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CAPÍTULO 45 CONFLICTO DE INTERESES

Perspectiva: Agis.

Mirusmari, Mercurak 30 de September del 1575.

- Ilustre Señor Jardiel, nuestra Líder Espiritual, Ania II, desea hablar con usted en sus aposentos.

Una monja ingresa a mi habitación, y me dice estas palabras con educación, poco después de que el Ilusionista termina de aplicar los hechizos para eliminar las líneas negras de todo mi cuerpo. Hace unas cuantas horas sufrí mi ataque de dolor matutino, conseguí soportarlo con mucho esfuerzo, luego, decidí levantarme de la cama, bañarme y desayunar; posteriormente, tenía pensado regresar un momento a la mansión para hablar con mis chicas, y calmar a Leta, quien seguramente debe estar histérica; sin embargo, me percaté de que pronto terminarían los hechizos de la noche anterior, por lo que solicité nuevamente la ayuda de un ilusionista.

- ¿Su Excelencia Ania II? – lo digo con asombro

- Exactamente, Su Excelencia Ania II desea hablar con el Ilustre Señor Jardiel cuanto antes. – la monja habla con cortesía.

- Entiendo, iré de inmediato. – recupero la compostura y respondo con amabilidad.

- Entonces permítame guiarlo hasta los aposentos de Su Excelencia Ania II. – realiza una pequeña reverencia.

- Muchas gracias. – lo digo con cortesía.

- Por aquí, por favor. – habla con elegancia.

Debo decir que la llegada de esta monja, es demasiado oportuna, justo me disponía a salir; estoy empezando a creer que me están vigilando, o probablemente, previeron que este sería el momento adecuado. La monja me guía por los lujosos y elegantes pasillos de la catedral, hasta una puerta de madera bellamente tallada con patrones de flores y raíces; luego de ingresar previamente y anunciar mi llegada, se me permite entrar.

- Es todo un honor conocer a Su Excelencia Ania II. – lo digo con respeto mientras realizo una reverencia.

- Oh, es un placer conocer al Ilustre Señor Jardiel, por favor, siéntese; – lo dice con amabilidad – hija, puedes marcharte. – le habla a la monja.

- Con permiso, Su Excelencia, Ilustre Señor. – la monja se despide de nosotros con una reverencia, y se marcha rápidamente.

La Líder Espiritual de la Iglesia de la Diosa de la Luna, Fenicia, Ania II, es una mujer bastante entrada en años, diría que tiene más de 100, pues se notan varias arrugas en su rostro; no obstante, todavía se ve bastante bella, asemejando la apariencia de esas famosas estrellas de cine bien conservadas. Hablando de su aspecto en cuestión, es de ojos verdes, cabello largo y liso de color plateado, de piel blanca, y con un lunar en la comisura del parpado, dándole un toque sensual; adicionalmente, viste un hábito plateado con hermosos adornos y bordes dorados. En lo concerniente a su figura, puedo decir que se encuentra en el promedio, con un físico similar al de Marselia, aunque menos atlética, y con la obvia diferencia de que la elfa se mantiene bien gracias a su Juventud Eterna.

- Su Excelencia Ania II, ¿Sobre qué quiere discutir conmigo? – lo digo en tono amable mientras me siento sobre un cómodo sillón.

- Puedes llamarme Ania, ¿Se le antoja un poco de Qawe? – me ofrece una taza de café con una sonrisa.

- No gracias… – niego con la cabeza – la señorita Ania también puede llamarme Agis.

- Solo Ania, Agis. – sonríe una vez más.

- Si, Ania… – lo digo con un poco de timidez.

El hecho de que nos llamemos por el nombre, no significa nada, sin embargo, la voz y el comportamiento de Ania, se asemejan al de una amorosa madre, me recuerdan mucho a Juno, por lo que me hace sentir muy extraño. Adicionalmente, no estoy hablando con cualquier persona, se trata de la Líder Espiritual de la Iglesia de la Diosa de la Luna, Fenicia, una de las organizaciones religiosas más grandes del mundo; muy pocas personas tienen la fortuna de reunirse con Ania II en privado, y charlar de esta manera.

- A estas alturas, bien podría considerar a Agis como mi niño. – habla con tono muy familiar.

- ¡Cómo podría! – me muestro sobresaltado.

- No te alarmes Agis, yo soy la maestra de mi niña Katherine, y la considero como la hija obediente que nunca tuve; ella me dijo hace mucho tiempo cuáles son sus sentimientos por ti. – lo dice con confianza y bebe un poco de café – Estoy muy segura de lo que han hecho esta madrugada; – sonríe nuevamente – por eso te veo como alguien muy cercano.

- Ya-ya veo… – lo digo con vergüenza.

¡Esta mujer es muy astuta! No puedo mostrar ningún rastro de debilidad, o lo voy a lamentar. Por otro lado, no creo que Ania me llamara para hablar de estos temas tan triviales, seguramente va a proponerme algo.

- ¿Ya has pensado que hacer a partir de ahora? – me pregunta en tono serio.

- A corto plazo, solo quiero recuperarme de mi maldición, y después, estoy pensando entre retomar mis actividades como Aventurero, o buscar otra profesión si las cosas no resultan bien. – respondo con franqueza.

- Entiendo… – lo dice con rostro pensativo – Estoy segura de que estás cansado de escuchar esto constantemente, pero… ¿No has pensado que ser un aventurero es un desperdicio de tus talentos? – me pregunta retóricamente – No sé qué opinión tengas sobre el Ejército de la Alianza o la Iglesia, aun así, es muchas veces mejor que ser un Aventurero.

- … – guardo silencio y la miro con rostro serio.

- Comprendo… – me ve con indulgencia – no permitirás que te cuestione, ¿verdad?

- Con el respeto que Ania se merece, no quiero estar atado a la Iglesia o al Ejército. – hablo con honestidad.

- ¿Eso es todo? – lo dice como si no fuera nada – Agis, parece que estás malentendiendo algo; no perderás tu libertad, de hecho, podrás viajar por todo el mundo. – habla con confianza – Por supuesto, esto solo es posible para hombres fuertes como tú; no tienes idea de cuan escasas son las personas poderosas, más en estos tiempos previos a la Gran Guerra. Adicionalmente, los beneficios que obtendrás son inmensamente superiores; los nobles, burgueses, y todo el mundo, empezarán a verte como alguien importante, y te respetarán mucho más de lo que lo hacen ahora. – intenta persuadirme.

- Creo que Ania no me ha entendido bien… no me agrada la burocracia que se maneja en el Ejército de la Alianza y la Iglesia; además, tendré que acatar órdenes de superiores pedantes. – expreso mi opinión – Esto lo sé al ver la situación de mi hermano.

- Agis, entiendo perfectamente, – sonríe – pero, sin protocolos y disciplina, no hay orden. – hace una pausa – Supongo que tienes algún tipo de prejuicio; es cierto que puede haber algunos miembros del Ejército y la Iglesia un poco presumidos, y a veces se complican las cosas por el papeleo; aun así, es mucho mejor que ser un aventurero. – reconoce mi opinión con reserva.

- Ania, ¿Quieres que me convierta en un caballero de la iglesia? – pregunto sin rodeos.

