27 Capítulo 27: Erick ¡suéltalo!¡ahora!

Narradora omnisciente

Pasaron los días y las noches, días y noches en los cuales Christina conocía cada vez más a los vampiros, sobre todo a un vampiro en específico Erick, siendo el susodicho el vampiro del cual estaba perdidamente enamorada, pero a pesar de eso lo mostraba lo menos posible porque de enterarse la masacre la cual buscaba a nuestra protagonista en cada rincón del mundo, eran capaces de formar la 3ra guerra mundial involucrando así a los humanos.

Pero aquello no solo era lo que más le preocupaba a nuestra protagonista, sino el simple hecho de que sus amigos cada vez se involucraban más con las criaturas del otro mundo, mundo que juró apartar de ellos desde que supo el secreto de Erick, pero que ahora la situación se había salido de control. Principalmente el hecho de que no solo ella estaba enamorada, sino que a sus amigos se les contagió aquel sentimiento, pero hacia las empleadas.

A pesar de aquella situación, Megan también conocida como Laura Christina (nuestra prota) se mantuvo serena, pues sabía que contaba con la protección y apoyo de los vampiros, incluyendo los diferentes consejos que existían alrededor del mundo. 

Por otro lado, nuestro protagonista, Erick Vries cada vez que pasaban los días y las noches, se sentía más atraído hacia Christina y a su vez desarrollaba sentimientos más fuertes, tan fuertes que ni el hechizo de una bruja podría separarlos jamás. Pero aquellos sentimientos lo asustaban por sobremanera haciendo que se encargase de no mostrarlos para no delatarse a sí mismo. Mientras que nuestros protagonistas sufrían un amor imposible, los habitantes del consejo se iban unificando gracias al poder del amor, así como Rosaura (hermana de Erick) declaro su amor a Lord Hopkins, Dachary la hermana menor, decidía de manera personal que no mostraría sus sentimientos, pues esta temía a que no fuesen correspondidos.

Enfocándose en los amigos de nuestra protagonista, estos se habían relacionado con el palacio, a un nivel en que ciertas personas convivían con los ayudantes dentro de este, un ejemplo de esto fueron los puntos en común que tuvieron isabela y Olson la chica que estaba perdidamente enamorada de Alex y que ahora solo ocupa su tiempo en arriesgarse y divertirse junto a Olson, mientras que Alex empezaba a sentirse atraído por Natasha (la mejor amiga de nuestro vampiro favorito).

El amor es una acción y sentimiento inesperado, que si no prestas la debida atención podría hacerte sufrir, perder y cambiar. Inesperado porque no sabes como sucede exactamente, es aquella sensación de sentir un presentimiento de esos que solo suceden una vez en la vida conocido como (las maripositas en el estómago y ocasiones en las que se siente como el fuerte rugido de un dragón o el aleteo de este que lucha por salir) . Tomando por ejemplo la situación inesperada de Alex, el chico playboy que nadie iba a imaginar que aquel chico que alguna vez estuvo enamorado perdidamente de Isabella se enamoraría de una vampira, en la vida el dolor y el amor son como una moneda girando en el aire nunca sabrás si te tocará sufrir o enamorarte aunque a veces puedes llegar a sufrir por amor pero eso sólo pasa cuando la vida te tiene preparado algo mejor... o eso era lo que decían los sabios ancianos que conocían su experiencia a lo largo de la vida.

🌿🍁💗Christina💗🍁🌿

—¿ya estás lista? —Escuche la voz de Erick detrás de la puerta, me encontraba en la habitación vistiéndome, pues iríamos al pueblo de aquel mundo en busca de cosas que necesitábamos los humanos. 

—Aún me falta algo, no seas tan intenso Erick. —Respondí cepillando mi cabello haciéndome un bonito peinado de cabello recogido.

—apúrate. —Me apresuraba Erick algo ansioso y a decir verdad notaba el como Erick cada vez que pasaba el tiempo se volvía más intenso que el día anterior.

—Listo. —Hablé abriendo las puertas y saliendo de la habitación girando luego en mi lugar. —¿Cómo estoy? —Interrogué mostránle a Erick mi vestimenta, el cual al verme, se quedó pasmado y se me hizo imposible esbozar una sonrisa. Llevaba puesto un hermoso vestido verde de encaje floreado con un pequeño escote en forma de corazón. 

