7 Capítulo 7

—Hola, Chris.

Mi atención estaba en la Harley Davidson que él estaba montando. ¿Dónde la había visto?

—¿Qué quieres, McShane?—Preguntó Sam. Mi atención se dirigió hacia él.

—¿Perdona? ¿Eres tú Christine?

Sam iba a caminar hacia él, pero yo lo halé del brazo.

—¿Qué...qué quieres, Ryan? ¿Qué...qué haces aquí?

—¿No lo recuerdas?—Me preguntó.

—¿Re...recordar qué?

—Me ibas a acompañar al entrenamiento.

¿Qué? ¿Cuando dije eso?

—¿Christine? ¿Qué es lo que está diciendo este imbécil? ¿Quieres explicarme?

Ay, no.

—Perdona, Ryan, pero...

—¿Te retractas?—Me miró expectante.

Santo, dame paciencia donde no la tengo.

—Chris, no lo escuches—susurraba Sam.

—No. Te acompañaré.

—¿Qué?—Sam trataba de buscar mi mirada pero yo sólo miraba a Ryan.

—¿En serio?—Sonrió Ryan.

—Serio.

—Chris, ¿qué te pasa?

—¿Subes?—Me tendió el casco. Sam le apart�� el brazo en cuanto lo hizo.

—De ninguna manera, Christine. ¿Estás loca?—Preguntó exasperado.

—No tienes por qué exigirme nada ni prohibirme nada. Soy lo suficiente mayor para valerme por mí misma, Sam—le hablé firme. Tenía que dejar esa actitud tan sobreprotectora conmigo.

—Está bien. Pero déjame llevarte. Te acompaño, anda.—Me miró suplicante. Yo viré los ojos.

—Está bien.—Giré mi cabeza hacia Ryan, que estaba esperando—. Te veré allá, ¿vale? Iré con Sam.

Si no le gustó, lo ocultó muy bien, porque sólo asintió, para luego montarse en su Davidson y acelerar. ¿Dónde había visto esa estúpida motocicleta?

***

—¿Puedes decirme qué está mal contigo?

—¿Por?—Giré mi cabeza hacia él, mientras él conducía.

—Christine, está más que claro que él no puede decir ni <<A>> porque ya tú estás subiéndote a su motocicleta.

—No exageres.

—¿Ese tipo te gusta?

Su pregunta me había tomado por sorpresa. ¿Me gustaba Ryan? Definitivamente no. No es fácil olvidarse de un día para otro de la traición de la persona que un día amaste con todo tu ser.

—Creo que no...no tienes ningún derecho a...a decirme nada. Pareciera que se te...te olvidó lo que...que hiciste.

—¿No confías en mí?—Preguntó.

—¿Cómo sé que...que no me estás mintiendo?

—No tendría necesidad de mentirte, Chris. Sabes que contigo no.

—Entonces, ¿por qué estás en cuentos raros con Avril? ¿Te gusta?

Él rió como si yo estuviera desquiciada.

—¿Qué? ¿Esa niña de papi y mami? Por favor, Chris, yo no estoy para perder mi tiempo y menos con tipitas como ella.

—¿Entonces? Ella si parece enganchada contigo, ¿sabes?—le dije. Lo había notado desde un principio desde que me odió.

—Pues, si lo está o no, no es mi puto problema. Tipas como ella se merecen hasta la más mínima mierda que les pase. Yo sólo la estoy utilizando para ver que se trae Emily en manos.

—Sabes que eso no está bien, ¿cierto? Te...te pueden pagar con...con la misma moneda, Sam.—Suspiré—. ¿Y Emily? ¿Aún sospechas de ella?

Él asintió. Desde allí, no volvimos a hablar. Estaba más que seguro que Sam no iba a cambiar de opinión ni en un millón de años, hasta que no aprendiera la lección.

***

—¿A qué hora empieza el entrenamiento?—Pregunté una vez que estábamos dentro del estadio.

