95 Caos

Me desperté y tallé un poco mis ojos, sentí como mi amiga que me abrazaba se movía en su lugar, lentamente estiré la mano para intentar tomar mi celular que estaba en la mesita de noche, cuando pude agarrarlo vi la hora, eran las 2 de la mañana, sabia que ya no podría volver a dormir así que me levante con cuidado evitando que Ashley se despertara.

Tomé una mochila en donde tenía mis cosas para trabajar, arropé a mi amiga y salí caminando suavemente por el pasillo. Recordé lo que había pasado y sentí un escalofrió recorrer mi cuerpo, aun así, camine en la oscuridad hasta llegar a las escaleras, tome el barandal y baje con cuidado para evitar resbalarme, una vez que lo logré me senté en el sillón y saque unos documentos, lapicera y mi portátil de la mochila. Coloqué todo en orden y encendí la Laptop para comenzar a terminar algunos pendientes para poder dedicarme al cien por ciento al proyecto que estaría desarrollando con la empresa de Louis, pasó el tiempo y sentí que mis ojos se sentían un poco irritados, coloque gotas para los ojos y busque en el fondo del morral para ver si había guardado mis lentes, cuando los encontré me los puse y envié mis trabajos pendientes.

Me estiré un poco y vi de nuevo la hora, casi eran la 7 de la mañana, recordé que alguien debía trabajar en la biblioteca en lo que yo me desocupaba y todo se resolvía, cree varios anuncios en paginas para encontrar trabajo y así encontrar a algún candidato que estuviera interesado.

Me dio un poco de hambre así que cuando termine todo me levante para preparar el desayuno, ya pasaban de las ocho y sabia que Mateo y Alex pronto se irían a trabajar. Estaba terminando de cocinar cuando escuche pasos apresurados bajando por las escaleras, me asome por encima del desayunador y vi a mis tres amigos despeinados y recién levantados muy alterados.

- ¿Qué pasa? - Dije mientras regresaba a servirme un poco de café.

-No te encontramos arriba. - Ashley camino hacia donde yo estaba y se sentó viéndome, reprochándome el susto que seguramente se habían llevado.

-No podía dormir, así que baje para trabajar un poco. - Bebi de la taza y les indique que se sentarán a desayunar. Ninguno dijo que no, así que tomaron asiento y comieron tranquilamente.

- ¿Desde qué hora estas trabajando? -Mateo levanto la mirada mientras comía un poco de panqueques.

-Desde las dos. - Los tres me vieron asombrados.

- ¿Acaso no duermes? - Alex intento hablar mientras pasaba un trago de café.

-No tenia sueño. Además, había trabajos que estaban atrasados, y necesito buscar a alguien que este en la biblioteca en lo que termina todo. -

- ¿Vas a ir hoy? - Ashley me miro preocupada y yo sonreí para tranquilizarla.

-Sí, necesito contratar a alguien, no saldré de la biblioteca, además hay muchas cámaras en ella, nada malo va a pasar. -

-Yo te llevo. - Asentí a Alex y él me sonrió.

-Yo llevo a Ashley… Tienes que ir a tu estudio para comenzar a trabajar, ¿cierto? - Ashley miró a Mateo y paso el bocado que tenía.

-Sí, gracias. - Ella sonrió y siguió comiendo como si no hubiera un mañana, era probable que estuviera hambrienta porque ayer no había comido.

-Entonces me voy a alistar, casi es hora de abrir la biblioteca. - Me levante y los tres me vieron asustados.

- ¿Qué... qué hora son? - Pregunto Alex que lucía pálido.

-Mmm… faltaran cerca de 10 minutos para que sean las nueve. - Seguí caminando y poco después escuche como mis tres amigos subían corriendo las escaleras.

-Tengo una junta a las nueve y media en la editorial. ¡Date prisa Ashley! - Dijo Mateo mientras cerraba la puerta de la habitación.

- ¡Yo tengo una videollamada a esa misma hora con la secretaria de mis padres! - Gritó mi amiga que se metió en el baño con un portazo.

- ¡Sash yo tengo que ir a la empresa para firmar el contrato! - Alex salió de su habitación mientras se lavaba los dientes.

-Esta bien, estoy lista en cinco minutos. - El asintió y se fue a arreglar.

Aunque había un caos en la casa todos salimos justo a tiempo, mi amiga y yo nos subimos en los autos de mis amigos y nos dijimos adiós.

Como la biblioteca estaba cerca del vecindario no tardamos mucho en llegar, me bajé del auto, tome mis cosas y me pare en la banqueta.

-Vendré por ti para comer, y creo que ya estaré libre el resto de la tarde así que me quedaré contigo. Cualquier cosa me llamas… Y por nada del mundo vayas a irte sin ninguno de nosotros ¿Entendido? - Dijo mientras me veía por la ventanilla del auto.

-Si, lo sé. Maneja con cuidado. - Alex me dio un ultimo vistazo y se fue tras decirme adiós con su mano. Giré y vi frente a mi la biblioteca, caminé hacia ella, era hora de trabajar.

---Esa misma mañana en otra ciudad---

*Tocan dos veces la puerta*

-Adelante. - Un hombre de edad avanzada habla con voz fuerte, deja unos documentos en su escritorio y espera a que la persona entre a la oficina.

-Señor presidente, hemos podido contactar con las personas que conocen a la señorita. - Dijo un hombre de traje mientras se paraba frente al escritorio.

- ¡¿Qué esperan para reunirnos con ella?! - La mirada del anciano se agudizo y paralizo al hombre frente a él.

-Podemos reunirnos con las personas que la conocen… pero ellos nos han dicho que…-El hombre dudo un poco en continuar con la noticia.

- ¡Si quieren dinero dáselos, pero yo quiero verla a ella lo más pronto posible! - El hombre golpeo el escritorio mientras se ponía de pie, la temperatura del lugar descendió y era evidente que estaba enojado.

-Señor, me temo que eso no es posible porque la señorita… falleció. - Tras escuchar eso el anciano cayo en su asiento, el hombre se acerco para ver si se encontraba bien pero el levanto la mano para señalarle que se alejara.

-Reúnete con ellos, quiero verlos y que me expliquen esta incoherencia que me estás diciendo. - El anciano levanto la vista y el hombre se apresuro a salir sin antes hacer una leve reverencia.

-Mi pequeña… ¿Por qué cuando por fin te encuentro después de tantos años vuelves a desaparecer y causas este dolor en este anciano? - Toco con tristeza una foto que estaba sobre su escritorio y la llevo a su pecho mientras cerraba los ojos para evitar que las lagrimas descendieran por sus mejillas.

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