- Me gustaría, – asiente – pero veo que eres muy reticente a eso, por lo que voy a retroceder esta vez; sin embargo, te aseguro que tarde o temprano terminarás uniéndote a esta iglesia. – habla con determinación – No obstante, abandonarás esa inútil profesión de aventurero, y trabajarás para mí. – lo dice en tono imponente.

- ¿Qué? – me muestro sorprendido.

- Justo como escuchaste; – responde rápidamente – verás, ahora que conoces las intenciones y sentimientos de mi niña Katherine, debes asumir ciertas responsabilidades, no solo hacia ella, también ante esta iglesia, sus feligreses y con la sociedad en general. – se explica y bebe café nuevamente – En consecuencia, es necesario que lleve a cabo determinadas acciones para demostrar su compromiso como un hombre respetable.

- … – me quedo observando a Ania con el ceño fruncido.

Nunca imaginé que Ania resultara ser una persona tan severa y demandante, en verdad, es como esas madres estrictas pero amables, una rara combinación; en mi caso, Juno y mi madre de la Tierra no son así, de hecho, son demasiado permisivas, en especial Juno. Por otra parte, no puedo evitar sentirme molesto, por más Líder Espiritual que sea, todavía le falta mucho para mandarme; no he reencarnado en este mundo para que una religiosa me diga lo que debo hacer.

- Veo que no te agrada lo que te he dicho, pero no me dejas otra alternativa; no puedo permitir que mi niño Agis, siga ejerciendo esa profesión deshonrosa para un digno habitante de Alfa. – habla en tono serio – Ser un aventurero es lo peor que existe en este mundo, incluso un mercenario o asesino, tienen más valor.

- Ania… – pronuncio su nombre con voz molesta – ¿Odias a los aventureros?

- Claro que no, por la gracia de los 6 Dioses, cada quien es libre de vivir como desee; sin embargo, me molesta mucho ver que hombres fuertes, hábiles y talentosos, pierden su tiempo en esa profesión tan fútil, deplorable y carente de significado para un auténtico habitante de Alfa. – lo dice con enfado – ¿Quieres saber lo que realmente implica ser un aventurero, y conocer la verdad sobre el Gremio de Aventureros? – me pregunta en tono provocativo.

- ¿Qué estas tratando de decir? – la cuestiono con duda.

- Que el Gremio de Aventureros solo existe con el único propósito de llamar la atención de Extranjeros incautos, para recolectar información sobre sus poderes, personalidad, refugios, sus cómplices, entre otras cosas; posteriormente, los Apóstoles y Santos de las 7 iglesias se encargan de asesinarlos, o capturarlos si se presume que poseen conocimientos importantes. – habla con severidad.

- … – me quedo estupefacto ante tal revelación.

- Mi niño Agis, aunque no lo creas, esa es la verdad, y lo puedo decir por qué yo soy quien controla el Gremio de Aventureros de este continente, y fue creado por las 7 iglesias. – se muestra confiada – Así que ser un aventurero implica tener contacto con esos individuos desagradables, o ser uno de ellos…

Ania procedió a explicarme el origen del Gremio de Aventureros, y su funcionamiento; así mismo, me habló de los diversos cambios a los rangos, habilidades, dones, entre otros detalles. Francamente, ni en mis sueños más salvajes, hubiera concebido tal conspiración; Alfa resultó ser un mundo mucho más oscuro de lo que creía. Sabiendo esto, no puedo permitir que nadie descubra mi naturaleza como reencarnado, ni mucho menos que duden de mí, sería equivalente a la muerte; por mi bien, el de mis chicas, y la familia Jardiel, nunca voy a revelar este secreto, sin importar el precio que deba pagar.

- Por todo lo que he dicho anteriormente, no puedo permitir que mi niño Agis siga fungiendo como aventurero, y haré uso de mi autoridad como Líder Espiritual si es necesario. – lo dice con decisión – Aunque los plebeyos y algunos nobles no conozcan esta verdad, aquellos que si lo saben, nunca confiarán en ti, lo que te impedirá alcanzar grandes cargos, y lograr el máximo potencial como el hombre talentoso e inteligente que eres.

- Ya-ya veo… – lo digo con nervios – aunque tenía varias dudas sobre el gremio, y no estaba conforme con su accionar, nunca imaginé que esa sería la verdadera razón.

- Oh mi niño, hay tantas cosas que ignoras sobre este mundo, y en verdad me gustaría contártelas, pero aun no estás listo; un día te lo diré todo. – realiza una gentil sonrisa y termina de beber la taza de café.

- Ania… ¿Por qué me dices todo esto? – la cuestiono con seriedad.

Ya te lo dije, eres mi niño, pero… – se muestra pensativa – si tuviera que agregar otro motivo, sería porque tienes un futuro muy brillante; además de tener en tus manos el corazón de mi niña Katherine, también tienes el de la Princesa Imperial, y la nieta favorita del Rey Demonio. Sin dudas, te convertirás en un importante lazo que unirá con más fuerza a estas razas, por lo que considero importante que conozcas ciertas verdades de Alfa, y así no caigas en engaños de individuos astutos. – habla con honestidad.

- Creo que me estás dando mucho crédito, soy solo un hombre, hay cosas que no puedo hacer. – lo digo con modestia.

- Jejejejejeje, – ríe con gracia – mi niño, no te menosprecies; en ese sentido, te pareces un poco a mi niña, en verdad son el uno para el otro. – se muestra alegre – Incluso si lo que dices es cierto, no tienes idea del gran poder e influencia que tendrás, muy pocas cosas estarán fuera de tu alcance; cuando Cara Leonora ascienda al trono de Ferruarum, no solo ella escuchará tus palabras y obedecerá sin cuestionar, también lo harán millones de mujeres, pues sabes bien como son las Gelum. – lo dice con seguridad – Todo el mundo es consciente de que la posición de Emperatriz, es solo una figura representativa de todas las mujeres; quien controla realmente esa nación, es Leonellus Helladius, el padre de tu esposa; esto lo confirmarás con tus propios ojos tan pronto visites ciudad Glacies.

¡Vaya! Aunque Ania me dijo que todavía no estoy listo para conocer todas las verdades de este mundo, me da otra impactante revelación. Sé muy bien que faltan décadas para que Leonora ascienda al trono, ella misma me lo dijo hace tiempo; sin embargo, nunca mencionó ese "pequeño" detalle; supongo que también es mi culpa al ignorar su dependencia. Dicho esto, es absurdo que un don nadie como yo, se convierta en algo así como el "jefe tras bambalinas", ¡Ni siquiera tengo conocimientos sobre política! En definitiva, tendré que discutir esto con Leonora más adelante.

- No sabía nada de eso… – expreso mis pensamientos.

- Ya veo… – me mira con sorpresa – discúlpame por decírtelo de esta manera, supongo que la Princesa Imperial no te lo ha contado porque espera un momento importante, o tal vez no quiere agobiarte con eso; – lo dice en tono casual – pero no tienes que preocuparte, recuerda que no estás solo, la tienes a ella y todas tus mujeres.

- Sí… – asiento.

- En fin, regresando al tema que nos atañe, el trabajo que realizarás para mí es muy sencillo… [Almacenamiento] – saca unas carpetas y me las entrega – quiero que elimines a esos objetivos.

