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Capitulo Cinco

Era cierto, no lo quería ver enojado. Miraba las bragas, y lo miraba a el, creo que mejor obedezco.

Me puse en pie quedando en frente de el, demasiado cerca. Estoy muy nerviosa, y ya no es por el hecho que es mi secuestrador, si no por algo más. Tome la tanga, el suerte y me fui al baño.

Me metí a la ducha, me enjabone todo lo que pude, me sentía sucia, y no se porque. Me seque con la toalla, estaba en frente del espejo desnuda, miro mi rostro sonrojado imaginándome en frente de el así.

- ¿Estas lista?- Dijo detrás de la puerta haciendo que diera un pequeño salto.

- En un momento.- Tome la tanga dándole una ojeada de nuevo, no suelo ponerme este tipo de ropa interior. Me la puse, y para mi sorpresa me quedaba bien, se amolda a mi cintura perfectamente haciendo que mi abdomen resalte muy bien, tomo el suéter, y también me lo pongo, bueno por lo menos tapa mis pechos, como deduje solo me llega unos centímetros antes de la cintura.

Me mire por últimas vez en el espejo antes de salir, preparándome psicológica mente a lo que me espera. Abrí la puerta, Daniel me estaba esperando sentado a la orilla de la cama, tenia la vista fija en la pantalla de su teléfono, al percatarse de mi presencia la alzó para verme, no puede evitar que mis mejillas ardieran. Me miro de arriba a bajo sin perderse cada detalle de mi cuerpo, hasta que clavo sus ojos en los míos, nos mirábamos fijamente en silencio. Unos rayos recorrían mi abdomen hasta llegar a mi pelvis, nunca nadie me había mirado tan descaradamente, y menos desnuda. Se puso en pie, y se acercó a mi.

- Te vez hermosa.- Me temblaban las manos, estábamos demasiado cerca.- Jamás había visto una chica como tu.- Su voz es gruesa, y ronca, sus pupilas están dilatadas, esta excitado, y eso es peligroso para mi.

- ¿Puedo ya cambiarme?- Dije con la voz temblorosa.

- Claro que no.- Dio la vuelta admirándome hasta quedar detrás de mi.- Tienes un hermoso trasero.- Dijo dándome una nalgada, auhs, eso dolió. Me sobresalté cuando su mano impacto mi glúteo derecho, me quede petrificada.- Y unas bellísimas curvas, me encantaría verte sin nada de lo que llevas puesto.- ¿Que? No claro que no, aunque no me falta nada para quedar completamente desnuda.

- Jamás me desnudaría para ti.- Dije decidida, no tendría porque hacerlo.

- ¿Estas segura?- Me dijo en el oído tocando mi vientre desnudo, me molesto que hiciera eso, no soy un juguete para que me este tocando a su antojo. Así que me solté de su agarre enfrentándolo.

- ¿Quien te crees que eres para tocarme como quieras? No entiendes que no quiero que me toques.- Le dije enfurecida, su cara cambio de excitado a molesto en solo segundos.

- Eres mi esposa, y puedo tocarte como a mi me de mi regalada gana.- Dijo enarcando una ceja.

- Yo no soy tu esposa, eres un enfermo, ya quiero que me dejes en paz, no quiero estar aquí, y mucho menos con un loco como tu ¿Como se te ocurre casarnos sin mi consentimiento? No te conozco, llevas meses persiguiéndome ¿Que clase de lunático eres?- Escupí sin más. El solo se quedo serio, asimilando mis palabras. Parece herido.

- ¿Así que piensas que soy un enfermo?- ¿Acaso cree que estoy bromeando? Me miraba serio, tal vez enojado.- Perfecto.

Dijo, y se fue. Me senté en la cama, tengo que salir de aquí, no pienso pasar un minuto mas con este hombre, tengo que buscar una salida. Aun recuerdo el código que Daniel introdujo para abrir la puerta, pero tengo que buscar en donde es que se pone. Me levante, y comencé a buscar, estoy desesperada por salir de aquí.

Han pasado mínimo como 10 minutos, y por fin lo encontré. Lo coloque, y hay esta. Salí sigilosamente no valla a ser que Daniel venga, y me descubra. Avance hasta llegar a las escaleras, al llegar escuche unas voces, no pude ver de quienes eran. Por instinto comencé a buscar un lugar para esconderme, pero no había más que paredes ¿Y ahora? Debatiendo si volver a la habitación oh ver que hacer las voces se fueron extinguiendo, y ya no se escuchaban. Seguí mi camino, y no había nadie. Baje las escaleras hasta llegar a la sala donde hace unas horas atrás vi a Daniel por primera vez, tan solo de recordarlo siento un sabor amargo en mi boca. Mira por todo el lugar pero no había nadie, menos mal. Camine hasta las puertas inmensas de vidrio, intente abrirlas pero están cerradas con seguro, maldije para mis adentros. Busque otras puertas por donde salir pero no había ninguna, esta casa parece un laberinto. Divisé un pasillo a mi izquierda, dudosa si irme por allí oh ver como puedo abrir estas puertas.

Opté por intentar abrir estas puertas, ya que Daniel podría estar por allí, y no quiero que me descubra porque si no, no voy a poder salir de aquí. Recordé que tengo un gancho sujetándome la parte baja del cabello, siempre me lo ponía para ir al trabajo, lo tome, y lo abrí un poco para poder introducirlo en la cerradura. Dure como 3 minutos hasta que lo logre, abrí la puerta. Al sentir la brisa golpear mi rostro me sentí tan libre.

Salí sin saber lo que me esperaba afuera de aquella casa, pero no iba perder la oportunidad de irme de allí, quizás, tal vez lo podía lograr. Cuando llegue al frente de la casa, caminando pegada a la pared para que nadie me viera. Casi todo estaba oscuro, aparte que esta lloviendo. Esta haciendo frio, y yo estoy casi desnuda, mis piernas tiemblan, y se me eriza la piel. Miro a todas partes pero no hay nadie, bueno que mas iba a esperar si esta lloviendo a chorros. Como pensaba salir si no veía nada, mas allá de las luces de la casa que iluminaban el frente no se veía nada mas. Pensar en caminar por ese bosque sola me da escalofríos ¿Y si me sale un bicho? Pero la verdad no tengo alternativa, oh es ahora oh es nunca.

Salí corriendo como si mi vida dependiera de ello, cuando entre en el bosque sentí el barro humedeciendo mis pies desnudos, el agua comenzó a mojar todo mi cuerpo, y para mi mala suerte esta ropa que tengo no me ayuda para nada. No veía que este bosque llegaba a ningún lugar, solo veía oscuridad, y la lluvia nublaba mi vista. El frió me esta tullendo las piernas, y siento que en cualquier momento me iban a fallar, y iba a caer tendida de largo a largo.

Me detuve para llenar de aire mis pulmones, ya que no tenia de tanto correr. Mire a mi derecha, y a mi izquierda buscando alguna salida, pero solo veía árboles, y mas árboles. El sonido como si hubieran roto una rama llamo mi atención. Sentí como mi respiración se detuvo, mire detrás de mi, y allí venia el, corriendo a toda prisa ¿Como me encontró? Este bosque es lo bastante grande para perderte, y poder esconderte. Por un momento me paralice, pero al instante volví a reaccionar. Si no me iba de aquí Daniel me iba alcanzar, de solo pensarlo me aterra.