—Te ves radiante, estoy seguro que todos querrán mirarte porque pareces más que una princesa… Mi reina. —Opinó acercándose a mí sujetando mi cintura, atrayéndome hacia el y agradecí internamente que ambos nos encontrábamos en un lugar del pasillo donde no existía ventana alguna, más que la de la habitación. —Estoy seguro de que llamarás la atención de todos.

—¿qué?¿qué cosa? No tardaré, cambiaré mi ropa.. —Me excusé a punto de entrar a la habitación, pero antes de que pudiese siquiera dar el primer paso, sentí el cómo Erick me atraía hacia él provocando que chocase con su pecho y logrando que mis nervios salieran a flor de piel. Justo en el momento en el que choqué con su pecho coloqué las palmas de mis manos entre nosotros para poner algo de distancia, acción que se me hizo imposible, pues rodeó mi cintura con sus brazos causando que mis mejillas se tornasen de un rojo carmín por los nervios.—Erick. —Le llamé nerviosa mientras miraba cualquier lugar que no fuese su rostro, porque sabía que si lo hacía, colapsaría en cualquier momento.

—No lo hagas, te ves perfecta así. —Me ordenó en casi un susurro recostando su cabeza en el hueco de mi cuello, pero sentí un escalofrío recorrer mi espalda al sentir el cómo inhalaba el olor de mi cuello, precisamente, el de mis venas. 

—Erick... —Le volví a llamar en advertencia intentando recordarle que si seguía así, podría perder el control en cualquier momento.

—No te haré nada, ya puedo controlarlo Christina… No podría hacerte daño ni aunque quisiera.—Respondió en su susurro haciéndome sentir cada vez más nerviosa, sintiendo el como mis piernas flaqueaban de manera leve.

—P-pero- —Quise excusarme con tartamudeo.

—shh.. —Me interrumpió antes de poder si quiera decir la primera oración, pero en ese momento creo que mi miedo no era el que él no pudiese controlarse, sino que la que pudiera perder el control fuese yo. Entonces tomando la iniciativa me aparté de el sujetando su rostro con ambas manos y mirando sus ojos color rojo apasionado. 

—Es suficiente Erick, sé que puedes controlarlo y no lo dudo, pero la razón por la que nos escondemos es por la amenaza de la masacre, por Dios Erick, me están buscando. Necesito que actúes como siempre y seas consciente de eso porque no quiero meternos en problemas. —Expuse mirándolo todo el tiempo a los ojos, notando el como perdían un poco la intensidad. 

Los últimos días todo era de esa manera, mientras la masacre me buscaba por cada rincón, Erick solo cambiaba de intensidad constantemente, invadiendo todo el tiempo mi espacio personal actuando como un romántico empedernido, claro que no me molestaba, de hecho, amaba que todo el tiempo estaba en el foco de su atención y sus ojos solo me mirasen a mí, pero aquello se empezaba a salir de control y no iba a ser el que se descontrolase, sino yo. 

—A la mierda la masacre. —Expresó antes de liberarse de mi agarre y abrazarme de nuevo. —Ya no puedo soportar esto Christina, ya es algo cruel que nos hagan esto. 

—No estás pensando, ni tú ni yo queremos una guerra. —Hablé separándome de el. —No sé que te está sucediendo últimamente, pero ya es suficiente. —Declaré con una seria expresión en el rostro. 

—Lo siento mucho, yo- —Quiso explicar, pero lo interrumpí.

—Yo nada Erick, debes de parar con esto, si sigues así cometeremos una locura y créeme que no lo digo solo por ti. No es momento, al menos, no Ahora… tenemos que enfocarnos en que no nos descubran, así que arregla tu problema o aléjate de mí, no dejaré que sigas jugando de esta manera conmigo. 

—No estoy jugando contigo ni lo haría en toda la eternidad, solo ya no soporto esto… extraño que estés cerca de mí. —Explicó desviando la mirada hacia uno de los detalles que decoraba aquel pasillo y asentí comprensiva antes de emprender camino hacia la entrada, pero al no escuchar pasos detrás de mí me giré en mi lugar notando el como Erick seguía con la mirada perdida.

