127 Latidos

---Sasha---

El aroma que emanaba su ropa era tan embriagador que me hizo bajar la guardia por completo y me perdí en su abrazo.

-Me gustas más de lo que creía, ¿Puedes quedarte conmigo?... Por favor – Su suave voz resonó en varias ocasiones en mi cabeza, sentí su aliento frío impactando a mi cuello y a sus brazos acercándome más a él, mi corazón latía con fuerza y deseaba que jamás se acabara este momento.

-Si. - Dije devolviéndole el abrazo, mis brazos rodearon a su cuerpo y mis manos se agarraron a su camisa con fuerza.

No sé por cuanto tiempo nos quedamos así pero solo nos separamos cuando un relámpago cayó y la llovizna se convirtió en una tormenta.

No podía verle a la cara, mi rostro ardía y sabía que en esos momentos el color de mi piel igualaría a el de mi cabello, dirigí la mirada a su camisa que estaba un poco mojada por las gotas de lluvia que se colaban hasta la entrada de mi casa.

-Pasa, te resfriarás si sigues así. - Dije sin levantar la vista del suelo, pero él no se movió en absoluto, me armé de valor y tomé su mano, sentí como una leve corriente eléctrica invadía mi cuerpo, apreté mi agarre e hice que caminara hacia el interior de la casa, iba a soltar su mano, pero él no me dejó.

-Voy a cerrar la puerta. - Mi mirada se dirigió a nuestras manos entrelazadas y mis orejas comenzaron a hervir.

-La cierro yo. - Dijo Louis mientras se giraba para cerrarla sin soltar mi mano.

-Ponle el pestillo. - Dije antes de que se alejara de ella, eso hizo que él se quedara completamente quieto tras escucharme. -Últimamente han estado entrando a las casas, es más seguro tener todo cerrado. - Dije para aclarar las cosas y no me malinterpretara.

Sin decir nada él me hizo caso y una vez que lo hizo, se escuchó como la tetera comenzaba a sonar para avisar que el té estaba listo.

-Siéntate en la sala, iré a preparar un poco de té para que entres en calor. - Esta vez levanté la vista para verle, pero me asusté en cuanto vi a su rostro con algo de sangre. - ¿Qué te pasó? - Me acerqué más a él y tomé su mejilla para ver más de cerca su herida que estaba completamente seca.

-Solo es un rasguño. - Dijo evitando mi mirada.

-Siéntate ahí. - Señale el sillón que estaba frente al televisor. Solté su mano rápidamente y fui corriendo a mi habitación, cuando entre en ella lo primero que hice fue sacar un pequeño botiquín que estaba en un cajón de mi mesita de noche, iba a regresar pero recordé que estaba empapado, busque en mi armario una camisa mía que fuera lo suficientemente grande para él, encontré una que tenía un estampado de un gato pequeño, era mi camisa favorita, a un lado de ella tenía una toalla limpia, tomé todo lo necesario y baje las escaleras de prisa, pero no encontré a Louis en el lugar que le había dicho que se quedara, pensé que se había marchado pero un ruido de la cocina me hizo ir ahí.

- ¿Qué haces? - Dije abrazando las cosas para que no se me resbalaran y cayeran al suelo.

-Té… tuve que buscar en los cajones para encontrar un par de tazas. - Dijo mientras servía con tranquilidad el liquido caliente en cada recipiente. - ¿El azúcar está en...? - Louis me miro y parecía ser un poco torpe en la cocina porque no sabía en donde estaban las cosas.

-En el estante de la izquierda. - Dirigí la mirada a el lugar en donde la guardaba, me apresuré a dejar las cosas que tenía en la mesa de la sala para ayudarle.

- ¿Cuánto de azúcar? - Volvió a mirarme con atención, no estaba acostumbrada a que me dieran ese tipo de atenciones, pero no me disgustaba el que Louis fuera el primero en hacerlo.

-Dos de azúcar, por favor. - Caminé a su lado y saqué del horno el par de sándwiches que había preparado para comer. Una vez que todo estuvo listo nos dirigimos a la sala para sentarnos.

-Deberías cambiarte de ropa. - Tome la toalla y la camisa. - No se si esta vaya a quedarte o a gustarte... es mía por eso es un poco infantil… Si no quieres usarla puedo ir a buscar una sudadera. - Me levante rápidamente para regresar a mi cuarto, pero él tomó mi mano para detenerme.

-Está bien, me gusta. - Louis tomó las cosas de mis manos y siguió mirándome con atención, mi rostro enrojeció al instante.

-Puedes ocupar el baño que esta en este pasillo frente a las escaleras. - Dije con rapidez para evitar que ocurriera de nuevo lo de la biblioteca.

-Mmm.- Fue lo único que dijo y se dirigió a este para cambiarse, en cuanto cerró la puerta me senté en el sillón tratando de analizar lo que estaba pasando en mi casa y para calmar a mi corazón que latía como loco.

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