—En media hora—dijo. Yo tomé a Sam del brazo para seguirle el ritmo. ¿Dónde estará Ryan?

—¿Crees que estará Avril por...por aquí?—Pregunté curiosa.

—Y otras más cucarachas—susurró distraído.

—¿Ya has...has venido aquí?—Él asintió.

—Vine con Emily. Por este medio conocí a Avril.

—¿Cómo así? Los entrenamientos... Quiero decir, no...no hace mucho que empezaron.

—Emily y yo estábamos en una fiesta, nos encontramos con sus amigas, y ellas nos invitaron al primer entrenamiento privado. Es decir, fue mucho antes del que Brent fue—explicó.

—¿Amigas? ¿Avril y cuales más?—Pregunté.

—En realidad...

—¡Chris!—Giré mi cabeza a donde dijeron mi nombre. Era Ryan—. ¡Por acá!

Sam y yo nos dispusimos a caminar por las gradas donde estaba Ryan junto con Tyler. Al parecer, sólo estaban ellos dos.

—Hola, Christine—saluda.

—Hola, Tyler.—Muevo mi mano.

—Sam—saluda de nuevo.

—Tyler—dice Sam serio. Seguro no le ha perdonado la imprudencia que hizo la vez pasada.

Sam y yo, nos sentamos en los puestos de al lado, quedando yo en medio de Sam y Ryan.

—Gracias por venir—dice en voz baja. Me encogí de hombros.

—Supongo que te...te lo debía.

—¿Sólo por eso vienes?—Preguntó indignado, pero divertido.

—No.—Sonrió—. También vine por Wood.

—Golpe bajo.—Se tocó el estómago haciéndolo más dramático. Yo reí.

—¡Bebé!—Todos giramos a ver de donde venía aquel grito. Era Emily. Y detrás venía Avril con cara de pocos amigos.

—Hola, Em—saludó Sam dándole un beso a su novia. Yo miré de reojo a Avril, y estaba sentada al lado de Tyler enojada.

—¡¿Qué haces aquí?!—dijo toda energética. No entiendo por qué sospecha de ella. Él me miró, y ella giró su cabeza hacía a mí y sonrió.

—Hola, Emily.—Levanté mi mano en forma de saludo.

—¡Hey!—Sonrió—. Tiempo sin verte. ¿Cómo estás?

—Bien, ¿y tú?—dije.

—Bien, Chris. Sorprendida de que estén aquí—miró a Sam—, pero feliz.

—Me alegra.—Fue lo único que pude decir.

—Avril, ¿no vas a saludar a Sam?—le dijo Emily. Ella dejó de hablar con Tyler para prestarle atención.

—¿Perdona?—Preguntó con confusión. Emily le hizo seña con los ojos hacia Sam—. Ah... Ya lo saludé, de hecho. ¿Cierto, Sam?

—Totalmente.—Él se acercó a Emily y le dio un corto beso en los labios. Qué puto. Lo hizo para molestar a Avril, estoy segura.

—Entonces tú y Sam no son nada—susurró Ryan, haciendo que me sobresaltase un poco.

—Amigos. Buenos, eh, amigos—respondí.

—¿Por qué no me lo dijiste?—Preguntó. Yo alcé una ceja. Él rió—. Quiero decir, tenías que aclarármelo, ya que pensé mal.

—Traté de...de decírtelo—confesé, encogiéndome de hombros—, pero ya qué.

—Gracias por venir, en serio—dijo.

—No te preocupes.—Sonreí, pero ya su mirada no estaba en mí.

—¡Hey, McShane! ¿Necesitas mucho apoyo para entrenar? ¡Triste!

Oh. Por. Dios.

—Muy gracioso, Wood—dijo Ryan con una sonrisa para nada real.

—Veo caras nuevas por aquí.—Comenzó a observarnos—. Hey, Smith, ¿qué onda?