—¿vienes? —Cuestioné con voz suave analizándolo, sabía que había sido muy cruel con el y lo sabía porque al verlo de aquella manera apagada sentía cada crujido de mi pecho con cada movimiento que realiza, porque no hay nada más doloroso que herir a alguien que es importante para ti.

—si... —Respondió antes de sincronizar sus pasos con los míos embarcándonos en la caminata más fría, silenciosa y dolorosa que habíamos tenido desde que nos conocimos, pero no pasó mucho cuando pudimos divisar a lo lejos a Patrick dirigiéndose hacia nosotros.

—Hola, rayos se siente la tensión a kilómetros. —Comentó haciendo como si hubiese frío provocando que girase los ojos recordando lo dramático que podría llegar a ser Patrick cuando quería serlo. —¿qué sucedió? —Interrogó con preocupación intercalando su fruncida mirada entre Erick y yo. 

—Erick está perdiendo el control…—Confesé a Patrick desviando la mirada sonrojada, pues confiaba lo suficiente en el como para contarle cada cosa que sucedía entre Erick y yo y más aún sabiendo que la confianza entre ellos era similar, agregando el simple hecho de que ni siquiera Erick sabía lo que le sucedía.

—creo que sé a qué te refieres...Érick tu y yo necesitamos hablar de esto. —Habló dirigiéndose a Erick el cuál frunció el ceño al instante. 

—¿tienes idea de lo que me pasa? —Cuestionó intrigado aún con el ceño fruncido.

—Sí, por ahora tenemos que ir al pueblo pero cuando regresemos te explico. —Le propuso Patrick antes de que emprendamos el camino nuevamente hacia una habitación vacía con sus cuatro paredes pintadas de color negro y sin el más mínimo rayo de luz natural, siendo iluminada por un farol el cuál se iluminó por completo antes de que de manera mágica apareciésemos en la entrada de un inmenso mercado donde se encontraban diversas criaturas comprando, desde centauros hasta ninfas moviéndose cada una de un lado a otra. Al llegar a aquel inmenso lugar empezamos con la búsqueda de cosas necesarias, pero no pasó mucho tiempo cuando sentí el cómo alguien me golpeaba provocando que saliese disparada hacia una pared golpeándome muy fuerte en la espalda ¿Qué hice ahora? Me cuestionaba recuperándome del golpe.

—¡Christina! ¿estás bien? ¿no te pasó nada? —Me interrogó Patrick acercándose a mí con preocupación, mientras que Erick agarro la camisa de la persona que me golpeo y lo levanto.

—¡¿qué demonios te pasa?!¡¿acaso quieres morir mocoso?!—Le gritó fuertemente mientras lo estrangulaba, entonces me di cuenta de que solo era un niño que parecía de 7 años, suponiendo que no fue su culpa por evidentes razones, así que me apresure y corrí hacia Erick el cual estaba a punto de matar al pobre niño.

—Erick ¡suéltalo!¡ahora! —Le ordené con voz fuerte sujetando al pequeño e inmediatamente como un cachorro hizo lo que le ordené y de manera inmediata que Erick soltó al pequeño me acerque a este. —¿estás bien? —Cuestioné notando las marcas que Erick había dejado en su cuello.

—s-sí, y-yo... ¿eres una humana? —Cuestionó con asombro, sus ojos brillaban como si hubiesen pequeñas luciérnagas dentro de ellos y de manera inevitable sonreí, era un niño muy lindo.

—si-no. —Hablamos Erick y yo al unísono, al darme cuenta le di una mirada asesina advirtiéndole que dejara su comportamiento sobreprotector y acto seguido le di una dulce sonrisa al pequeño, el cual nos miraba con el ceño fruncido. —si lo soy. —Aclare con voz suave, debía admitir que en ocasiones llegaba a odiar a los niños por lo que me había ocurrido en el pasado, pero niños como aquel me causaban un sentimiento de ternura fraternal que hacía que mi corazón se enterneciera muy rápido. 

—que bien, jamás he visto a una... mamá decía que son muy malos.