Las carpetas contienen información detallada sobre 5 Extranjeros; revisando los documentos con detenimiento, son individuos muy poderosos que han cometido delitos graves como asesinato, robo, secuestro, crimen organizado, entre muchos otros. Al parecer, mi nuevo trabajo no es diferente al de un asesino a sueldo; realmente, no creí que llegaría el día en que me vería en semejante posición. Observando la expresión de Ania, no tengo posibilidad de negarme, de lo contrario, las consecuencias serán muy graves; aunque mis esposas son mujeres importantes, yo solo soy un simple noble honorario, no puedo compararme con ellas, ni escudarme detrás de su estatus, pues sería visto por todo el mundo como un pusilánime, la peor deshonra para un hombre en Alfa.

- Ania, ¿En verdad debo hacerlo? ¿Acaso no existe otra alternativa? – intento apelar a su indulgencia.

- Lo siento mi niño, no hay otra opción, tienes que hacerlo. – habla en tono severo – Muchas personas importantes que conocen tus grandes hazañas, han depositado una enorme esperanza sobre ti; por ello, debes demostrar que pueden contar con tu poder cuando el mundo enfrente momentos difíciles; de esta manera, ellos te prestarán su apoyo cuando sea que lo necesites. – se muestra seria – Por eso es necesario que elimines a estos Extranjeros… – hace una pausa – si consideras que el sujeto posee información o conocimientos interesantes, puedes traerlo a esta catedral, donde nosotros nos encargaremos del resto. Este es el mejor método para dejar en claro que eres un hombre confiable, al que no le tiembla la mano para ejecutar a cualquiera que se te ponga enfrente, lo que hará que te respeten aún más. – lo dice con emoción.

- Entiendo… – lo acepto con resignación.

- Por supuesto, voy a proporcionarte todo el equipo y recursos que necesites; tampoco tienes que preocuparte por el dinero, te compensaré adecuadamente. – habla con naturalidad – Lógicamente, llevarás a cabo este trabajo cuando te recuperes por completo; te estoy facilitando la información por adelantado, para que te prepares y pienses estrategias, no quiero que mueras a manos de esos individuos despreciables.

Tengo que tragarme mi orgullo y aceptar este trabajo, si me niego ahora, alguien más vendrá a obligarme, y no será tan amable como Ania; así funciona esto, siempre ha sido de esta manera en cualquier organización, ya sea gubernamental, criminal, o cualquier otra. Sencillamente, son esa clase de propuestas que no puedes reusar, o enfrentarás muchas dificultades; adicionalmente, ahora mismo carezco del poder y la autoridad para anteponerme a la Líder Espiritual de la Iglesia de la Diosa de la Luna, Fenicia. No obstante, todavía me cuesta creer que no exista otra alternativa más que matar a los extranjeros; aunque debo recurrir a la ley de la excepción, no todos los extranjeros son malvados, y es posible vivir en armonía.

- Ania… soy consciente de que los Extranjeros han cometido muchos delitos, pero… – hablo con delicadeza – ¿Esta es la mejor manera de lidiar con ellos? – pregunto con moderación – no creo que sea bueno juzgar a todos por las acciones de unos pocos, sin darles la oportunidad de redimirse.

- Ya veo, mi niño Agis tiene unos ideales similares a los míos; – me mira con aprobación – yo creo que toda persona tiene un gran potencial para el bien, pero, en el caso de los Extranjeros, te puedo asegurar que ya se han agotado todas las opciones, y les hemos dado muchas oportunidades. A pesar de eso, siguen ocurriendo tragedias, infringiendo la ley, y pisoteando nuestra cultura. – habla con severidad.

- Con que es así… – me muestro abatido.

- Mi niño, no te sientas mal por ellos; cuando te recuperes completamente, te explicaré con más detalle el porqué de esta postura ante los Extranjeros, y cualquier otra inquietud que tengas. – habla en tono afable – Por ahora, no te atormentes con esto, recuerda que las cosas ocurren en su debido momento y lugar… – hace una pausa – En fin, no deseo molestarte más con charlas complicadas, puedes marcharte. – señala la puerta.

- Bien… – me pongo de pie con las carpetas en mis manos – Adiós Ania, gracias por tu tiempo. – pronuncio estas palabras mientras camino a la puerta.

- Que tengas un buen día mi niño. – sonríe.

Con pensamientos encontrados, salgo de la habitación; a partir de ahora, debo aceptar el hecho de que voy a tener que asesinar personas. Mientras me dispongo a salir de la catedral para hacer lo que tenía planeado desde un principio, no puedo evitar pensar en un dicho que escuché hace mucho tiempo: todo poder tiene un precio; supongo que no solo se refería al esfuerzo necesario para obtenerlo, y los efectos secundarios por poseerlo; también implica que eventualmente, tendrás que usar ese poder para realizar actos que te marcarán de por vida. De todas formas, mi decisión de hacerme más fuerte, no va a titubear; debo hacerlo con el fin de sobrevivir y proteger a los que me importan. Ya he visto morir a mucha gente de maneras horribles; todavía recuerdo claramente la forma en que Leila abandonó este mundo. Mi mente ya está dañada, la única diferencia, es que el próximo muerto que vea, será por mi propia mano.

◇◇◇

Actualmente me encuentro nuevamente en la habitación que me dieron en la catedral, después de reunirme con mis chicas y explicarles de manera general, todo lo ocurrido hasta ahora; como había previsto, no tomaron nada bien mi ausencia, especialmente Leta, quien se comportó de manera errática, siendo necesario recurrir a hechizos para inmovilizarla. Como resultado, mis chicas están a mi lado, pues insistieron en que no querían apartarse de mí; obviamente, la sirena me está abrazando con bastante fuerza, indicando claramente que no tiene el más mínimo interés en soltarme ni permitir que me aleje de ella.

- Así que aquí pasaste la noche… – Leonora lo dice en tono casual mientras observa los alrededores.

- Si… – lo digo con simpleza.

- Se parece mucho a la habitación del hotel en el que estaba antes de vivir contigo. – Aurora habla con confianza.

- ¿A qué hora vendrá la Santa? – pregunta Camelia.

- Creo que vendrá en unas horas, no sé cuánto tiempo tardará en el funeral. – respondo con franqueza.

- Es increíble que conozcamos a la Santa de la Curación. – habla Sylvia.

- Yo creo que lo más increíble es que pronto se convertirá en una compañera habitual. – lo dice Filis con asombro.

- Mi Amor, ahora que estamos aquí y las cosas están más calmadas, creo que sería bueno que nos hables detalladamente sobre lo que te dijo la Líder Espiritual. – Leonora aborda el tema principal rápidamente.

Naturalmente, mis chicas guardan silencio y me miran esperando que les explique; en la mansión, no hubo tiempo de hablar detenidamente, ya que tan pronto llegué, fue necesario que calmara a Leta, por lo que tuve que pasar un rato con ella a solas para darle un poco de amor, sin llegar a tener sexo ni nada parecido; posteriormente, quería disculparme y hacerles saber la situación actual, pero Leonora notó que estaba un tanto apurado por regresar a la catedral, así que sugirió que todas vinieran. Afortunadamente, se me permitió la entrada sin problemas, gracias a que Ania II me había autorizado previamente, incluso tengo permitido quedarme los días que quiera sin costo; en verdad, es un acto muy benevolente de su parte.