—Todo bien, Wood, ¿y tú?—saludó Sam y yo quedé mirándolo con cara de poker face. Tenía que hablar demasiadas cosas con ese niño.

—Nadie te quiere aquí, Jack—dijo Tyler—. Largo.

—¿Quién eres tú?—Me preguntó, ignorando a Tyler. Quedé en blanco totalmente—. Hey, ¿quedaste muda?

—Avril bufó—. Tartamuda, querido, respete.

—Avril—Ryan le fulminó. Yo aún no podía soltar ninguna palabra. Digo, es Wood, ¡Jack Wood!

—Jackie, ¿por qué no me esperaste?—Una chica rubia, muy bonita, se acercaba a nosotros, mientras hablaba. Jack viró los ojos—. Vaya, veo más gente hoy.

Ryan me apretó la mano, tomándome por sorpresa. Yo giré mi cabeza para verlo, y él me dio una mirada penetrante que no podía descifrar.

Todos estábamos en un silencio incómodo mirándonos a las caras, hasta que Jack, rompió la tensión, imprudentemente—: Entonces, ¿no me vas a decir quién eres?

Me había olvidado completamente de la pregunta. Ryan me había puesto a adivinar qué era lo que me estaba tratando de decir.

—Eh... Soy... Me...me... Christine—respondí torpemente.

—Nunca te había visto por acá—dijo la chica.

—¿También viniste a ver a este perdedor?—dijo Jack divertido, ignorando lo que la chica comentó.

—En realidad, vino a verte—soltó Sam. Sentí mis mejillas enrojecerse. Puede que sea más o menos verdad.

—¿Y por qué no me lo dice ella?—Sonrió.

—Porque más estúpida no puede ser—comentó Avril. Díganme si no se merece un buen puño.

—Una vez más, y no respondo—advirtió Ryan. Jack silbó.

—Vaya, nos saliste defensor, princeso.

—Cierra la boca, Wood.

—McShane, si no callas a tu hermana, la voy a tirar desde aquí—soltó Sam.

—Basta—interrumpí antes de que continuaran.

—Eres como el trofeo de los dos. Sorprendente.—Sonrió la chica.

—¡Por fin! ¡Alguien con cerebro!—exclamó Avril.

—¿Cerebro? ¿Sabes lo que es eso, Brit?—dijo Jack divertido.

—No es gracioso, Wood—contestó Ryan con la mandíbula tensa.

—Calma, hermano. Que parece que le queda un poco. Mira que ni te da la hora.

Ryan se levanta enojado. Allí comprendí su mirada. La chica; era la que él estaba enamorado.

—¿Por qué no te largas de esta mierda?—Se le veía furioso. Jack sólo tenía una sonrisa triunfante, por hacerle cabrear.

—¿Te da rabia que te diga la verdad de frente?—Se cruzó de brazos.

—Jackie, por favor. Deja de molestarlo—decía la chica, no muy convincente.

—Calla, Brittany—soltó Wood.

Brittany. Brittany. ¿Será la...? Ay, no.

—Ryan, déjalo—dijo Tyler, cuando se puso de pie—, sabes que le encanta provocarte la marica.

Él le dio una última mirada, y se volvió a sentar a mi lado, mientras tomaba mi mano. Yo me quedé paralizada. Supongo que era el momento y necesitaba calmarse, así que no la retiré.

—Voy a entrenar para ti, cielo—Jack me señaló, antes de irse con Brittany detrás. Ay, no.

—Y otro idiota que cae. Emily, querida, cuida lo tuyo—dijo Avril—, si es que se puede llamar así—susurró lo último.

—Basta. De pie—Sam se levantó, mirando a Avril—. ¿Qué no escuchas? Levántate de esa mierda que vamos a hablar.

—Yo no tengo...—Le interrumpió.

