1 La llegada

Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer. -antoine de saint-exupéry 

Saco las pesadas cajas del camión de la mudanza, noto perfectamente como mis músculos se contraen y como mi respiración se agita por el esfuerzo realizado.

Al entrar en mi nueva habitación me dejo caer en mi cama y mirando al techo me arrullo por las primerizas gotas de lluvia que caen sobre mi ventana. Al abrir los ojos veo que han pasado ya un par de horas, camino tambaleándome hacía el baño en donde me lavo la cara y me cambio la camiseta sudada que llevaba puesta desde el inició de la mudanza.

Salgo de casa sin despedirme de mis padres, me dirijo con una falsa emoción a explorar el pueblo que a partir de ahora sería mi nuevo hogar.

Camino prácticamente arrastrando los pies y metido totalmente en mis pensamientos, paso por una plaza en la cual se erige justo en el centro un enorme abedul que posiblemente tenga más años que el resto del pueblo, también está la pequeña pero imponente hermita de San Rafael, una construcción entre barroca y neoclásica, las columnas que forman un abrazo alrededor de la plaza del sol, que sirven para dar la bienvenida a los turistas que vienen a conocer ámbar.

De regreso a las callejuelas me percato que ni en el camino de casa a la plaza ni en la misma había visto un solo ciudadano era prácticamente un pueblo fantasma,llego a la avenida de Adriana Custo una de las famosas mas importantes del lugar allí observo una gran soledad, las tiendas cerradas, ningún carro y mucho menos mendigos pidiendo dinero en las esquinas, algo poco común en un pueblo.

Camino unas cuantas cuadras más, preguntándome aún por el silencio y la soledad de aquellas calles, pronto observo al lado derecho una gran portada sostenida por dos inmensas columnas sobre las cuales reposan dos estatuas de mármol en forma de Ángel, es allí cuando comprendo que es el cementerio del pueblo.

Y es allí cuando algo me llama la atención, dentro del cementerio hay una mujer de pie, contemplando fijamente una lápida, que está adornada con rosas frescas. La mujer lleva un vestido blanco, semejante a su piel, su cabellera larga y castaña, sus delicados movimientos y su casi imperceptible y acompasada respiración que resultaba de lo más embriagador.

Noto como mis piernas comienzan a temblar y como si de un imán se tratara muevo mi mano hacia la gran puerta con la intención de abrirla, pero al tocar el frío y rígido metal, noto que ella me observa, y con un leve movimiento que hago en la puerta ella huye y se pierde en la espesa neblina que rodea las tumbas, y justo cuando voy a cruzar la puerta ! Zaz¡ mi sueño acaba y me despierto empapado en sudor aun en las cuatro paredes de mi habitación, observó las cajas de mudanza aun intactas, luego miro el reloj y me doy cuenta que solo han transcurrido diez largos minutos.

Me siento en la cama con la mirada perdida en una de las paredes y con un bufido me levanto, abro las cajas sacando de ellas: unas revistas viejas, un par de libros del curso pasado y mi viejo Mp3 lo aguanto unos minutos en las manos, lo miro detenidamente,entonces saco unos audífonos del bolsillo trasero de mi pantalón,  pongo los auriculares en mis orejas y escucho  la infinidad de canciones que tenia descargadas en el, mientas voy desempacando mis cosas e instalandome en mi nueva habitación. La tarde transcurre lenta y dejo de pensar en aquel sueño que parecia tan real pero a la vez tan misterioso; el pueblo, las calles y especialmente ¡ella!.

En ese preciso momento llaman a la puerta de mi habitacion es golpeada levemente, era mi madre:

- Tomas , ya terminaste?-

- casi termino mama-le respondi saliendo ligeramente de mis pensamientos.

- esta bien, es hora de cenar.- cierro de nuevo la puerta y escuche sus pasos alejarse.

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