- Lo que me dijo fue…

Procedo a contarles mi charla con Ania, desde las verdades del Gremio de Aventureros, hasta lo que me dijo sobre Ferruarum; adicionalmente, tuve que darle la razón a Leonora en lo concerniente a nuestra discusión del día de ayer. Obviamente, les hablé sobre mi nuevo "trabajo" e incluso les mostré el contenido de las carpetas; la Princesa Gelum y Aurora se dispusieron a revisar la información tan pronto les mencioné eso.

- Estos Extranjeros son bastante fuertes, pero con estos datos podemos idear formas de hacerles frente. – Leonora comenta casualmente.

- Parece que no tienen ninguna relación con la Asociación de Reencarnados. – agrega Aurora.

- Yo también quiero ver contra qué clase de Extranjeros vamos a pelear. – interviene Petra mientras se acerca para ver la información.

- Chicas, – las interrumpo – ¿A ustedes no les molesta que deba hacer esto? – las cuestiono con curiosidad.

- Claro que no, por el contrario, como tus mujeres vamos a apoyarte en todo lo que hagas. – Leonora lo dice con cariño – Además, nunca me ha gustado que seas un aventurero; y aunque este nuevo trabajo es mucho más difícil, creo que es mejor, conociendo la verdad sobre el Gremio. – expresa su opinión.

- Aunque suene un poco egoísta, yo creo que este trabajo es mejor, así encontraremos pistas sobre la Asociación de Reencarnados. – Aurora habla con timidez.

- Yo te seguiré a cualquier lugar, y no tengo problemas en matar monstruos o Extranjeros. – Roser lo dice muy confiada.

- Querido, siempre he pensado que en lugar de ser un aventurero, podrías realizar un trabajo más decente; tal vez este no es mucho mejor, pero creo que es preferible, ya que tus habilidades serán reconocidas por todos, y acabaras con esos Extranjeros malnacidos. – Camelia habla sin tapujos.

- Agis, no me importa a que te dediques, siempre y cuando pueda estar a tu lado. – Leta lo dice con sinceridad.

El resto de mis chicas opinaron casi lo mismo, sin oponerse a la idea de asesinar Extranjeros. Parece que desde su punto de vista, los reencarnados no son diferentes a una alimaña que debe ser eliminada, o tal vez como un ser inferior que no merece compasión; de cualquier modo, su desprecio, odio y rechazo a los Extranjeros, es muy profundo e incorregible, reforzando a un más mi determinación a ocultar mi secreto sin importar el costo.

- Ya veo… – me muestro un tanto intimidado – la verdad, todavía no termino de hacerme a la idea de matar a alguien; – expreso mis pensamientos – pero ya que no tengo alternativa, debo ser decidido y mostrar valor.

- Mi Amor, no tienes que ser piadoso con los Extranjeros, estoy segura de que si fuéramos nosotros los que reencarnáramos en su mundo, ellos nos harían cosas aún peores. – Leonora habla con voz seria – También entiendo que debe ser difícil para ti matar a una persona; tal vez pienses que eso te convertiría en alguien despiadado que no aprecia la vida, o te vuelvas malvado, pero tú no eres así, y eso no va a cambiar, nosotras siempre te veremos como un hombre fuerte, honorable, amable, amoroso, y bueno. – pronuncia estas palabras mientras acaricia mi mejilla con cariño y realiza una cálida sonrisa – Seguiremos amándote de la misma manera, sin importar nada, y nunca vamos a pensar mal de ti, ¿Verdad chicas? – le habla a las demás.

- ¡Sí! – todas responden al unísono.

- Chicas… – observo a mis mujeres con afecto, luego, le doy un amoroso beso y abrazo a cada una.

En el caso de Leta, ella se abalanza sobre mí correspondiéndome animosamente; al mismo tiempo, escucho su voz retumbando en mi cabeza.

- [Agis, ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo mucho! – Leta me habla telepáticamente con mucha pasión, mientras me abraza con fuerza]

- [Yo también te amo mucho, me encantas, eres hermosa. – le respondo cariñosamente]

Luego de finalizar la ronda de besos y abrazos, se produce un largo silencio; contrariamente a lo que se podría pensar, no es incómodo en lo absoluto, de hecho, es agradable y sosegado. Mis chicas y yo solo nos observamos mutuamente, con una mirada que expresa comprensión y amor. Permanecemos callados porque es un momento que queremos disfrutar, únicamente por el gusto de estar juntos en un pequeño instante de paz y felicidad; sin embargo, esto no puede durar para siempre, agregando que todavía hay cosas que quiero discutir con ellas, por lo que tengo que romper el silencio.

- Yo… – vacilo por un instante – yo quiero reiterar que ayer fui muy necio e infantil cuando hablamos sobre el tema de la amistad entre hombres y mujeres; – hablo con sinceridad – debo reconocer mi error, ustedes tienen la razón, entiendo que me dijeron eso por mi bien, y pido disculpas por ese comportamiento. – realizo una pequeña pausa – Hago esto porque es algo que no dejaba mi conciencia tranquila, y tenía que dejarlo salir.

- Agis, no tienes que disculparte, creo que nosotras fuimos muy duras contigo, y la Señorita Leonora no tuvo mucho tacto. – Nona habla en tono de disculpa.

- Si, – interviene Leonora – Nona tiene razón, yo fui muy ruda con mis palabras; si se presenta otra oportunidad similar, intentaré decirte las cosas de manera más amable. – lo dice con voz avergonzada.

- Pienso que lo de ayer no es algo por lo que debas pedirnos disculpas, solo fue un pequeño malentendido, y no afecta en nada nuestra relación. – agrega Filis con tono comprensivo.

- Jejejejejeje, – río jocosamente – está bien, dejémoslo así, digamos que todos nos equivocamos en mayor o menor medida.

- Si… no hay problema… no importa… así es… – todas mis chicas hablan al mismo tiempo.

Después de esto, continuamos charlando sobre diversos temas, desde lo que hicieron en la mansión mientras no estaba, hasta cosas serias como la impactante verdad detrás del Gremio de Aventureros; incluso Leonora, Aurora, Petra y Roser, manifestaron que para ellas no es nuevo matar personas, pues lo han hecho en el pasado varias veces, por lo que, literalmente, están dispuestas a asesinar sin cuestionar, y lo harían con más ahínco si ese es mi deseo. Ya sea por no quedarse atrás, o competir que tan lejos pueden llegar por mí, el resto de mis mujeres expresaron abiertamente que también matarían si yo se los pidiera, algo que me dejó impactado.

Al cabo de un tiempo, Katherine regresa a la catedral acompañada por Marselia y cientos de caballeros; naturalmente, su llegada llama la atención, pues los pasos agitados de las monjas, el sonido de los carruajes y otros detalles, lo hace imposible de ignorar. Obviamente, mis chicas y yo cesamos nuestra charla "ociosa" y observamos el espectáculo a través de las enormes ventanas de mi habitación. Justo como había previsto, todas mis mujeres se muestran serias y pensativas; muy probablemente, el encuentro entre la Santa y ellas no será nada alegre ni animado. Minutos después, Katherine ingresa al lugar con buen humor.