—Ahora—exigió. Avril sin decir más nada, se puso de pie, y comenzó a caminar a través de nosotros. Sam le obstaculizaba el paso, para que ella no caminase de primero.

—No tardo.—Susurró, besando a Emily inesperadamente. Avril, miró, pero luego se hizo la indiferente.

Sam Jenkins era un jodido desgraciado con las mujeres. En cuanto regresara, iba a halarlo de las orejas por lo que hizo. Menos mal y Ryan no vio nada, porque estaba distraído. Y Tyler estaba en su teléfono.

—¿Estás bien?—Le susurré a Ryan.

—Sí. Tranquila—dijo sin mirarme.

—Si no ella no...no toma en cuenta lo que hiciste por...por ella ahora, no...no vale la pena.

—No es tan fácil, Chris.—Él tenía la mirada fija en nuestras manos.

—¿Le quieres mucho?—Pregunté.

—Como no tienes idea.

Ignoré lo que sentí en mi estómago.

***

—¿Puedes decirme qué mierda te pasa?—dije entre dientes, tomándola fuerte del brazo.

—Suéltame—exigió.

—No. Hasta que me respondas—advertí.

—Tú no eres mi padre para decirme qué hacer o qué no—me retó.

—Escúchame bien, niñita... Jamás, jamás en tu puta vida vuelvas a meterte con Christine. ¿Lo pillas?

—¿O si no?—Dijo con sarcasmo, lo cual hizo que le agarrara más fuerte, ella gruñó.

—¿Quieres saber qué pasa, princesita? ¿Quieres saberlo?

—¡Deja de llamarme así!—Gritó, y seguido de esto, me escupió en mi hermoso rostro, haciendo que la soltara.

—Serás mucha perra...—Reaccioné rápidamente y la tomé de nuevo del brazo, antes se escapara.

—¡Suéltame, Jenkins!—La empujé con con firmeza contra la pared, pero aún evitando que se lastimara.

Sí, lo sé. Pero agarrarla del brazo, sólo es para meter presión. Aún así, no quiero que se lastime. No soy de ese tipo.

—¿Quieres que te suelte, princesita?—Me acerqué un poco más, para evitar cualquier golpe en mi zona sagrada.

—¡Juro que si me vuelves a llamar de esa manera no respondo!—Soltaba con rabia. Estaba toda roja de la impotencia que de no poder moverse. Era una fiera.

—¿Qué me harás? ¿Me escupirás de nuevo?—Sonreí divertido—. Hablando de escupir...—Levanté sus brazos por encima de su cabeza, para así poder sostenerla con una mano y tener libre la otra.

—¿Qué...qué vas a...a hacer, Sam?—dijo nerviosa.

—Tanto burlarte de Chris, y mírate... El karma...—Con mi mano libre, me limpié el rostro de toda la saliva que no me había dando tiempo de limpiar ya que se me escapaba la cría.

—¿Eres superficial, niña?—Sonreí.

—¿Qué...qué?

—Porque te haré sentir algo real.—Antes que pudiera, responder, toda la saliva que tenía en mi mano, es decir, la que ella me había echado en mi precioso rostro, se la unté a ella en el suyo.

—¡Imbécil! ¡Te odio! ¡Te odio, maldito!—Gritó.

—Pero, por qué te da asco, cría, si es tu propio ADN.—Reí.

—¡Porque pasó por tu cara, desgraciado! ¡Juro que me las pagas! ¡Me las pagas!

—¿Si ves? ¿Cómo no quieres que te trate como niña, si te comportas como una?—Hice como si estuviera pensando—. No, espera, eso sería como si estuviera ofendiendo a las niñas. Qué pecado.

—¡Te odio! ¡Te odio demasiado, Sam Jenkins!—Pronunciaba con rabia, tanto que sus venas, se le notaban.

—Mira como me rompiste el corazón, princesita.—Señalé mi lado izquierdo—. Ya lo sabes, no te vuelvas a meter con Christine. Ahora ve a darte un baño, que estás que te incendias.

