1 Capítulo 1: Erick será tu niñero.

🌿🍁💗Christina💗🍁🌿

¿Alguna vez te cambiaron la vida con solo 4 palabras? pues a mí me la cambiaron y no fueron palabras como:

¿Te quieres casar conmigo? O me gustan tus ojos o eres más que perfecta... no.

Eso sería muy cursi ¿no creen? Pues les cuento...

Antes de comenzar esta trágica historia me presento, soy Laura Christina Truinstra Lostwood, una chica de 19 años con un pasado tan oscuro como una noche escasa de estrellas, pero como dirían esos grandes filósofos Del cielo más oscuros pueden surgir las más brillantes estrellas pues siempre habrá una luz esperándote al final del túnel en este caso mi vida es el túnel infinito, pero aun así tenía la esperanza de que una luz pronto llegara.

Me encontraba en mi habitación vistiéndome para un casual encuentro con mis mejores amigos mientras escuchaba música a todo volumen posible. Lo que más amaba de salir con mis amigos era 1. Poder verlos y 2. Vestirme, no era de esas chicas que amaban la moda y eso claramente podía notarse, pero a pesar de eso me encantaba armar vestimentas épicas que sabía que me quedaban a la perfección y creo que era una parte de mi madre que aún vivía en mi interior.

Al terminar de vestirme agarré la mochila, corrí saliendo de la habitación y bajando las escaleras cual cohete llegando a la luna, Pero me detuve en seco al ver como mi madre hablaba con un chico que solo parecía un jodido Vampiro de esos que solo aparecerían en novelas juveniles y En primer lugar ¿Por qué demonios mi madre hablaba con un chico aparentemente más joven que ella? ¡Oh Por Dios, No me digan que es una sugar mommy!

Mi madre pareció notarme y se acercó a mí junto a él y a decir verdad si dijera que no era atractivo probablemente estaría diciendo la peor de las mentiras porque realmente era guapo sin mencionar sus hermosos ojos azules que parecían ser un portal a otra dimensión y sonreí inconscientemente lo cual no duró un cuarto de segundos ya que mi madre interrumpió mi extraña sonrisa.

—Cariño, que bueno que bajaste, te estábamos esperando. —mi madre era muy dulce que a decir verdad no era mucho de mi agrado, pero mi verdadera madre no actuaba así, por lo tanto, me hace sentir algo incómoda y me cuesta acostumbrarme, porque sí, Soy huérfana de madre y mi queridísimo padre me dejó en la puerta de esta mujer junto a mi hermano y huyó como cobarde diciendo la típica frase: iré por cigarrillos, en primer lugar, nunca entendí como pude creerle porque ¡Ni siquiera fumaba! Así que me molestó tanto el hecho de que nos abandonó a mi hermano y a mí que hasta el día de hoy quiero golpearlo hasta dejarlo moribundo, Respiré hondo y miré a mi madre.

—¿Quién es éste... Madre? —interrogue algo dudosa mientras analizaba al chico con la mirada.

—Bueno ... él es Erick Vries Janssen, tiene 25 años, es de estados unidos y ...

—Al punto. —dije mirando mi celular, ya casi era tarde y tenía cosas más importantes que hacer.

—Erick será tu niñero. —en ese momento, ese preciso momento podría jurar que casi se me bajaba la presión, cual auto descendiendo de una montaña inclinada, es decir, a velocidades vertiginosas.

—¡¿Qué?! Mamá, soy lo suficientemente mayor como para tener un niñero.

—Pues tu actitud demuestra otra cosa y sabes que tu hermano y yo iremos a Francia esta noche y ni siquiera sabemos cuándo regresaremos así que te dejaré a Erick, además después de lo de la otra vez no pienso ni dejarte sola 1 hora en casa. —¿casi quemar la casa por querer calentar agua es un delito? Bueno casi quemar la casa si es algo malo, pero aun así no era mi culpa, necesitaba agua caliente para los cólicos y ese día el calentador del baño estaba dañado.

—Pero mujer. —Refunfuñé molesta. —No discutiré contigo y no tendré a ese lindo chico de niñero. —dije a la defensiva.

—Si lo tendrás, así que más te vale que te comportes si no quieres que me lleve las llaves de la moto, junto con las copias. —dijo desafiándome.

