151 Olvidar

Sentí que alguien me tocaba el hombro y me movía lentamente, me cubrí con la colcha hasta la cabeza para que dejarán de molestarme pero fue en vano.

- Sash, me voy a mi estudio para seguir trabajando, mis padres igual se irán a trabajar, si necesitas algo me dices. - Susurró mi amiga en mi oido cosa que me hizo removerme en el lugar.

- Mmm.- Dije para que supiera que le había escuchado.

Acarició mi cabello y salió de la habitación, no sé cuanto tiempo había pasado pero fue hasta que escuché la campana de el camión de la basura que me levanté de la cama, aún tenía los ojos un poco entrecerrados pero eso no me impidió entrar al baño para darme una ducha. El agua caliente hizo su trabajo y me despertó completamente, como ya estaba más conciente de lo que pasaba envolví mi cuerpo con una toalla y fui a el lavabo para cepillar mis dientes y mi cabello, aplique un tratamiento para que mis rizos no se revelarán hoy. Busqué en mis maletas la ropa que usaría y me vestí rápidamente porque había comenzado a estornudar y a temblar de frío, lo cuál no era bueno si quería ir el fin de semana con mis amigos a hacer todo lo que ya habíamos planeado.

Tomé mis pantuflas y como no tenía hambre decidí prepararme solo un té para beberlo mientras trabajaba, me senté en la mesa esperando a que estuviera lista mi bebida y fue ahí que comencé a recordar lo que había soñado, por alguna extraña razón solo recordaba hasta que llegaba a la casa, sabía que mi madre me había revelado el secreto número dos pero no sabía de qué se trataba, era como si mi memoria tuviera un hueco en blanco, estaba tan inmersa en mis pensamientos que ni siquiera el sonido de la tetera me regresaba a la realidad, no quería olvidar otras cosas como el paseo en el lago ni el libro que me había regalado así que me levanté y fui corriendo a la recámara para escribirlo en un papel para ir a buscarlo a mi casa hoy mismo, sin embargo, aunque ya eso estaba resuelto seguía teniendo una extraña sensación que me decía que debía regresar a la cabaña y a el lago para que recordara lo que faltaba.

- ¿Debería ir sola? - Dije hablando conmigo misma mientras bajaba las escaleras para quitar del fuego la tetera.

- Pero si lo hago yo sola tendré que manejar. - Un frío intenso invadió mi espalda al saber que tendría que enfrentar mi miedo, ¿Puedo hacerlo? dudé unos segundos pero recordé que mis amigos estaban muy ocupados intentando hacer huecos en sus agendas para el fin de semana, suspiré y me estaba dando por vencida a ir a el lago por mi cuenta hasta que una idea de cruzo en mi mente... ¿Y si le digo a él que me acompañe?.

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