La solté con cuidado, mientras que reía. Ella me dio un empujón que, no me afectó en nada, pero para no hacerla sentir mal, me moví.

—¡Corre! ¡Llegarás tarde a la tacitas de té!—Grité divertido, mientras ella se encaminaba al baño de chicas.

—¡Ojalá te viole un burro, desgraciado!

Reí más fuerte. Esta chica era un jodido grano en el trasero. Tendré que buscar la manera de que me ayude con Emily, y sé qué me va a costar.

Me dirigí al baño, a lavarme la cara, la saliva—ya seca—, de la cría.

***

—Chris, tengo que irme. Es hora de calentar—me dijo. Sentí un poco de decepción, pero asentí.

—Anda—Le animé.

—Gracias.—Me dio un beso en la mejilla, y seguido susurró—: Tendrás que cambiar de corredor o yo seré tu fan.—Sin más, se fue, sonriendo.

¿Qué me habrá querido decir?

Cambiando de pensamiento, ¿por qué Sam se demoraba tanto? Lo que más me sorprende y me tranquiliza, es que Emily no se han inmutado. Ha estado en su teléfono desde que Sam se fue y es algo que me parece perfecto. Pero aún tenía duda del por qué Sam quería hablar con Avril.

Y hablando de la reina de Roma... Allá venía más enojada que nunca; estaba roja y cabreada. Se le veía que iba a explotar. Caramba, no pude ni si quiera a partir mi mirada de ella. ¿Qué le habrá hecho Sam?Ella pasó por mi lado, esta vez sin hacer ningún truco para tropezarme o algo así. Y se sentó al lado de Tyler mirando a la nada, con brazos cruzados.

Más atrás, venía Sam, con ojos llenos de diversión. No me quiero ni imaginar que maldad le habrá hecho a la pobre chica. Sé que es una maleducada, pero Sam se pasa de pesado siempre.

—Me tendrás que dar una explicación—susurré, en cuanto se sentó a mi lado.

—Caramba, mujer, mi novia es la del otro lado—dijo divertido.

—Serás idiota, Sam.—Le golpeé el brazo—. Espero que no...no le hayas hecho nada. ¿Me oyes?

—No le hice nada.—Puso su cara de "yo no fui". Le miré con sospecha.

—Bueno, sólo me defendí de lo que me hizo la salvaje.—Se encogió de hombros.

—¿Salvaje?—pregunté confusa.

—Sí. Salvaje. Esa mujer que vez allí, es la bestia más temida de todos los tiempos—los dos teníamos la mirada en ella, mientras hablaba—, se dice que es <<temida>> por todo lo que se puede llamar zonas verdes, y por tal razón, se esconde en la cuidad.

—Sam, ponte serio. Deja de decir...

—Ninguna estupidez, Chris, si la miras—la observamos—, est�� a punto de echar fuego por todos lados. Es salvaje, Chris, ¡esa cría es una salvaje!

—¡¿Qué mierda me miran?!—Gritó enojada, centrando su atención en nosotros. Sobresaltamos de la sorpresa. Hasta Tyler que estaba en su teléfono, lo dejó caer.

—Es un lugar público, creo que podemos mirar donde queramos—comentó el estúpido de amigo que tengo.

—Sam, déjala—susurré.

—Entonces mira esto...—Avril levantó su dedo en el medio con rabia. Y el idiota de Sam, que no se queda atrás, le respondió haciendo un círculo con su dedo índice y pulgar.

—¡Sam! ¡Deja la grosería!—Le susurré, bajando la mano en donde tenía la seña.

Menos mal y Avril estaba a dos puesto de nosotros. Si no, nos mandaría a volar con la energía negativa que tenía por todo su cuerpo.

—Vamos, súper Saiyajin, muéstrame lo tuyo—dijo Sam. Yo puse mi mano en su boca para que se callara una vez más. Estaba que explotaba de la risa, pero Avril me odiaría aún más.

