1 1

Advertencia: La siguiente historia tiene contenido explícito, no apto para todo tipo de persona. Si eres sensible a maltrato, violaciones, asesinatos a sangre fría, relación tóxica, secuestros, abusos, esta historia no es para usted. Sugiero discreción, lea bajo su propio riesgo. 

«Todo en la vida es negocio, y el dinero es lo único que puede dártelo todo. El amor no te va a producir el mismo dinero que ganas en esto...»

Desperté por el sonido de la alarma, para la misma rutina diaria de siempre. Hoy es mi cumpleaños número once, pero no es algo que me cause emoción, lo veo como un día común y corriente; otro día más para luchar por mi vida y defenderme de esos rivales que mi padre me envía.

Los entrenamientos se han vuelto más fuertes cada día. En lo que llevo de años, he tenido 3 fracturas en el brazo izquierdo, y no he tenido tampoco descanso de mis entrenamientos. Mi padre quiere hacerme alguien fuerte y, para eso, necesito cumplir con sus expectativas.

Nunca he tenido ningún interés en ir al parque, tener juguetes o hacer amigos; mis metas estuvieron siempre claras y, aunque no las tuviera, no era algo que tenía la oportunidad de decidir.

Los entrenamientos consisten en pelear a muerte con sus hombres. Sabía lo que era llegar todos los días a la casa adolorido, muchas veces con fracturas en diferentes partes de mi cuerpo y, que aún con ellas, debía seguirme defendiendo sin importar lo que pasara. Siempre he deseado que mi padre se sienta orgulloso de mí, aunque eso implique pasarla mal. Escuchar sus aplausos o escuchar sus silbidos mientras me defiendo, para mí lo es todo.

Llegó un momento en que me acostumbré y podía defenderme de manera que no salía tan fastidiado como al principio. Aprendí a vivir con cortaduras, moretones, fracturas y todo tipo de heridas. Para mi edad me convertí en alguien fuerte, no tuve elección; era eso, o permitir que me maten, pero para mí morir no es una opción. Aprendí muchas técnicas de mi padre, quien se ha sacrificado para sacarme adelante. Ha depositado su confianza en mí y no voy a decepcionarlo, así me toque seguir aguantando como un general.

Me preparé para el entrenamiento y fui al lugar donde siempre me encuentro con mi padre y sus hombres.

—Hoy no estaremos entrenando, John. Hoy por fin serás un hombre, hijo.

—¿Cuáles son los planes, papá?

—Vas a conocer uno de mis negocios y te daré tu regalo de cumpleaños. Ya es tiempo de que te conviertas en un hombre en todos los aspectos — era la primera vez que hablaba sobre un regalo. No entendía qué podría regalarme, pero no puedo negar que me sentí intrigado.

—Está bien, papá.

Nos subimos a la camioneta y me trajo a un edificio bastante lejano de nuestra casa; había varios perros y hombres de los nuestros. Al entrar, vi a muchas mujeres en ropa interior y usaban guantes para empacar la mercancía. Las mesas estaban repletas de los paquetes, y algunos ordenados por gramos.

—Esta es una de las bases de distribución de la merca que te hablé. Estarás a cargo de ella y de otras dos más. Ya es tiempo de que vayas integrándote al negocio. Ya son once años, y estás suficientemente capacitado para manejarlo. Estoy confiando en ti, no lo eches a perder.

—Jamás, papá.

Nos acercamos a la mesa y le dio una nalgada a una de las chicas que estaba trabajando, ella se puso nerviosa y retrocedió.

—Ven, hijo — llevó su dedo a la mercancía, y lo lamió.

—No se supone que se utilice, papá.

—Es la única manera de saber si el proceso está bien hecho, y si la calidad es buena. Pruébalo.

—¿Estás seguro, papá?

—Ya eres un hombre, es tu deber.

Llevé mi dedo a la mercancía y luego la probé; era un sabor extraño, pero una sensación placentera e indescriptible pude sentir en mi lengua.

—¿Ahora entiendes cómo diferenciar la buena calidad de la mala? Ese placer que siente tu paladar al probarla, es indescriptible, ¿No es así?

—Pude notarlo.