- Agis, ¡He vuelto! – Katherine lo dice con alegría. ¡Vaya! Es un gusto conocer a tus mujeres. – se muestra sorprendida.

- Sí, yo fui a la mansión por un momento para hablar con ellas, pero insistieron en venir. – me explico – déjame presentártelas…

Presento a cada una de mis chicas, empezando por Leonora, y finalizando con Sylvia, acudiendo al orden de la Jerarquía de Esposas, pues esa es la forma "correcta", según ellas, de realizar una presentación medianamente formal en este mundo; anteriormente lo estaba haciendo mal, y siempre me reprenden por ello. Naturalmente, mis mujeres la saludan con la educación que se debe, y manifiestan de manera protocolaria, el honor de conocer a una Santa. Particularmente, Leta es la que muestra más rechazo o reticencia ante Katherine, ya que se aferra a mí con bastante fuerza, y me envía mensajes telepáticamente, diciéndome que no le agrada en lo absoluto.

- No pensé encontrarme con tus mujeres tan pronto, aun así, puedo decir a simple vista, que son damas hermosas que verdaderamente te aman, en verdad, me alegro mucho por eso. – Katherine me habla con serenidad y sinceridad – Debo suponer que son conscientes de la relación que Agis y yo hemos forjado en este corto tiempo, así que no es necesario que me traten con formalidad, pueden llamarme Katherine, ya que ahora soy la mujer de Agis, al igual que ustedes. – se dirige a todas mis chicas.

- Ya veo… – habla Leonora con voz serena – Katherine, hablaremos sobre la Jerarquía cuando te cases con Agis oficialmente. – lo dice mientras toca la gargantilla de seda en su cuello.

- … – Katherine realiza una expresión de disgusto – Leonora, mi matrimonio con Agis es un hecho, creo que este es el mejor momento. – lo dice con voz seria.

- Está bien, hablemos de tu posición en la Jerarquía, y los demás temas relacionados a la convivencia. – Leonora lo dice con voz tranquila.

- Sobre mi posición… – hace una pausa – quiero la de primera esposa. – lo dice con determinación.

- ¡Que! – todas mis chicas, excepto Leonora, se muestran desconcertadas.

- Ya veo... – Leonora aprieta los puños con fuerza – ¿Quieres batirte en duelo contra mí? – pregunta con voz imponente.

- Así es, ser la primera esposa de Agis es mi objetivo. – responde con decisión.

- ¿En dónde quieres luchar? – Leonora la cuestiona una vez más.

- Hay una habitación especial en los pisos inferiores, podemos hacerlo ahí. – lo dice con confianza.

- Bien, entonces guíanos a ese lugar. – la Princesa Gelum intenta mantener una voz tranquila.

- Por supuesto, síganme. – Katherine realiza una sonrisa.

Como había imaginado, la relación entre Katherine y Leonora comenzó con el pie izquierdo, ambas son esa clase de mujer que no tolera perder, ni encontrarse en una posición inferior frente a otros. Por otra parte, las demás no parecen ver a Katherine con buenos ojos, o se sienten intimidadas, en especial Nona, Filis y Sylvia, que la miran con nervios; probablemente, se sienten ansiosas por estar frente a frente con la Santa.

Guiados por Katherine, bajamos en un ascensor a los pisos inferiores que, en la práctica, vendrían a ser unas instalaciones subterráneas, con largos y amplios pasillos iluminados con magia, puertas herméticas encantadas que, al parecer, solo abren insertando una contraseña, pues hay un pequeño tablero con números y otros artilugios. Francamente, no tenía idea de que existiera algo como esto en la iglesia, en verdad, este mundo guarda muchos secretos, Ania tiene razón. Luego de caminar por varios minutos, Katherine nos lleva hasta una puerta metálica bastante grande, con 3 metros de altura y 2 de ancho; ingresa una contraseña con rapidez, además de realizar varios procesos de verificación como insertar una tarjeta especial, escáner de huellas, detección de voz, entre otros; es increíble la seguridad que se maneja en este lugar.

La enorme puerta se abre, y al entrar, es posible observar un área considerablemente grande, dotada con toda clase de herramientas, armas, armaduras, y demás elementos que se requieran para llevar a cabo un combate o entrenamiento de cualquier tipo. Huelga decir que todo el lugar está limpio y ordenado; adicionalmente, exuda un ambiente muy futurista, pues las paredes, el suelo, y el techo, son de color blanco puro, agregando que hay una serie de líneas grises interconectadas, formando casillas de 2 metros; seguramente, detrás de esas casillas, debe haber complejos mecanismos con funciones increíbles.

- Bien, – Katherine se posiciona al frente – esta es la mejor habitación de entrenamiento y combate de toda la catedral. – lo dice mientras abre los brazos de lado a lado – Aquí me entrenaron para luchar contra monstruos y Extranjeros, este lugar es perfecto, ¿No crees Leonora? – cuestiona a la Gelum con una sonrisa audaz.

- En efecto, – Leonora asiente – es un sitio ideal.

- Entonces, dejemos en claro las condiciones del combate, y otros detalles. – sugiere Katherine.

- Hagámoslo.

Leonora y Katherine comienzan a discutir las reglas de la pelea, y demás cuestiones relacionadas. Al final, se decidió que yo seré algo así como el "referí"; será un combate mano a mano, sin armas, armaduras u otro equipamiento; tampoco se podrá usar magia, pero las habilidades y cualidades raciales están permitidas; la ganadora se decide cuando una de ellas se rinda o no pueda pelear, tanto por caer inconsciente, sufrir de heridas o estados incapacitantes como cansancio, dolor, por mencionar algunos. Como es de esperar, ambas optan por mostrar sus tarjetas de estado para conocer un poco sus poderes, y que sea un enfrentamiento más justo; Leonora es la primera en hacerlo.

Nombre: Cara Leonora Helladius.

Edad: 29 Años.

Raza: Gelum.

Atributo: Tierra.

Altura: 168 Centímetros.

Peso: 59 Kilogramos.

Unidades Mágicas: 9.980.744

Nación: Imperio Ferruarum.

Sexo: Femenino.

Lugar de Nacimiento: Ciudad Glacies.

Posición Social: Princesa del Imperio Ferruarum.

Fecha de Nacimiento: 10 de September del 1546.

Clase: Guerrera.

Subclase: Berserker.

Rango de Poder: Avanzado (A)

Número de Identificación: 2.001.132.005

Profesión: Aspirante a Emperatriz/Aventurera.

Dones: Ninguno.

Habilidades: Dominio del Arma Nivel 10, Dominio de las Artes Marciales Nivel 10, Resistencia al Dolor Nivel 10, Estallido Nivel 6, Inmunidad Nivel 10, Resistencia a la Fatiga Nivel 10, Romper el Limite Nivel 5, Golpe de Onda Nivel 10, Escritura Mágica Nivel 10, Omisión de Canto Nivel 5.

Cualidades Raciales: Fuerza Aumentada, Regeneración Acelerada, Inmunidad al Frio, Alta Resistencia Física, Alta Resistencia Mágica, Creación de Agua y Hielo, Visión Lejana, Visión Cinética, Visión Térmica, Manipulación del Agua y Hielo, Velocidad Aumentada, Aumento de Unidades Mágicas.

