2 Mudanza

Hector; que maquina ...

Marcos; si, Que maquina

Lo que Marcos no entendía a que se refería Hector, ni Hector entendía a que se refería Marcos.

De los vehículos se desmotaron tres niños y un bebe en brazos de la mama y el padre. Ambos se veían personas afable y simpática. Pero la mirada de ambos adultos era profunda y directa.

Marcos; Es muy bonita, ¿verdad?

Hector; sí que lo es. ese es un maquinon.

Marcos; ¿espera a que te refieres con maquinon?

Hector; ¿pues al carro tonto, a quien crees tú que me refería?

Marcos; oh yo pensaba que te referías a esa belleza de mujer

Hector; No, si es bonita. Pero me refería al carro.

Marcos; ya veo, aunque el carro también es bonito. Una pregunta, ¿cuál de los dos?

Hector; pues el negro que tiene esa forma de un gato, es lo que puedo identificar ¿no crees?

Marcos; oh ok, si está bastante raro y lindo. Pero se ve más como un tigre diente de sable algo así. Pero, en fin, sus ojos tienen un brillo increíble.

Hector; hay, ¿ya te enamoraste Marcos?

Marcos; No, solo digo que linda y su mirada me gusta, no he dicho nada que me enamore.

Hector; tus palabras lo han dicho todo, además no recuerdo la última vez que te expresaste de alguien en mi presencia de esa forma.

Marcos; bueno, siempre hay una primera vez ¿O no?

Hector; bueno, pero al parecer tengo razón.

Marcos; no, no; (Nervios en sus palabras)

Hector; ash, ¿Por qué lo niegas? Si te delatan tus palabras y encima tu tips de voz y tu mirada cambiaron drásticamente.

Marcos; eso no tiene nada que ver. Además, no es nada. A cualquiera le puede pasar y más al ver una perla así.

Hector; ya vez; como una perla dices. Eso es malo negarte a algo de esa magnitud, en otras palabras, llamas a quien necesitas para completar tu felicidad.

Marcos; no, pero si soy feliz

Hector; si lo fueras no hubiera dudas en tus palabras.

Marcos; aja, ¿cómo sabes que tengo dudas en mi corazón? Si yo conozco quien soy. El corazón de la auyama solo lo conoce el cuchillo.

Hector; si, pues tu cuchillo te delata.

Marcos; anda ya vámonos, a ti no hay quien te gane.

Hector; gracias por darte cuenta.

Marcos; engreído. (risas)

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