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interés mutuo

¹

—Usualmente, cuando un violador entra a prisión, recibe una cucharada de su propia medicina. ¿Me doy a entender?.

La joven no para de hablarme, mientras estoy atado en el asiento, ella no deja de mirarme.

—La maldita Ley del talión, una realidad cruda y retorcida a ojos de la sociedad.

Ella se sienta en el sofá, frente a mí.

—Dime Tony, ¿te sentiste satisfecho al matar al violador?

Un silencio profundo absorbe la sala por completo.

²

[1 hora antes]

—... ya me quiero ir.

La universidad, todos aquí con la esperanza de tener un futuro dentro de 4 o 5 años.

No todos pueden lograrlo, siempre hay obstáculos, depende de uno como lidiar con ello.

Finalmente el tiempo concluye.

—Bien.

Recojo mi mochila y salgo del salón.

—Tony, ¿podrías quedarte un minuto?

Mi tutora me detiene a un segundo antes de atravesar la puerta.

—Depende... ¿es algo bueno o malo?

Mi tutora me mira con tensión y seriedad.

—Esto no es bueno...

susurró para mí mismo.

Luego de salir de la universidad, miro el papel con la advertencia del pago atrasado, junto con. Un plazo límite de una semana.

—... Plata, plata, plata...

Guardo el papel en mi bolsillo.

El sueldo mínimo alcanza para el alquiler de la habitación, consumo diario y asiento del bus.

—Lamentablemente, la universidad está fuera de la lista.

¿Darme de baja o mantenerme firme?

—... Estoy cansado... quiero comer.

Miro más adelante, estoy cerca del barrio peligroso.

—Ah...

Decido caminar por el barrio, varios malandros y mujeres yacen ahí. Más adelante miro dos personas peleando, a golpe limpio, hasta que uno usa una botella para noquear a su oponente.

—Oh, no me lo esperaba.

Finalmente, llegó al final del barrio, pero noto a dos personas poniéndose cariñosos...

O es lo que yo creía.

—¡Ya suéltame!

La niña intenta alejarse del malandro, pero el malandro le dobla en fuerza.

La niña nota mi presencia, sus ojos piden mi ayuda.

—No

Niego con un susurró.

Aquí no existe la ley, lo que pasa aquí se queda aquí.

No metas las narices en dónde no te incumbe.

Al cruzar el barrio, escucho un llanto a mis espaldas, la niña pide mi ayuda.

Volteo a verla, sus ojos no dejan de mirarme.

—Mejor vete muchacho, a menos que quieras ser el siguiente. No es tu problema.

El malandro me amenaza con una sonrisa.

Una avalancha de recuerdos negativos inundan mi cabeza, "no es tu problema"...

Me recuerda a "es tu problema"...

¿Dónde escuché esa frase?, soy un asco para recordar.

Vuelvo a la realidad cuando veo a la niña ser arrastrada hacia un callejón, apuntó de ser abusada sexualmente.

Camino hacia el callejón, noto a la chica siendo arrebatada de sus prendas.

El malandro nota mi presencia, inmediatamente se sube los pantalones y sostiene a la chica del cuello.

—¡Atrás idiota!, lárgate a menos que quieras ver.

El malandro mira a la chica y le lame la oreja, la niña está aterrorizada y con lágrimas abundantes.

—¿Esa es una niña de kínder?

Ante mi pregunta el malandro voltea a ver, para que luego su ojo derecho sea atravesado por una bala.

El malandro cae al suelo.

La niña está atónita ante la salpicadura de sangre en su rostro.

—... ¿Bueno, pero que día más jodido no lo crees?

La niña no responde, está en Shock y esta traumatizada.

—Oh, cierto, ese sonido debió dejarte sorda por unos minutos...

La niña no me responde.

—... bueno... mejor ya me voy.

³

[actualmente]

—Que irónico y cruel, la misma niña que salvaste te delató, ¡Ja!, ¡tremenda puta resultó ser!

La joven deja salir una carcajada de ironía.

