2 ¿¡Enamorado!?

Domingo, 11 de febrero de 2018.

Me levanto tarde. Como a las 3 PM. Ya que era Domingo, no tenía tantas preocupaciones o cosas por hacer —a excepción de mis tareas— que me arruinaran el día. Ya había pasado un tiempo desde que me había unido al grupo. Perdí poco a poco contacto con Luis, ya no lo veía conectado tanto —y eso que él era el administrador—. Pero con Sol, todos los días, si había la oportunidad, hablábamos de todo un poco; así nos hicimos muy buenas amigas, ella sabía algunas cosas de mí, que no le había contado a nadie más, y lo mismo pasaba con ella, me contaba cosas que no se lo había contado a nadie.

Un día nos intercambiamos fotos para poder conocernos mejor —más variedad, en vez de conformarnos con las de perfil—. Y había quedado estupefacta cuando la vi. Era hermosa, tenía un cabello rubio, sus ojos eran de color azules y su piel morena clara. Es alta y delgada —más que yo, y no es que me estoy diciendo gorda, solo que ella es más delgada—. A diferencia de mí, que soy bajita y blanca como el papel, con un color de cabello marrón claro. Si nos comparamos, ella es más como una actriz y yo una otaku*. Pero la verdad, no me arrepiento, yo amo como soy, y siempre será así.

—¡Nooo! —grita alguien cerca de mi cuarto— No me abandones.

Salgo para ver lo que sucede. Al parecer era un asunto serio, los gritos eran desgarradores. Me estremecía tan solo escucharlos por una segunda vez.

Al abrir la puerta, veo que mi hermano también sale de su cuarto. Por un momento cruzamos miradas, era tan obvio, estaba llorando, cabizbajo revisa su teléfono mientras va a la cocina y agarra las llaves del carro que estaban en la mesa.

En la casa no había nadie más. Mi madre se fue a la iglesia, mientras que mi padre salió a casa del vecino a ver un partido de Football. Eso quiere decir, que la única persona que puede detenerlo por ahora, soy yo.

—¡José Ángel! —grito sus ambos nombres. Él sabe que cuando hago eso es porque, estoy preocupada o molesta.

—¡Que! —me grita mientras voltea a verme y seca su rostro.

—Dime. ¿Qué pasó?

—¡No es asunto tuyo!

—No vayas a cometer un error José. —Trato de calmarlo—. Sé que estas adolorido. Que te rompan el corazón es muy fuerte, así que...

—¡Que sabes tú! —me interrumpe al hablar— Y deja de ser chismosa. De seguro estabas escuchando mi llamada que tenía con Dayana.

Me quede sin habla. No es la primera vez que me dicen chismosa. Todos lo malinterpretan, es un don el poder saber los sentimientos de alguien y poder basarlo en sus acciones. Así me he dado cuenta de muchos chicos que le gusto y de los que solo quieren jugar conmigo. Pero todos solo me llaman de una forma que me duele solo con escucharla.

—¡Fenómeno! —me grita la palabra que más me hiere—. No sabes nada de mí, así que déjame en paz —dice mientras abre la puerta de la casa.

Solo me quede allí parada, recordando los tiempos en que me decían "Fenómeno". Lo único que me hizo entrar en razón, fue el sonido seco que hizo la puerta al ser azotada con fuerza por mi hermano.

Salí a tratar de detenerlo, pero ya era tarde, ya había empezado a conducir el carro de mi padre. Solo lo deje ir. Espero que esta lección que le dará la vida, lo ayude a comprender lo doloroso de no poder dejar ir un amor que ya dejo de ser correspondido.

Después de entrar nuevamente, marque con el celular de la casa a Dayana —da la casualidad que ella me dio su número porque le agradaba, además de ser su cuñada—. Ella contesto y, luego de saludarnos, me calme a escuchar sus palabras.

—Tranquila Lily —me dice sin haber dicho una sola palabra del asunto—. Ya sé que José vendrá a mi casa. Estaré pendiente. Cualquier cosa yo te aviso.

—Gracias Dayana —fue lo único que le dije después de colgarle.

Confío mucho en ella. Si terminaron, puede que sea por un buen motivo. No tengo rencor ni nada parecido hacia ella. Sólo respeto. Sin mencionar, que también quiero mucho a mi hermano, aun si me trata mal.

Ya con el asunto de José en manos de Dayana, me fui a mi habitación, estaba más tranquila. Tome mi teléfono que estaba en la cama. Estaba apagado, así que lo encendí. Empezó a sonar, con el tono que le había puesto, después de acostarme en mi cama.

Empezaron a llegar notificaciones de las conversaciones del grupo. Al entrar, comienzo a leer los mensajes para estar al tanto de lo que sucede. Entonces, había notado algo muy inusual. Me daba cuenta la forma en que Gustav le hablaba, muy cariñosamente, a Sol. Así que, inmediatamente lo entendí. No tenía que ser Sherlock Holmes para darme cuenta de lo obvió —además del don que tengo.

—¡Esta enamorado de Sol! —dije asombrada, mientras miraba como en los mensajes Gustav hablaba con ella.

Cuando terminé de ver los mensajes que se escribían, busqué en mis contactos a Gustav, y le envié uno fuera del grupo. Estaba impaciente —y no es que sea chismosa, sino más bien impaciente.

—¡Hola Gustav! —Estaba un poco emocionada. Mi primer mensaje que envió al privado a Gustav. Se sentía un poco raro. Diferente a como le escribía en el grupo.