En los últimos años, Leonora se ha enfocado en mejorar su estilo de pelea, sus habilidades, la manipulación del agua y hielo, entre otros aspectos; como resultado, no ha logrado aprender nuevas habilidades, salvo Omisión de Canto. Debo decir que esta Gelum es mucho más fuerte que antes, no solo por el simple hecho de incrementar el nivel de sus habilidades y pulir sus técnicas, también por que ha luchado con valentía contra diversos monstruos, adquiriendo experiencia de combate invaluable.

Cuando es el turno de Katherine, muestra su Tarjeta de Estado con un rostro lleno de confianza y satisfacción; no lo hace porque ella piense que es más fuerte que Leonora, en su lugar, siento que busca mi aprobación, pues me mira ansiosamente.

Nombre: Katherine Berdún.

Edad: 18 Años.

Raza: Humana.

Atributos: Luz, Oscuridad, Agua.

Altura: 170 Centímetros.

Peso: 57 Kilogramos.

Unidades Mágicas: 17.988.874.

Nación: Imperio Caelum.

Sexo: Femenino.

Lugar de Nacimiento: Villa Limes.

Posición Social: Santa.

Fecha de Nacimiento: 17 de Mabellus del 1557.

Clase: Curandera.

Subclase: Sacerdotisa Guerrera.

Rango de Poder: Superior (S)

Número de Identificación: 2.115.058.789

Profesión: Sacerdotisa de la Iglesia de la Diosa de la Luna, Fenicia.

Dones: Curación Nivel 5, Multi Elemental Nivel 5.

Habilidades: Dominio del Arma Nivel 10, Dominio de las Artes Marciales Nivel 10, Retribución Nivel 10, Resistencia a la Fatiga Nivel 10, Recuperación Mágica Aumentada Nivel 10, Resistencia al Dolor Nivel 10, Purificación Nivel 10, Golpe de Onda Nivel 10, Comunicación Nivel 10, Contra Nivel 10, Análisis y Deducción Nivel 5, Percepción Mágica Nivel 3, Omisión de Canto Nivel 5.

¡Vaya! El Estado de Katherine es asombroso, especialmente la cantidad de Unidades Mágicas, en verdad, es una cifra anormal; lo mismo se puede decir de sus afinidades, es increíble, solo hay un puñado de personas en todo el mundo con 3 atributos. En lo concerniente a sus habilidades, tiene bastantes, y la mayoría en nivel máximo, una hazaña muy loable; en definitiva, el rango S es lo mínimo que merece. Obviamente, no puedo ocultar mi sorpresa ante el poder de Katherine; por su lado, Leonora parece un tanto impotente y molesta, pues todo su cuerpo tiembla, una clara señal de que se siente frustrada, e intenta aparentar calma.

- Katherine, en verdad te has vuelto muy fuerte, tal vez mucho más que yo. – la felicito con humildad.

- Fufufufufu, gracias Agis, pero no puedo compararme contigo, tu estas a otro nivel. – responde con modestia.

- Nosotras queremos ver el Estado de la Santa, ¿podemos? – interviene Petra.

- Por supuesto, pero ya les dije que pueden llamarme Katherine, somos compañeras, y muy pronto seré la Primera Esposa. – lo dice con rostro presumido y con una voz rebosante de confianza, mientras muestra su Estado a las demás.

- … – Leonora la ve con ojos fríos mientras su cuerpo tiembla con más intensidad, ¡Está muy enfadada!

- ¡Increíble! – todas mis chicas exclaman con admiración.

- La Señorita Katherine es extremadamente fuerte. – habla Sylvia con timidez.

- Nunca había visto a un humano con tantas Unidades Mágicas. – comenta Aurora.

- No por nada eres la Santa de la Curación. – Camelia expresa sus pensamientos.

Mis chicas continúan alabando el poder de Katherine durante varios minutos, hablando sobre lo admirable que es tener casi todas las habilidades al máximo, e incluso algunas comentaron jocosamente que tienen las mismas habilidades. Durante ese tiempo, los temblores de Leonora se hacen notar, y ya no es un secreto para nadie que no le agrada Katherine en lo más mínimo; personalmente, entiendo a mi chica, con lo orgullosa que es, debe sentirse un poco humillada al ver el Estado de Katherine, sin mencionar que ella se jacta abiertamente de eso, menospreciando a la Princesa Gelum. Si bien, podría reprochar a Katherine por este comportamiento, no obstante, pienso que no tiene sentido, ya que en unos minutos, ambas ajustarán cuentas, así que no es del todo malo que se provoquen un poco antes de luchar.

Por otro lado, debo admitir que me siento muy incómodo y fuera de lugar, al permitir, presenciar e incluso arbitrar una pelea entre mis chicas; porque si, prácticamente, Katherine ya es mi mujer, no hay duda de ello después de todo lo que hicimos esta madrugada. Dicho esto, detenerlo o impedirlo es algo fuera de cuestión, ya que las luchas entre esposas, son algo normal cuando posees tantas como yo; si antes no se habían presentado combates, era porque Camelia, Leta y Aurora, estaban seguras de que no podrían derrotar a Leonora, agregando que tampoco querían luchar entre sí, pues según ellas, se encuentran en un nivel de poder similar, por lo que solo se humillarían mutuamente al hacerlo.

Los combates entre esposas por obtener una mejor posición en la Jerarquía, constituyen una tradición milenaria, de hecho, se puede afirmar que forman parte de la cultura de Alfa. Contrariamente a lo que se podría pensar, estas peleas de esposas, no son nada semejante a las infantiles disputas entre dos mujeres por un hombre, ya sea porque le fue infiel, le está coqueteando, o cualquier otra razón sacada de la manga; en realidad, se trata de una lucha por demostrar su valía como mujer, lo mucho que quiere ser la numero 1 para su esposo, y obviamente, ser la primera en dar y recibir amor. En otras palabras, Katherine y Leonora, están poniendo a prueba su honor como damas, además de expresar sus deseos de ser la primera en mi corazón, por decirlo de alguna manera; por tanto, impedirles luchar sería una gran ofensa para ellas, sin mencionar que lastimaría gravemente sus sentimientos.

- ¡Ya basta de charlas! – Leonora interrumpe la plática de Katherine con las demás – ¡Vamos a pelear! Te mostrare el verdadero poder de las Gelum. – habla con determinación.

- De acuerdo, pero antes de eso… [Almacenamiento] – saca una pequeña herramienta para extraer sangre, como la que usó Leonora en mi hace tiempo – quiero que luchemos en las mismas condiciones… – lo dice mientras la pone sobre su brazo, y extrae un poco de su líquido vital – por eso te daré mi Sangre de la Inmortalidad… – se muestra orgullosa al tiempo que abre el contenedor de su sangre, introduce su dedo, luego, el fluido rojizo, se torna blanco – ten, bébelo… – se lo ofrece a Leonora – con esto tendrás mis poderes regenerativos; no es mi intensión subestimar la cualidad racial de los Gelum, sin embargo, creo que nuestra batalla será muy intensa; si sufrieras una herida grave, estarías en desventaja. – Katherine muestra un rostro emocionado.