—¡Calla, Sam!

***

Después de distraer a Sam para que dejara en paz a Avril, nos quedamos un rato más hablando hasta que salió Wood y Ryan con sus motocicletas.

—Sam, si Wood y McShane, son...son rivales, ¿por qué entrenan en el mismo lugar?

—Porque los patrocina la misma compañía.

—Oh.

Me quedé absolutamente sorprendida lo bueno que era Ryan, digo, ya lo sabía, pero siempre mi foco era en Jack. Jamás me detuve a pensar en McShane de no ser las veces que le vencía a Wood o viceversa.

Luego de lo que parece ser miles de millones de horas, Ryan se detuvo a hablar con Jack, mientras que miraban en nuestra dirección. Lo que sea que fuera, se tomaron de la mano y cada uno tomó su motocicleta.

Iban a competir. Santo. Este era mi dilema; era emocionante ver este tipo de cosas porque tenías demasiada adrenalina en tu cuerpo, pero a la vez lo odiaba, porque cuando ya tenías afecto hacia esa persona, el miedo invadía miserablemente por todo tu ser. Como me pasaba cuando veía a Wood. Y ahora...

Los dos llegaron a la pista, y se posicionaron en el la línea de meta. Alguien desconocido para mí, levantó la bandera y los dos aceleraron. No sé por qué a Ryan se le ocurriría una estupidez como esta, y si no fue de él, fue aun más estúpido de seguirle el juego a Wood.

— ¿Qué están haciendo esos dos?—Preguntó Tyler.

— Que se puede esperar de dos idiotas, McShane, qué—Sam le contesta.

— ¿McShane?—Pregunté confundida.

— Tyler McShane—Aclaró él mismo. Yo asentí.

— ¿Son hermanos?—Pregunté.

— Preguntas demasiado, mi querida Chris—dijo Sam.

— Somos primos, Chris.

Desde allí no volví a hablar más, y decidí poner mi atención de nuevo a Wood junto con Ryan.

— Ya van en la última vuelta—comentó Emily.

— ¿Última?

— Chris, pareces una novata—Habló Sam— . Quien llegue de primero en esa vuelta, gana.

— ¿Así se hace en...en los entrenamientos?—Pregunté. Avril— por primera vez en a��os—, bufó.

— Es según las reglas que ellos han impuesto, niña. ¿Quieres cerrar tu boca y ver la jodida carrera?

— ¿Estás segura que a ella le corresponde ese nombre, jovencita McShane?—Le preguntó Sam.

— Sam, déjala, por favor.—Le miré suplicante.

— Pero, ¿es que no ves como te trata y encima dices que la deje?—Replicó.

— No puede ser. ¿Qué mierda está haciendo Ryan? Va a ganar Wood—comentó Tyler, interrumpiéndonos.

Primero, Ryan llevaba la delantera, pero de un momento a otro, Wood le pasó de una manera bárbara. Era como si el cara bonita hubiera reducido la velocidad. Sin embargo, ahora estaba intentando alcanzarse a Wood, para llegar a la meta, pero este aceleró dejándolo de último. lo cual no tendría lógica; Ryan le dió demasiada ventaja.

— Oh, oh... Esto no le gusta a McShane—dijo Sam. Estoy segura que si volvía a soltar comentarios tan imprudentes, le iba tirar de allí de un solo empujón.

— ¿Estás alegre ahora?—Me miró Avril con cara de odio.

— ¿Qué? ¿Por qué?—Pregunté confusa.

— Bien santa que te crees.—Rió sin ánimo alguno. Esa chica tenía problemas, en serio.

— Calma, Avril, fue solo un entrenamiento. No pasa nada—dijo Tyler.

— No juegues con fuego, Avril—le advirtió Sam en un cantito.