—¡Hola Lily!, ¿Necesitas algo?

—No, no para nada. Solo quería conversar contigo. Ya que casi no hablamos. Además, noté algo...

Estaba nerviosa, quería saber si lo que pensaba era cierto. No quería malinterpretar las cosas. Pero tampoco quería quedarme con la intriga. Así soy yo, una vez me entra la curiosidad no me puedo detener hasta eliminarla.

—Umm ¿Que notaste?

Respire profundamente. No quería meter la pata, quería seguir siendo su amiga. Recordé lo que decía mi hermano "Si sigues, así como eres, todos se alejaran de ti", y no quería que me pasara eso con él, porque en verdad me agrada. Pero como no puedo controlar mi impulso —y ya tenía el mensaje escrito en el teléfono—, envíe el mensaje.

—Note que le hablabas muy cariñoso a Sol. —Detrás del teléfono, estaba emocionada y sonriendo.

Era tanto así que me levanté y me senté en la cama. Acomode unas almohadas para apoyar mi espalda en ellas. Cruce mis piernas, mientras veía las notificaciones que me llegaban del Facebook. Paso un rato hasta que me respondió.

—¿Q-Qué?

Se notaba que estaba nervioso. A pesar de la distancia, lo podía sentir. Sabía realmente que le gustaba, así que decidí decirle sin miedo.

—Sé que te gusta Sol. Gustav.

—QUEEE! No, claro que nooo.

Empecé a emocionarme más de lo que estaba. Me acomode en bolita, aún sentada, abrazando mis piernas y apoyando mi barbilla en mis rodillas, mientras escribía.

—No te hagas Gustav. Sé que te gusta, se nota. —No quería que se sintiera como acosado, pero quería ayudarlo—. ¡Te quiero ayudar a conquistarla! ¿Qué dices? —Estaba entusiasmada.

*Visto

Habían pasado como quince minutos; el ya había visto el mensaje. Pensé por minutos si ya había metido la pata. Pero entonces, llega una notificación de Messenger. ¡Era Gustav!

—¿En serio? ¿Me ayudarías a conquistarla?

Sonreí. Parecía estar alegré. Al parecer le agrado la idea.

—¡Claro que sí! Hablo mucho con ella, podría ayudarte. Claro, si me lo permites.

—¡WOW! Muchas gracias Lily, pero ¿Cómo me ayudaras?

Esa pregunta, aunque era lo más sensato que podría responder sobre el asunto, me dejo pensando. Me acosté nuevamente, viendo al techo, con mi celular en mi pecho. Me estire por completo, formando una estrella. Realmente quería ayudarlo, pero Sol era muy difícil de conquistar. Desde que nos conocimos, parecíamos amigas de toda la vida. Pero nunca me mencionó si tenía pareja o algo así.

Tomé el celular y le respondí con lo primero que se me paso por la mente de tanto pensarlo.

—Umm, ¡Que buena Pregunta Doroti*! Sinceramente... Todavía no sé. —Estaba muy nerviosa. No sabía cómo ayudarlo.

*Visto

Pasaron los minutos. Él me había dejado en visto, no sabía qué hacer, no tenía ni idea de cómo ayudarlo. Pero luego de estar viendo el techo de mi cuarto, recordé las palabras de mi hermano antes de irse "No sabes nada de mi"; entonces se me ocurrió una idea.

—¡Hola Gustav! Ya sé cómo ayudarte.

*Escribiendo...

Duró como treinta segundos sin contestarme, hasta cuando por fin me respondió.

—Ah. Sí, ¿cómo?

—¡Pues diciéndote las cosas que le gustan a ella! —Esa fue la idea que se me ocurrió.

Sé que suena muy simple, pero fue lo mejor que se me ocurrió en el momento, y aunque era tan obvio lo que tenía que hacer, estaba el problema de como el la trata, entonces había que empezar por los gustos para que puedan tener temas de conversación. Y así eliminar las melosidades.

—¡Tienes razón! No lo había pensado antes.

Aunque su respuesta sonó un poco a sarcasmo, aun así, le creí. Y ya que me ofrecí en darle una mano, no me iba a quejar.

—Cuando quiero ayudar. Hago lo que puedo —orgullosa le respondo. Confió en mis capacidades de Cupido.

Empezamos con el plan. Yo le decía cualquier cosa de ella, y el empezaba la conversación, añadiendo lo que le comentaba.

Así pasaron las horas, y poco a poco, nos estuvimos haciéndonos más cercanos. Hasta que de pronto, recibo un mensaje de Dayana a las 8.30 PM.

No me dio tiempo de abrirla cuando de pronto, alguien toca la puerta. Me levante de la cama para abrirle. Los únicos que tocaban la puerta eran mis Padres. Y solo lo hacían cuando era algo serio.

—¡Diga! —contesto mientras me acerco a la puerta.

—Necesitamos hablar —escuche una voz ronca, pero familiar.

Parecía a la de mi Padre cuando llega a la casa después de beber. Y como estaba en donde él vecino —su mejor amigo—, podía deducir que era él. A parte, mi Madre siempre llega a las nueve; es la hora en la que termina el culto de la Iglesia en la que va cada Domingo.

A unos pasos de llegar a la puerta, alguien más la abre. Quede sorprendida al ver quien era, y en el estado en que se encontraba.

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*Otaku: Persona muy aficionada al anime y manga.

*Buena pregunta Doroti: Referencia a la serie infantil "Plaza Sésamo, Elmo"

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