- Ja ja ja ja ja ja ja ja, – Leonora ríe sarcásticamente, algo muy raro, ya que odia hacerlo con su rostro inexpresivo – en ese caso, te permitiré usar algunos hechizos de refuerzo, no quiero hacerte sufrir demasiado. – lo dice mientras toma la "Sangre de la Inmortalidad", y la bebe sin miramientos.

- Eso no es necesario, con mi habilidad Retribución me basta. – sonríe audazmente – Por cierto, el efecto de mi sangre perdura poco más de una hora. – comenta de manera informal.

- Más de lo que necesito para derrotarte. – Leonora lo dice con voz confiada.

- ¿Ah sí? Ya veremos. – Katherine choca su puño derecho contra la palma de su mano, en señal de rudeza y disposición.

Similar a cuando peleé con Leonora la primera vez que nos conocimos, ambas se distancian 12 pasos entre sí, y asumen sus posturas de combate; en esta ocasión, las dos emplean la guardia ortodoxa, por lo que mis chicas y yo, veremos muchos puñetazos, codazos, cabezazos y de más movimientos, pero es seguro afirmar que habrá pocas patadas. Adicionalmente, activan el hechizo [Equipamiento] con el que cambian de ropa instantáneamente: Katherine ahora viste un conjunto de color negro, que consta de camisa manga larga y pantalones, también usa unas botas de cuero negro, idénticas a las que portan los militares en la Tierra; sumado al hecho de que rápidamente recoge su cabello en un moño, se ve como una chica policía, fuerte, hermosa y ruda; del mismo modo, el atuendo de Leonora cambia a uno idéntico al de la Santa, con la diferencia de que es completamente azul, y con tenues patrones que brillan en tono azulado; igualmente, la Gelum también hace un rustico moño con su cabello, dando la impresión de una mujer guerrera, sencilla y bonita.

- Parece que ya están listas, – hablo en tono formal – muy bien… ¡Empiecen! – digo esto mientras mis chicas y yo nos alejamos del lugar.

Tan pronto doy inicio a la batalla, Leonora arremete contra Katherine con una tremenda velocidad, consiguiendo asestarle un potente puñetazo en la cara; como resultado, la Santa rueda por el suelo varios metros mientras el puño de la Gelum se encuentra ensangrentado, sin duda, ese golpe tiene la suficiente fuerza para matar a cualquiera. Con preocupación observo que Katherine no se levanta, aun cuando ya han transcurrido varios segundos, lo que me hace pensar que podría realmente estar muerta, o siendo optimistas, inconsciente; en verdad, no me gusta nada esta pelea, especialmente porque se hieren como si fueran enemigas mortales. Naturalmente, el resto de mis chicas permanecen atentas a algún movimiento por parte de Katherine, mientras murmuran que ya está muerta, o que por poco Leonora le arranca la cabeza con su puño; no hay error al decir que esto es todo un espectáculo para ellas, y lo están disfrutando.

- Creo que me excedí un poco… – lo dice mientras sacude su mano intentando apartar la sangre – Mi Amor, – mueve su vista a mi posición – creo que debes darme la victoria, ella no va a levantar—

- No cantes victoria… – Katherine la interrumpe con voz alta, mientras se levanta como si nada – ¡Uff! Buen golpe, por un momento pensé que mi cabeza saldría volando, tengo que admitir que eres muy rápida. – lo dice mientras mueve su cabeza de lado a lado, y retoma su guardia.

- Ya veo… – asume su postura nuevamente – así que esta es la famosa regeneración de la Santa; debo decir que incluso a mí me costaría recuperarme tan rápido de semejante golpe. – lo dice con voz instigadora.

Katherine no se molesta en contestar, en su lugar, carga en dirección a Leonora; en respuesta, la Gelum crea varias estacas con su hielo mágico y las lanza con una fuerza aterradora. Obviamente, Katherine esquiva algunas, pero muchas se clavan en su pecho, piernas y abdomen; sin embargo, ella no le presta importancia estas heridas mortales, pues se extrae los proyectiles rápidamente, y continúa esquivando con la intensión de acercarse a la Princesa. Increíblemente, Katherine no realiza ni un solo gemido de dolor, como mucho, hace una pequeña mueca de molestia, como si la estuviera picando un mosquito o algo parecido; así mismo, sus ropas "regeneran" los agujeros y parecen impermeables a la sangre, pues escurre sin mancharla.

En el momento que por fin consigue acercarse, realiza diversas combinaciones de golpes con Jab, Cruzado, Gancho, Upper, entre muchos otros movimientos; no obstante, Leonora consigue esquivar y protegerse de todos sus ataques fácilmente. Seguidamente, responde con potentes puñetazos en la cara y estómago, que conectan con gran fuerza y rapidez; en consecuencia, Katherine no logra mantener su guardia, lo que ocasiona que la Gelum continúe golpeándola sin misericordia ni descanso. La Princesa no está midiendo su potencia en lo más mínimo, por lo que cada vez que atiza un puñetazo, la Santa escupe sangre, y se produce un sonido sordo en su cuerpo; sin duda, muchos de sus huesos deben estar rotos. A pesar de eso, Katherine no retrocede y sigue atacando, parece que confía mucho en sus poderes de regeneración.

Al cabo de unos minutos en los que Katherine tomaba el lugar de un saco de boxeo, Leonora le asesta un poderoso puñetazo en el pecho, lo que nuevamente la hace rodar por el suelo.

- ¿Eso es todo lo que tienes? – lo dice con tono incitador mientras se pone de pie, y escupe sangre una vez más – He recibido golpes y heridas más graves, esto no es nada para mí. – habla con fanfarronería.

- Se acabó, ya me cansé de juegos. – Leonora pronuncia estas palabras mientras carga contra Katherine a una gran velocidad.

En un instante, la Gelum se posiciona justo frente a Katherine y le atiza otro poderoso golpe en el pecho, esta vez, no rueda por el suelo, en su lugar, la Santa sale despedida con tal fuerza y velocidad, que vuela hasta chocar violentamente contra la pared de la habitación; su sangre tiñe de rojo el lugar, al tiempo que se produce un sonido retumbante. Sin temor a equivocarme, Leonora acaba de utilizar la habilidad Golpe de Onda, de lo contrario, sería imposible que Katherine saliera volando de esa manera; esa clase de ataque podría derrumbar una casa de tres pisos con facilidad, por no decir que mataría al instante a cualquier persona. Luego de unos segundos, el cuerpo de la Santa cae al suelo; increíblemente, la pared está intacta, y ella logra levantarse como si nada; realmente, su don de la Curación es un poder que está en un nivel completamente diferente, hace que parezca algún tipo de zombi imbatible.

- ¿Quieres más? – Leonora pregunta con rudeza, mientras crea lanzas de hielo en sus manos – Bien, apenas estoy calentando.

Con una velocidad y precisión impresionantes, Leonora arroja las lanzas a Katherine, las cuales se clavan en su pecho y estomago; no obstante, ella las extrae como si nada, y corre en dirección a la Gelum. Honestamente, al ver a Katherine ejecutar esas acciones, pensé por un momento que en lugar de ser una humana, era una máquina; no se queja, no llora, no demuestra cansancio, y su rostro casi no realiza expresiones faciales. En esta ocasión, los movimientos de Katherine son extremadamente Agiles, por lo que consigue llegar a Leonora en un santiamén, y reinicia su asalto; a diferencia de la última vez, la Princesa se muestra muy presionada, mostrando dificultades para esquivar y protegerse; en consecuencia, intenta tomar distancia, pero Katherine no se lo permite, logrando conectarle un fuerte golpe en la cara; con esto, continúa con su acometida, asestando varios Jabs, Cross, Ganchos y demás movimientos.