—No te atreverías. —Dije retándola con la mirada.

—Pruébame. —Copió mi acción y al mirarla a los ojos me di cuenta del demonio con el que me enfrentaba así que cedí rendida.

—Está bien, está bien, tus ganas. —dije levantando mis manos en modo de rendición. —pero que quede claro que el simple hecho de que sea mi niñero no significa que tenga que seguirme a todos lados. —dije relajada cruzando los brazos.

—Oh Si, si lo hará. —Sonrió ¿Para qué lo mencioné?

—¿Y si lo amenazo? —cuestioné levantando una ceja.

—Quemo tu ropa y te compro vestidos. —Dijo relajada y con una sonrisa triunfadora, parece un demonio que ha obtenido lo que quiere.

—Eres peor que la madrastra de la cenicienta. —La fulminé con la mirada.

—Gracias. —sonrió como el gato de Alicia en el país de las maravillas, pero me pareció ver detrás de esa sonrisa a la mismísima Annabelle ¿Cómo una mujer puede dar tanto miedo?

—me largo. —dije cuidadosamente caminando hacia la puerta.

—Christina no irás a ningún lado sin Erick, te lo llevarás.

—¿Qué clase de demonio tan cruel eres? En serio ¿Estás segura de que eres mi madre? —Cuestioné mirándola con el ceño fruncido mientras la analizaba con la mirada. Suelo decirle mucho ese tipo de cosas y realmente nunca se enojará conmigo porque es muy masoquista y encima se acostumbró muy rápido, digamos que es nuestra manera de divertirnos.

—¿Irás?

—Si, pero solo es porque es importante. —Dije haciendo puchero.

—Erick haz lo tuyo, te llamaré.

—Está bien, señora Thompson. —dijo el con una sonrisa, Un leve rubor se asomó por mis mejillas, su voz y sonrisa lo hacían parecer sexy.

—Ya te dije que me digas Helen.

—Como órdenes. —Sonrió un poco, encima la tuteaba.

—Bueno ya váyanse. —algo tramaba ella, solía alejarme de los chicos y ahora me deja sola con uno, definitivamente algo planeaba.

Después de ese chantaje que me costó mi privacidad me llevé a Erick al estacionamiento, pues vivíamos en un condominio donde las casas quedaban en una zona y el estacionamiento en otra. Cuando estábamos al lado de la moto había un silencio bastante incómodo que decidí romper.

—Oye Erick ¿sabes manejar motos? —De repente una ligera brisa chocó con nosotros e inmediatamente vi cómo se tapó la nariz con el antebrazo logrando así que me quedara pensativa así que aspiré el olor de mi remera, pero no había nada malo con ella... vaya que era raro, pero no le tomé importancia y sonreí.

—Si. —Logró decir, pero con un poco de dificultad en su tono, fruncí el ceño.

—Bueno entonces... tú manejarás. —Mi ceño se desvaneció dejando paso a una pequeña sonrisa.

—¿Puedes disculparme por lo que pasó allá adentro? —Dijo quitando su brazo para luego devolverme la sonrisa, tenía unos dientes blancos muy hermosos volviendo su sonrisa deslumbrante.

—Nada, estoy acostumbrada a las mañas de esa mujer. —Le pasé uno de los cascos, no podía borrar la sonrisa de la cara.

—Aun así, lo siento, por cierto, eres más atractiva de lo que me contaron. —Reí un poco.

—Gracias y No te disculpes, soy Laura Christina, pero me puedes llamar con una sola abreviatura "Lau", Chris es mi hermano.

—Perfecto, suenan adorables para una chica que parece ser rebelde. —Solté una carcajada, no lo conocía bien y ya me agradaba.

—Opino lo mismo, pero no sabía cómo ponerme.

—¿Cómo? ¿Te los pusiste tú? No me digas que cuando naciste dijiste tu nombre o tenías alguna identificación de bebés. —Reí y lo miré mal.

—Eso no suena lógico, en realidad cambié mis nombres por motivos innombrables, me llamaba Megan Rosalie... Debí dejármelos.

—¿por qué los cambiaste? Suenan bien para ser tú.

—Cosas del pasado, igual están cambiados temporalmente por ahora me llamo Laura Christina. —Sonreí. —Ahora vayámonos ya, Odio llegar tarde.