—¿sabes? Ella en parte tiene razón, en el mundo del que vengo existen tantos tipos de personas como las criaturas de este mundo. —comente haciendo que de alguna manera aquello sonase muy sabio, sorprendiéndome incluso a mí misma ¿acaso estaba empezando a madurar. 

—Eres muy inteligente ¿cierto? —Cuestionó el pequeño con sus ojitos grises brillando de curiosidad, mientras que por otro lado Erick solo me daba una mirada rojiza que intensificaba su expresión de los mil demonios y sonreí en su dirección para calmarlo, acción que de manera sorprendente y por primera vez me funciono, pues este relajo un poco su expresión.

—ay que asco ¿cómo es que puedes estar hablando con un sarnoso como ese? —Cuestionó mirando al niño con sorna, entonces vi como este de la nada bajo su cabeza deprimido dándole una triste mirada al suelo, como si de la nada no era lo más interesante ni tampoco lo más aburrido.

—No lo insultes Erick, es solo un niño ¿acaso estas ciego?

—Creo que la única ciega eres tú que no se da cuenta de que solo te manipula, pero claro eres demasiado ingenua. —Aseguro mirándome a los ojos con el ceño fruncido en uno de enojo.

—Que me agrade el niño no es mi culpa y tampoco es asunto tuyo si me manipulan o no. —Manifesté poniéndome de puntillas para parecer mucho más alta, cosa que no funciono. Por otro lado Patrick el que se encontraba comprando algunas cosas se acercó a nosotros intentando poner distancia entre nosotros para que no peleáramos y el niño, bueno el niño aún seguía fascinado con que podía ver a una humana y no salía de su burbuja, de hecho me empezaba a asustar el hecho de que aquel peliblanco no pestañeaba y solo me miraba fijamente como si fuese lo más sorprendente y admirable, cual fan miraba a su ídolo.

Acción la cual me dio unos inmensos deseos de soltar una carcajada, aunque fuese la peor de las circunstancias, pero a pesar de eso no lo hice, respete el momento y guarde silencio mientras le mantenía la intensa y celosa mirada de Erick, mirada que parecía como mil cuchillos queriendo atravesar mi cuerpo. Hasta ese punto ambos nos encontrábamos entre una batalla de miradas, una batalla en la que Patrick siquiera podía intervenir y que a pesar de eso era como si ambos enviábamos mensajes a través de ella.

—Ok bien, haz lo que quieras, pero no dejare que mis ojos vean como coqueteas con un niño. 

—¡¿ACASO ESTAS EN DROGAS?! —Exclamé con enojo sin poder creer lo que mi niñero, que se supone que me conocía de pies a cabeza insinuara que era una pedófila. —¡Por Dios Erick! ¡¿te das cuenta de lo que estas insinuando?! —Le grité sintiendo el cómo mis ojos empezaban a cristalizarse.

—Si me doy cuenta Christina, me doy cuenta de lo que digo y si realmente eres inteligente o este mocoso decide mostrarte su verdadera identidad entonces me llamas, mientras iré por mi cuenta a comprar cosas. —Expuso.

—¡Es solo un niño y ¿a qué te refieres con identidad?! —Cuestioné en manera de exclamación. —¡Dile Patrick! —Chillé en dirección hacia Patrick pidiéndole con una mirada de súplica que me ayudara. 

—Ay no, a mí ni me metan ¿ah? —Comentó para que a continuación viésemos el cómo Erick se alejaba de nosotros y desaparecía en medio de la multitud. — ¿qué le pasa? — a Patrick.

—está celoso.

—pero sólo es un niño. —Afirme completamente segura de que aquel niño tenía solo 7 años. 

—en realidad... —Entonces de la nada aquel niño el cual parecía de 7 años empezó a transformarse en un apuesto chico que parecía tener 19 años, pero que en el fondo sabía que era algunos siglos mayor que Erick. Aquel chico poseía una hermosa mirada azulada que contenían el cielo en ella, cejas gruesas, un hermoso cabello blanco, piel pálida y labios carnosos que combinaban a la perfección con las pecas apenas visibles que tenía en las mejillas.

 como ese chico empieza a transformarse y salen unos hermosos cabellos blancos al igual que sus pestañas, sus cejas y piel. —tengo 1158 años. —y justo en ese mismo me quedé totalmente estática.

avataravatar
Next chapter