¿Avril creía que estaba contenta de que Wood le ganara a Ryan? No me había puesto a pensar en eso hasta ahora, y tampoco es que haya sentido alegría porque Jack ganara. Lo cual es muy raro porque días atrás, esto hubiera sido como la gloria para mí incluso solo fuera un simple entrenamiento.

Decidí interrumpir esos pensamientos y dejarlos para mi almohada. Ahora solo veía a Ryan acercándose hacia donde estábamos, y Wood venía con él. A diferencia de la seriedad de Ryan, este venía con una enorme sonrisa en su rostro.

— ¡Lo hiciste bien, hermano!—dijo Tyler, en cuanto llegó el chico enojado.

— Gracias—respondió algo neutro, tirándose en el asiento al lado mío.

— A veces se gana y otras se pierde, McShane. Deja de comportarte como una marica.— Ahí está; otra vez el Sam imprudente. ¿Alguien lo tira por mí?

— ¿Por qué no cierras la jodida boca de una vez, Smith?—le respondió cabreado. Vaya, si alguna vez tuve duda de que Avril y él eran hermanos, se me quitó.

— A alguien no le gusta perder, ¿eh?—comentó Wood, en cuanto llegó. Se veía realmente guapo.

— Felicidades, hermano—le dijo Sam, haciendo el saludo ese extraño. Estoy a punto de degollar a mi mejor amigo por ser tan puto en la vida. Le gusta molestar a las personas de una manera original. Pero conmigo era un ángel que no hacia nada.

— Gracias.— Jack puso su atención en mí— . Te dije que el triunfo era para ti. —Me sonrió.

Miré de reojo a Ryan y me miraba expectante. Ahora mis mejillas estaban más rojas que nunca. No sé por qué este tipo de cosas me pasaban a mí cuando yo solo quería era pasar desapercibida.

— Fue solo...solo un entrenamiento. ���Me encogí de hombros— . Quizá si te esfuerzas un...un poco más, lo recibo.

Sentí que Ryan había sonreído y no sé por qué eso me hizo sentir mejor. A Wood se le quitó la sonrisa de la cara inmediatamente. No era mi intención hacerle daño, pero él se lo había buscado por andar de presumido.

¡Humildad, señores!

— ¡Jackie! ¡Lo que hiciste allá fue absolutamente estupendo!—exclamó Brittany, cuando llegó. Vi como Wood viraba los ojos, de nuevo.

— Gracias, Brit—Sonrío tenso.

— Hey susurró Ryan a mi lado.—Yo volteé.

— Dime—respondí.

— ¿Podemos hablar?—preguntó.

— ¿No...no estamos hablando?—Rió tiernamente.

— A solas, Chris.

— ¿Para qué?—No sé por qué, pero tenía miedo de lo que pudiera decirme.

— Por favor.

— De acuerdo.—En cuanto dije eso, se puso de pie, no sin antes halarme con él.

— Ryan—le llamó Brittany, que no dejaba de mirar como él tomaba mi mano. Este solo alzó las cejas esperando—, ¿podemos hablar?

— ¿Tiene que ser ya?—Le miró con una mueca. Estaba jodidamente sorprendida. Hace unas horas atrás, Ryan estaba a sus pies. ¡Literalmente! Hasta me hubiera esperado que aplazara nuestra conversación para hablar con ella.

— Si puedes.—Se encogió de hombros. Su semblante había cambiado totalmente. Casi como si fuera la verdadera, y no aquella que estaba detrás de Jack Wood.

— Estoy ocupado.— Me miró a mí— . Quizá después. —La chica asintió con pesar, sonriéndome. Quería oponerme y decirle a Ryan que estaba bien, que no había problema, al fin y al cabo era la chica que él quería, pero ella se había portado muy mal con él y si no me equivoco, Ryan había esperado bastante y estaba vivo, ahora ella no se iba a morir por esperar unos cuantos minutos.

Ryan continuó nuestro camino, guiándonos, mientras bajabamos las gradas con cuidado.