—La baja y pobre calidad se puede diferenciar muy fácil, ya que jamás podrás sentir esa misma sensación en otra que no sea procesada en este lugar. Quiero que hagas la prueba tú mismo— sacó una pequeña bolsa de su pantalón y me mostró un poco de la coca, pero el color y la textura no se veía igual a la que acababa de probar—. Nada más con verlo puedes notar la diferencia, ¿Cierto? Ahora pruébala— metí la yema de mi dedo y saqué un poco, pero me detuvo—. En tu nariz, John.

—¿Qué?

—¿Cómo puedes ofrecerle algo a un cliente, si no la has probado tu mismo primero? Tienes que saber lo que estás vendiendo, hijo. Es parte del negocio. Ahora, inhala fuerte — no estaba muy seguro de hacerlo, pero no tuve de otra. Mi papá tiene razón en lo que dice.

La acerqué a mi nariz e inhalé fuerte. Comencé a toser y tapé la nariz, al sentir ese ardor, que incluso corrió por mi garganta; era una sensación horrible. Me sacudí y mi padre rio.

—¿Ahora entiendes, hijo? Si hubieras hecho eso mismo con la nuestra, ahora mismo estarías viajando y ese ardor que debes sentir ahora, sería nada, comparado al que podrías experimentar con la nuestra; es por eso que no dejaré que lo hagas ahora, pero en otra ocasión lo harás.

—Está bien, papá — respondí tosiendo.

Estaba sudando frío y mi cabeza estaba dando vueltas. Cerré los ojos y traté de respirar hondo y exhalar rápidamente, esperando que así se me quitara lo que estaba sintiendo, pero no surgió ningún efecto.

—Te pondrás bien, no es para tanto. En unos minutos se te pasará.

Uno de sus hombres me dio una botella de agua y me la tomé rápidamente.

—Sí, papá.

—Mandaré a Aquiles a acompañarte cada vez que tengas que venir aquí. Será tu sombra, ¿De acuerdo?

—De acuerdo.

—Vayamos a otro lugar.

Nos subimos a la camioneta y durante el viaje fue en silencio, así que quise preguntar por mi madre, ya que hace dos semanas no regresa a la casa.

—¿Cuándo vendrá mamá?

—Ella tuvo que salir en un viaje de negocios, pero en unos días regresa. Ha tenido algunos problemas en la agencia, pero ya los resolverá.

Mi madrastra tiene una agencia de modelaje, unas de las más conocidas por estas áreas. Es muy poco el tiempo que está en la casa. Sé que no es mi verdadera madre, pero para mí es como si lo fuera. Me trata muy bien, y es quien me ayuda a recuperarme.

Llegamos al casino que mi padre maneja; era otro de los negocios que tiene, aunque en realidad es una fachada, ya que dentro de el, lo más que hacen es traficar. Siempre nos encontramos con varios socios aquí. Fuimos directo a su despacho y nos quedamos a solas por unos instantes.

—Este es tu sagrado regalo de cumpleaños. Espero te guste, lo escogí especialmente para ti, John.

Era una caja negra, y al abrirla, me encontré con una Beretta color negra con detalles en color oro, semiautomática, modelo 92A1. Mi padre tiene una similar, y me ha mostrado los modelos que más le gustan. Ya he tenido varias en mis manos, aunque jamás la había usado. Mi padre me enseñaba a desmontarla y a limpiarla desde mucho más pequeño. Siempre había querido usar una, y en realidad, lo vi como el primer y mejor regalo que podía haber tenido de mi padre.

—Lo prometido es deuda. La mandé a diseñar exclusivamente para ti. Nadie más tendrá una como esta, ya que esta customizada y tiene tus iniciales.

—Gracias, me gustó mucho.

—Debes estar deseando usarla, ¿No es así, John?

—Sí, papá.

—La vas usar, y ya tengo la mejor manera en que vas a estrenarla esta noche. Acompáñame— la saqué de la caja, y la guardé en mi pantalón.

Acompañé a mi padre hasta la bóveda, y al entrar, vi una mujer joven, atada de manos y piernas. Estaba semidesnuda y su cuerpo estaba temblando.

—¿Qué hizo ella, papá?

—Robarme. ¿Y qué se les hace a los rateros?

—Matarlos.

—Ese es mi hijo. ¿Qué te parece si tienes el honor, John? — sonrió, y sonreí al verlo tan feliz. Hoy está de buen humor, ¿Cómo voy a decepcionar a mi padre? 

avataravatar
Next chapter