi espalda.

- Eh... No, ¿Ella no les dijo?.- Mi amigo se armó de valor e irguió la espalda, mientras que Mateo y yo nos veíamos confirmando las sospechas.

- ¿Qué tendría que decirnos?.- La voz de la madre se apagó al igual que la dulce mirada que tenía al principio.

- Que...- Un rechinido proveniente de la entrada interrumpió a mi amigo, y después de unos segundos apareció Elena riéndose, mientras cargaba muchas bolsas las cuales no tardaron en caer al piso al vernos en su casa con sus padres.

- Creo que es mejor que ella se los diga de manera directa.- Todas las miradas recayeron en ella haciendo que palideciera, dejo las cosas en el suelo y camino hasta nosotros a paso veloz.

- ¿Qué estas haciendo aquí?.- Dijo vendo a mi amigo con nerviosismo.

- Vine a hablar con tus padres por ultima vez, te dije que les contarás la verdad... Pero parece que también quieres jugar con ellos como lo hiciste conmigo.- La voz de mi amigo sonaba áspera pero dolida.

- ¿Por ultima vez? ¿Jugar? ¿De que esta hablando? ¡Elena que pasa aquí!.- Su padre le miro con severidad haciendo que ella bajé la cabeza negándose a hablar. - Al parecer no va a hablar... ¿Qué pasa aquí Alex?.-

- Sé que no soy el indicado para darles esta noticia … es más, no quería ser yo el que les dijera pero al parecer ella seguirá con esto hasta el fin.- Hizo una pausa y respiro hondo. -Yo... Yo no soy el padre de el hijo que espera Elena.- Su voz tembló al final pero mantuvo la compostura.

La madre de Elena se llevó las manos a la boca mientras lloraba, el señor Edgar se mantuvo firme mientras veía con decepción a su hija.

-Yo... Yo pensé que... que tu mi niño te habías ido a trabajar lejos para poder comprarse una casa cuando se casaran y el bebé...- El llanto de la señora se intensifico, Alex intentó acercarse a ella para calmarle pero se detuvo mientras desviaba la mirada.

-Lamento haber sido yo quien les dijera esto, esperaba que las cosas fueran más favorables cuando yo regresara pero no fue así.- Sus ojos se nublaron pero mi amigo se negó a llorar.

- ¿Qué tienes por decir Elena?.- El señor continuo viéndole mientras intentaba calmar a su esposa.

- No creí que se darían cuenta... todo estaba bien. Pero...- La ex novia de él levantó la vista y me miró con rencor.

- ¡Compórtate Elena!.- Gritó su padre. - ¡¿Cómo puedes jugar con nosotros mientras estas embarazada?!.- Las venas del rostro del señor aparecieron demostrando lo molesto que estaba.

- ¡Me alegro que no seas el padre de mi hijo! ¡Siempre supe que eras un hombre de...- La señora Margaret abofeteó a su hija mientras le veía enojada.

-¡¿Cómo puedes hablar así de él?! ¡Alex siempre te apoyo en todo! ¡Jamás se fue de tu lado aunque fueras grosera con todo el mundo! ¡Hilda, ven por Elena y llévala a su cuarto! .- Gritó su madre, una señora apareció con dos mujeres más quienes se encargaron de llevársela. - ¡No le dejen sola, más tarde iremos a hablar con ella!.- Cuando por fin se marcharon la señora tambaleo, Alex se apresuro a ayudarle a mantenerse de pie.

- Lamento que ella se comportara así.- Dijo el señor Edgar colocándole una mano en el hombro.

- No se preocupe... No sean tan duros con ella, solo necesita tiempo.- Dijo Alex mirándoles con tristeza.

- Perdónanos hijo.- Susurro la señora Margaret tomando sus manos. - Esto debe ser difícil para ti.- Las lagrimas siguieron cayendo por su rostro, mi amigo las limpio con dulzura.

- No tengo nada que perdonarles... Estoy feliz de verles por ultima vez. Hoy vine a despedirme de ustedes, mi familia.- Al oírle decir eso los padres de Elena no pudieron evitar abrazarle con amor y tristeza. Mateo extendió un pañuelo y secó mis lagrimas.

-Se supone que estamos aquí para darle fuerzas.- Susurró acariciando mi cabello mientras yo intentaba calmarme.

- Es tarde, creo que es hora de que me vaya.- Dijo Alex, les dio un ultimo abrazo a los señores, tomó el maletín, nosotros solo les dijimos adiós y caminamos con él hacia la puerta.

- ¡Esta siempre será tu casa Alex!.- Gritó el señor Edgar, mi amigo les dios una ultima sonrisa y salimos de la casa en silencio, llegamos a la calle y encontramos a mi amiga llorando cómo loca en la calle en los brazos de Isaac que intentaba calmarle porque las personas le veían mal como si él hubiera sido el responsable.

Los tres reímos al verle, una vez que logramos que se calmara llamamos a dos taxis y nos marchamos de regreso a la casa sin decir una sola palabra de lo sucedido.

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