—Me estoy sintiendo mal—confesé.

—¿Por qué?—Él estaba concentrado en el camino para no caernos.

— Creo que perdiste tu...tu oportunidad; por mi...mi culpa.

— No lo sé. Alguien me dijo unas sabias palabras que me hicieron entrar en razón; si me espera, sé que valdrá la pena. —Sonreí al ver que era lo que yo le había dicho.

—Ojalá—dije—, si no, me va a odiar el...el doble que tu...tu hermana.

—Mi hermana no es importante. Ignórala. Ella siempre quiere tener algo de atención.

Pude darme cuenta.

—Bueno— se detuvo—, te pedí hablar a solas porque...

—Porque...—Le animé

—¿Estás contenta?—preguntó.

—¿Por qué?—pregunté confusa. Cero y van dos.

— Pues, porque Wood me ganó, ¿por qué más sería?—Se encogió de hombros, mientras jugaba con mi mano.

— No entiendo tu punto. ¿Por qué tendria que...que estar contenta?—Volví a preguntar.

— Porque es tu corredor favorito.

— ¿Y? ¿Quieres que esté contenta?

— Sí.

— ¿Por qué?—pregunté.

— Porque lo hice por ti.

Y aquí vamos otra vez. Terreno peligroso. No te confundas, Christine Moore. No te confundas.

— Explícame, por favor, no...no estoy entendiendo—dije algo nerviosa.

— Está claro, Chris. No me hagas decirlo.

— No sé, Ryan, de veras que no.—Él suspiró.

— Quería agradecerte por haber venido. Realmente no pensé que lo harías. Por eso acepté que Smith viniera contigo, así no te sentirías incómoda. Sin embargo, al ver que en tan poco tiempo te conozco y te has portado bien conmigo, aunque yo algunas veces he sido un jodido cabrón contigo, me hace valorarte más, ¿sabes? Eres de esos amigos que jamás quieres perder aunque la vida te quiera alejar de ellos.Así que, tenía que agradecerte de alguna manera el haber venido, porque aunque parezca muy tonto, nadie hace eso que tú hiciste, Chris. Nadie.

Ya me tiraron a la friendzone, estoy jodida.

>> Le dije a Wood que compitiera conmigo una carrera de tres vueltas, solo para saber quién era el mejor. Él es tan competitivo como yo, que aceptó. Sin embago, cuando estaba a punto de ganar me puse a pensar: <<Pero yo no soy el corredor favorito de Christine. Si le gano a Wood, va a ser una pérdida. Ella no va a estar feliz porque no sería el que ella querría que ganara. En cambio si gana Wood, lo estará. Porque ese es el que ella quiere, McShane; tienes que perder>>.

No sé qué pasó, pero mis lágrimas estaban saliendo como cascadas, y lo odiaba. Nadie había hecho algo parecido por mí antes, a excepción de Sam. Me sentía muy abrumada porque no era como yo lo esperaba, quiero decir, jamás pensé hacerme tan amiga de él. Y menos acompañarlo en algo como esto.

— ¿Por qué lloras? ¿Es estúpido verdad? Santo, yo sabía que era algo tonto.

— ¡No!— Reí—. ¿Por qué crees que sería algo tonto?

— No lo sé. —Razcó su nuca—. Si hubiera pensado en darle algo así a Brittany, se hubiera reído en mi cara.

— Pues, yo...yo no. Yo de...de ver...verdad lo...lo aprecio. Es muy...muy tierno, Ryan. Gra...gracias.

�� No quiero que pienses que me estoy aprovechando de ti. Te tomo en serio, Christine, de verdad. Gracias a ti.—Le sonreí. Él se acercó a mí y me dio un cálido abrazo.

Quisiera o no quisiera, ya estaba metida en la boca del lobo. Y pasara lo que pasara, bueno o malo, iba a afectar mi salud emocional y mental.

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