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Caden

Todo niño nace total y rotundamente indefenso y es el deber de sus padres, protegerles de las inclemencias del mundo al que llegaron. Se puede argumentar que el mayor vínculo de amor y de protección es el de la madre a su hijo, pero desafortunadamente para Caden; ese vinculo nunca existió. Desde niño sufrió el rechazo de la sociedad y el de quien fuera su madre, quien lo mantuvo aislado y escondido la gran mayoría de su vida. Justo cuando Caden comenzaba a resignarse a pasar el resto de su existencia en sufrimiento; llega una persona que marcaría el resto de su vida. Ese "Ángel", como Caden lo veía, le hizo sentir amor y comprensión; por primera vez en su miserable existencia sentía que alguien se preocupaba por él. A lo largo de su relación con su "ángel"; Caden descubrirá que las apariencias engañan y que los peores y más dañinos demonios suelen disfrazarse de ángeles de luz.

NATALIADIAZ · Horror
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44: Un platillo especial, ¿y un postre?

—No me provoques, Suzy.

—¿Por qué? ¿Tienes miedo de fallarle a tu muñeca de trapo?

—Ya no sé si eso a ella le importe.

—Pero ¿Y a ti te importa?

—No sé lo que siento. Será mejor que salgamos a buscar un trabajo. ¿Podrías levantarte? — le pregunté, y se acercó hasta quedar a centímetros de mis labios.

—Haré que seas mío un día, Caden— sonrió y se levantó, dejándome completamente alborotado. Esta loca acabará conmigo.

Fuimos a llenar aplicaciones a varios lugares, estuvimos toda la mañana en la calle; de alguna manera se sentía bien estar acompañado. Ella sonreía por todo lo que veía y, aunque hablábamos de temas tontos, aún así era divertido. Fuimos a otro supermercado, obviamente no podíamos ir a dónde trabajábamos; hicimos unas compras y ella no dejaba de reír, se parecía mucho a Noah; por supuesto, a cuando Noah era así de unida y feliz conmigo.

—¿Por qué estás tan feliz, Suzy?

—Es la primera vez que salgo con alguien más a hacer compras— sonrió. Recordé las palabras de Noah la primera vez que venimos a hacer compras y sentía nostalgia. Ya nada es igual que antes—. ¿Estás bien, Caden?

—Sí, solo me preguntaba ¿cómo alguien como tú, no pudo haber venido antes acompañada a este lugar?

—Mi tía jamás me llevaba con ella; era aburrida y ridícula, solo sabía mover el culo y ni sabía cocinar— rio—. Que tiempos aquellos— suspiró.

—¿A qué te refieres con eso?

—Era prostituta, y cuando llegaba a la casa solo sentaba en un sillón a leer historias. Una vida muy aburrida, ¿No lo crees?

—¿Y tus padres?

—Nunca los conocí y tampoco estoy interesada.

—Ya veo.

Al salir del supermercado, fuimos directo a la casa a desempacar las cosas y ponerlas en su sitio.

—Quiero cocinar hoy, ¿Puedo?— preguntó.

—Pero es que no sabes lo que nos gusta.

—Claro que sé— me hizo un guiño, y sonrió—. Quiero sorprenderte.

—Está bien— abrí las gavetas para que buscara lo que iba a necesitar y salí de la cocina.

Bajé a buscar a Noah y estaba dormida en el suelo.

—Noah— al llamarla se sobresaltó.

—¿Qué quieres?— retrocedió.

—Sacarte de aquí. ¿Pudiste calmarte?

—Eres un cínico. Me dejaste aquí encerrada con todos esos cuerpo e insectos y luego hablas de amarme—me reclamó temblorosa.

—Es tu culpa— diciendo esto, escuché la voz de Suzy.

—Lo siento, espero no haber interrumpido nada— tenía el cuchillo en mano y sonrió.

—¿Qué piensas hacer con eso? — le pregunté, y señaló a uno de los cuerpos. Entendí a lo que se refirió, así que acepté a que continuara en lo suyo—. Adelante— saqué a Noah y la subí a la mesa del comedor, la amarré como de costumbre y me senté con ella.

El silencio me pareció aburrido y no encontraba qué decir para cortar con el. Minutos después, Suzy subió con una bolsa y sus manos estaban sucias.

—Yo te ayudaré— le dije tratando de levantarme de la silla, y me miró.

—Estoy bien, solo espera ahí— me quedé sentado como pidió y mirándola mientras cocinaba. Estaba tarareando y no podía dejar de verla. Es idéntica a Noah. La miré esperando a que ella se diera cuenta y la observara también, pero estaba cabizbaja. Se ha vuelto tan aburrida.

Estuvo bastante tiempo en la cocina, y no pude desviar la mirada de ella en ningún momento. Que nostalgia, daría todo porque las cosas fueran igual que antes.

—Listo— dijo Suzy trayendo el plato a la mesa—. Espero te guste— sonrió, y volvió a la cocina a traerle uno a Noah y por último servirse ella.

Se veía sumamente delicioso. Al dar el primer bocado, provocó un mar de sensaciones enigmáticas en mi paladar. La textura de la carne era sumamente blanda, el sabor era increíblemente bueno e irresistible; la carne estaba jugosa y esa salsa que la acompañaba, reinaba ese rojo, haciendo que se viera más apetitoso y colorido el platillo. Fue tanto lo que causó en mí, que devoré el plato en poco tiempo. Suzy no dejaba de mirarme con una sonrisa.

—Jamás había probado un plato tan exquisito en mi vida, Suzy—ella se inclinó sobre la mesa y llevó su mano a mi mentón.

—Aún hay más, Caden— acarició con su pulgar mis labios.

—¿Esto qué es?— preguntó Noah, interrumpiendo su acercamiento y moviendo la carne con la punta del tenedor.

—Hígado— respondió Suzy, y Noah empujó el plato de mala gana con una expresión de disgusto.

—¡Contigo siempre es lo mismo! — le grité furioso—. Ella se esforzó en cocinar algo para nosotros y siempre menosprecias todo. ¡Muérete de hambre entonces!

—Cálmate, Caden, eso no es nada— dijo Suzy.

—Siento mucho que mi novia no sepa respetar y valorar lo que hacen los demás. Estaba muy rico, y créeme, si voy a repetir—cogí el plato de Noah. Si no quiere comer, que no coma nada entonces. Me cansé de ser bueno con ella. ¡Estoy harto!

Luego de comer y disfrutar de ese rico plato, subí a la habitación para que Noah se bañara y poder acostarla en la cama. Después bajé a ayudar a Suzy en la cocina y ella subió a bañarse. Estoy tan cansado de que todo sea así todos los días. Esto no va a funcionar con Noah. Rato después subí a la habitación a bañarme, me quedé debajo del agua por un rato. El agua caliente recorría todo mi cuerpo, ayudándome a calmar el estrés. Me hacía tanta falta poder tomar mi tiempo en el baño. Al salir a la habitación vi a Suzy en mi cama, justo al lado de Noah, con una lencería color rosa y las piernas abiertas hacia mí dirección.

—¿Aún tienes apetito para el postre, Caden?