Después de minutos que parecieron ser años conduciendo, llegamos a un callejón donde había una puerta enroscable, algo parecido a un garaje y dentro era un lugar para hacer fiestas, era bastante increíble, juegos viejos como el pag-man, pin Ball y un juego de baile, en otra parte del mismo lugar había un escenario, en un costado un sofá moderno y detrás un cuadro enorme... Entre otras cosas, era el lugar en el que me sentía más cómoda de toda la ciudad.

—Hola mensa ¿Qué tal? —Preguntó Nick, uno de mis mejores amigos.

—mal. —Hice un puchero.

—¿Quién es él? —Cuestionó Ryan mirándolo de arriba abajo y sonreí, solía ser muy celoso con respecto a los chicos que se me acercaban.

—Es mi niñero, chicos les presento a Erick, Erick ellos son Nick, Alex, Isabella y Ryan, mis mejores amigos. —los presenté.

—Pensé que eras mayor. —Mencionó Alex, Su voz es calmada, pero es muy bromista.

—Lo soy, pero la doña con la que vivo piensa que no lo soy. —dije haciendo puchero y le pasé la mochila a Nick sin llamar la atención, alejándolo de los demás.

—¿Pudiste descubrir algo?

—Nada aparte del dinero que tiene dentro, aun no entiendo cómo llegó hasta acá.

—Tampoco yo, solo la vi de repente y pensé que era tuya. —Dijo empezando a revisar los bolsillos mientras me quedé mirando como Erick y los chicos empezaban a conversar. —¿Estás segura de que no es para tí? —Cuestionó entonces lo miré, tenía una nota en la mano.

—Estoy segura Nick, no bromeo con esas cosas ¿Por qué preguntas?

—Deberías ver esto. —me dio la nota y empecé a leerla e inmediatamente mis ojos se abrieron como platos y pude sentir como palidecía.

Querida Christina:

Se que quizás no sabes quién soy y me alegro de que sea así, prefiero mantenerme en el anonimato hasta que sea el momento adecuado. Este dinero es para tí y la nota para decirte que te cuides de las cosas que vas a vivir, espero que Erick te cuide hasta que sea el momento adecuado de presentarme ante tí. Por ahora te dejo esto como regalo de cumpleaños adelantado. Por ahora me despido.

ATT:P.

Terminé de leer la nota sintiendo como una corriente de frío recorría mi espalda ¿Qué demonios...? ¿Cómo conocía a Erick? ¿Cómo me conocia a mí? O ¿Cómo sabia siquiera el día de mi cumpleaños?

—¿Qué vas a hacer?

—Por ahora, te dejaré el dinero a tí y luego veré qué hacemos con él, no me gusta esto.

—A mí tampoco, pero sea lo que sea sabes que puedes contar conmigo.

—Gracias Nick. —Nos acercamos a los demás y vi a Erick, pero no sé si fue mi imaginación, pero en un segundo sus ojos dieron un destello color rojo intenso para luego desaparecer.

—Mmm... voy a fuera a coger un poco de... aire. —dijo Erick y fruncí el ceño.

—Por qué no te quedas. —Dije agarrando su mano e inmediatamente la quité, me quedé complemente en shock al sentir como su mano estaba helada ¿Cómo un chico podría estar tan...frío? como un témpano de hielo ¿Siquiera era sano estar a esa temperatura? me quedé inconscientemente mirando su mano cuando Ryan pareció notarlo:

—¿Sucedió algo Christina? —Cuestionó con el ceño fruncido.

—¿aah? solo estaba...pensando...eso es todo...

Luego de un rato viendo películas decidí que era una muy buena idea antojarme de unos refrescos y snacks así que me paré del sofá y fui silenciosamente a la cocina, entonces pude ver que los snacks estaban encima del refrigerador así que como buena Hobbit que era puse los pies de puntillas para poder siquiera alcanzarlos.

Al darme cuenta de que alcanzar los snacks encima del refrigerador en vez de buscar un banquito fue una grandísima mala idea, ya era demasiado tarde pues no tuve tiempo de reaccionar cuando el refrigerador ya se había inclinado sobre mí haciéndome pensar que moriría aplastada, pero también fue un error lo que pensé porque lo siguiente que presencié me dejó con la boca abierta.

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