—Pudiste dejar que fuera violada y seguir con tu vida, tu misma decisión te llevo a esto. Asesinaste a una persona.

*ella toma un sorbo de café *

—Equivale a 5 años de prisión, considerando la corrupción enferma, serán 10.

*Escucho en absoluto silencio*

—Y con una cara como la tuya, no duraras una semana ahí...

Las palabras de la joven solo me causan dolor de cabeza, literalmente.

—Entonces... ¿te arrepientes?

La joven me preguntó, mirándome a los ojos.

—... ¿Debería arrepentirme?

Ante mi pregunta, la joven queda atónita.

—Pues… técnicamente, era un violador así que... tampoco es que merecía vivir, pero tampoco morir... todo por los putos derechos humanos... AH... tan solo recordar que me llega a la punta.

La joven comenta palabras irrelevantes para mí, pero para ella tienen un significado profundo, su misma expresión de repugnancia lo dice todo.

—Bien, a todo esto la niña te delató ante la ley y ahora mismo la policía está en camino. Pero... yace un camino que te beneficie.

Sus palabras me dan a entender... la poca libertad que tengo está por ser arrebatada.

—Te escucho.

Respondo a sus palabras.

—Verás, mi hermano y yo buscamos un nuevo recluta, hacer el trabajo entre dos es agotador.

Sus palabras me dan a entender... solo una persona a quien sobreexplotar.

—¿Quieres que limpie la mierda con ustedes?

Le pregunto, ella me mira con una leve sonrisa.

—Es una manera negativa de verlo, pero sí. Quiero que nos ayudes a limpiar la mierda de esta ciudad.

Ella responde e inmediatamente me mira fijamente.

—¿O prefieres compartir celda con 10 hombres?... Estoy seguro de que no te gustará ser la muñeca inflable todos los días.

Sus palabras indican un tipo de chantaje a través del miedo, pero también... Indica que no le importa mi vida, solo le importa conseguir alguien que pueda limpiarle el trasero.

—... Acepto.

Mi respuesta cambia la expresión de la joven.

—Perfecto.

La joven busca en su teléfono y marca un contacto.

—Hola hermanó, todo listo, ya puedes matarla.

La joven activa el altavoz, inmediatamente escuchó el sonido de una bala.

—Listo, ya estás libre de cargos.

Estoy confundido. ¿A quién mato?, ¿A la niña?, ¿por qué?, ¿por mí?, no. Debe ser por algo más.

—Te voy a desatar, te recomiendo no hacer nada estúpido, no quiero romperte los huesos.

La joven termina de desatarme.

—Mi nombre es Liz Rivaille, soy un cazador de criminales, un placer.

Liz extiende su mano, lo cual respondo estrechando.

—Empezamos dentro de 3 días. Estate preparado. Nuestro objetivo no será blando con nosotros.

Es de madrugada, nuevamente en la universidad, pero... mi último día aquí.

—¿Estás seguro?, tenemos una manera de que pagues tus estudios.

Mi tutora intenta darme un método de no abandonar la universidad.

—No gracias, ya tomé mi decisión.

Ella asiente, colocando el sello rojo de retiro en la credencial.

—Gastaste tu dinero para nada al final...

La tutora me mira decepcionada.

—... no todos pueden lograrlo, creí ciegamente que tenía un futuro aquí... resulta que era lo que creí siempre, una ilusión...

Luego de responder a su decepción, salgo del salón.

3 años de estudios, desperdiciados por salvar a una mocosa de un pedófilo.

¿Valió la pena?

No lo sé...

Pero... de no hacerlo, la misma rutina seguiría, la misma rutina una y otra vez... tal vez... matar al pedófilo mala idea.

Mi primer objetivo esta por comenzar.

[Información confidencial]

Nombre: Liz Rivaille.

Edad: 16

Altura: 1.54

Información:

Una chica Inexpresiva la mayor parte del tiempo, cabello y ojos celestes por herencia de su madre. Siendo la hermana gemela de Haru Rivaille, su hermano. Suele torturar sus objetivos antes de matarlos.