17 Capítulo 17: La roca del mal

En las afueras de Gotham, Batman caminaba entre lapidas y monumentos fúnebres. El momento y el lugar difícilmente podría ser más aterradores: El cementerio de la ciudad en una noche de densa niebla.

El caballero de la noche se detuvo ante una tumba que aparentemente no difería mucho de las demás. Apartó con una pala las velas y flores muertas que reposaban sobre la lápida como un homenaje al difunto. Luego con esa misma herramienta se puso a cavar vigorosamente en la dura tierra.

Dejemos al caballero oscuro en su lúgubre labor y el lector nos permitirá fijar nuestra atención en la lápida de aquel misterioso sepulcro. Un nombre estaba escrito sobre ella: Jack Napier, pero entre grafitis y pentagramas, alguien había rayado un nombre marcado por la infamia: EL JOKER.

♣ ♣ ♣

Lana descansaba placenteramente. Los recuerdos habían dejado de serlo y se habían materializado. Una suave brisa ingresó por la ventana que habían olvidado cerrar y movió las sabanas despertándola.

Ella movió los brazos buscando tocar el cuerpo pétreo de Clark, pero lo buscó en vano. Abrió los ojos completamente y se dio cuenta que se encontraba sola.

Caminó hacia la ventana iluminada por una porción de luz de luna que ingresaba a la estancia. Se fijó especialmente en el granero donde estaba segura que se hallaba Clark, infatigable en su búsqueda de verdad y justicia.

Cerca de la ventana cruzaron unos murciélagos en vuelo veloz.

Dentro del granero Clark iluminaba con una linterna la nave que había sido su transporte salvador al planeta Tierra desde un moribundo mundo condenado a la desaparición llamado Krypton. Le habló a la máquina.

-Cámara de combustible abierta.

La voz artificial de la nave le respondió: "Advertencia. Los niveles de radiación de kriptonita superan la tolerancia máxima".

-Hazlo -fue la orden perentoria de Clark.

Una sección del casco de la nave se volvió transparente y reveló una roca verde en su interior. Un mineral que Kal-El conocía de sobra. Kryptonita. Dos puertas polarizadas se abrieron como alas.

Acto seguido el bunker se bañó en un poderoso resplandor verde que también cubrió a Clark. Al instante el mineral ejerció sobre él sus dañinos efectos, pues su rostro palideció y las venas de su cuerpo emergieron preocupantemente.

Pero estaba ahí para enfrentarse a ese enemigo tan silencioso y destructivo para él. Antes se había enfrentado y había vencido a grandes rivales como la inteligencia artificial conocida como Brainiac, al poderoso Superman Bizarro (una versión malvada y monstruosa de si mismo), al temible General kryptoniano Zod y, por supuesto, a Lex Luthor. Sin embargo, la kryptonita siempre había estado ahí como un rival inmortal. Así que metió la mano en la cámara y ayudado por unas pinzas retiró la piedra verde. Ante la cercanía los daños que padecía se acrecentaron, su cuerpo se contrajo, sus órganos estaban siendo envenenados por esa radiación letal. Era una hormiga sometida al sol a través de una lupa.

Ahora Clark cayó de rodillas, sin embargo, aún sostenía la piedra con las pinzas. Era un esfuerzo gigantesco para él, no obstante, logró depositar la kryptonita en la caja de plomo que había dado forma esa misma noche.

A un segundo de desvanecerse logró cerrar la caja. El resplandor verde se apagó.

Apenas sintió que tenía las fuerzas suficientes colocó la bolsa de pruebas conteniendo la máscara del terrorista en el compartimiento de combustible, donde antes había estado la maligna roca extraterrestre. Las puertas de la trampilla se cerraron inmediatamente.

-Iniciar el arranque del motor -Clark pronunció estas palabras con la voz aún quebrada por el dolor.

Entonces la lectura del reloj cobró vida.

Y Clark logró erguirse ya superada la radiación que había sufrido. Miró hacia la cámara de combustible la cual comenzó a brillar.

La voz de la nave se escuchó:

-Analizar combustible simple.

La bolsa de pruebas (y la siniestra máscara que llevaba en su interior) comenzaron a quemarse.

El plástico de la bolsa y la máscara se derritieron dejando ver pequeñas partículas verdes que flotaban, sin embargo, por un momento el plástico, tal vez moldeado por la careta, adoptó la forma de una maquiavélica cara sonriente de color verde que parecía burlarse de Superman mirándolo a la cara.

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