- ¡Vaya! La Señorita Katherine fue más rápida que Leonora. – Filis habla con sorpresa.

- No sé cómo es eso posible, pero estoy segura de que es gracias a su habilidad Retribución; – Aurora le explica a Filis – de algún modo, Katherine se vuelve más fuerte con el pasar del tiempo. Probablemente, se ha privado de su dolor, no hay otra manera en la que pueda obtener tanto poder. – expresa sus pensamientos.

Mientras Aurora aclara las dudas de Sylvia, Katherine no ha dejado de propinarle golpes a Leonora; naturalmente, la Gelum realiza varias exclamaciones de dolor, al tiempo que expulsa sangre por la boca. Los puñetazos de Katherine son tan fuertes, que el hielo mágico no es capaz de amortiguarlos por completo, logrando causarle daño a la Princesa. En medio de la golpiza, Katherine realiza un poderoso gancho que la hace chocar ferozmente contra el techo, obviamente, usó Golpe de Onda; cuando Leonora se encuentra cayendo a causa de la inherente gravedad, de nuevo le atiza un puñetazo con Golpe de Onda, ocasionando que la Gelum colisione con la pared. Sinceramente, este es un espectáculo espantoso, desearía no poder verlo, pero debo hacerlo como su marido, por ello, tengo que demostrar valor ante mis chicas; el único consuelo que tengo, es que al menos no morirán, y sus heridas van a sanar gracias al don de Katherine.

- ¡Esta batalla solo acaba de empezar! – Katherine le grita a Leonora, quien permanece en el suelo – ¡Vamos! ¡Levántate! ¡¿Acaso este es el límite de Su Alteza Imperial?! – pregunta en tono irónico.

Luego de estas palabras, Leonora se levanta lentamente, y a pesar de que sus lesiones ya se han curado, todavía se tambalea un poco, seguramente, debe estar bastante aturdida. Un punto a destacar, es que la respiración de la Gelum es muy profunda, probablemente, se está preparando física y mentalmente para realizar alguna acción arriesgada.

- ¡Leonora! – intervengo previendo la imprudencia de la Gelum – ¡No uses esas habilidades! ¡Por favor! – lo digo con tono suplicante.

- ¡Te enseñare quien es más fuerte! – Leonora habla en voz alta – ¡No te atrevas a burlarte de mí!

La Princesa asume su guardia nuevamente, pero, en esta ocasión, su postura es más abierta, como si fuera a coger carrerilla; simultáneamente, unos cuantos rayos de energía recorren su cuerpo, y expulsa una corriente de aire, además, sus puños empiezan a brillar. Justo como temía, Leonora ha activado al mismo tiempo sus habilidades: Romper el Límite, Estallido, y Dominio de las Artes Marciales respectivamente. Los efectos secundarios de esas habilidades son muy graves, francamente, detesto ver el estado de mi chica luego de usarlas, me hace pensar que tal vez nunca se va a recuperar.

- No… no tienes que ir tan lejos… – solo puedo murmurar esas palabras con impotencia.

- ¡Yo también haré lo mismo!

Katherine lo dice con euforia, al tiempo que sus puños brillan intensamente, una clara señal de que también ha activado Dominio de las Artes Marciales. Leonora responde cargando contra la Santa a una velocidad abismal, desde mi perspectiva, parece un rayo; como es de esperar, la Gelum aparece en un instante frente a Katherine y la golpea en la cara con fuerza, lógicamente, ella rueda por el suelo varios metros. Katherine se reincorpora rápidamente con la intención de contraatacar, no obstante, el asalto de la Princesa solo acaba de empezar; de esta manera, mi antigua amiga de la infancia, recibe una paliza monumental.

- Aunque Katherine es capaz de recuperarse de los ataques, no creo que pueda soportar tanto daño, en algún momento podría perder el conocimiento. – opina camelia con rostro serio.

- Si la Señorita Katherine consigue soportar 30 minutos, será su victoria. – Roser lo dice con emoción.

Al tiempo que mis chicas discuten estos detalles, Leonora no ha parado de golpear a Katherine; como si la Santa estuviera poseída por una voluntad inquebrantable, siempre se pone de pie, sin importar cuánto daño reciba, o que no pueda lastimar a la Gelum. Observando esta escena, no puedo evitar preguntarme si en verdad valgo tanto dolor y sufrimiento, y en qué clase de hombre me convierte permitir y presenciar esta sangrienta pelea; con estos y otros pensamientos oscuros en mi cabeza, comienzo a sentirme mal, como una escoria, un desgraciado.

- [Agis, no pongas esa cara, harás que Katherine y Leonora se pongan tristes, – Leta me habla telepáticamente al notar mi desaliento – también me haces sentir mal, odio verte triste]

- [Pero… – muevo mi vista a Leta, sus hermosos ojos azules brillan con ilusión – no puedo evitar sentirme así cuando veo como se lastiman de esa manera; no tienen que ir tan lejos… – lo digo con melancolía]

- [No te culpes por las acciones de ellas, y tampoco digas esas palabras, porque todas nosotras estamos dispuestas a hacer cualquier cosa por ti, ¿Acaso está mal que luchen con todo lo que tienen? – me cuestiona]

- [Ellas no están luchando, se están matando. – respondo con tristeza]

- [Tal vez, pero pienso que luchan de esa manera, porque saben que al final estarán bien, – habla con tono sincero – y es precisamente por eso que pueden darlo todo; – hace una pausa – así que no te sientas mal, ¿Sí? – lo dice con cariño]

- [Está bien]

Realizo una sonrisa amable a la sirena, y ella también hace lo mismo, mientras se recuesta contra mi hombro; después de eso, vuelvo a ver el combate, apartando esos pensamientos negativos.

Los ataques de Leonora se intensifican, hasta el punto en que Katherine por fin empieza a realizar gemidos de dolor, no obstante, todavía sigue luchando; a medida que pasa el tiempo, la Santa comienza a leer los movimientos de la Gelum, por lo que poco a poco consigue esquivar y contraatacar, algo impresionante. En medio de los intercambios de golpes, la Princesa asesta un puñetazo tan fuerte, que literalmente le destroza la cabeza a Katherine, obviamente, utilizó Golpe de Onda; ante esta situación, solo puedo ver horrorizado esa escena.

- ¡Leonora! ¡¿Qué has hecho?! – lo digo con vehemencia.

- Ella no está muerta.

Leonora dice esto mientras observa el cuerpo de Katherine sin pestañear. Al cabo de un segundo, la Santa regenera su cabeza como si nada, incluso le vuelve a crecer el pelo en su tonalidad original, rosa pastel; al ver esto, solo puedo quedarme con la boca y ojos abiertos en estupefacción.

- ¡Uff! – Katherine se pone de pie como si nada – No tienes idea de cuánto dolió eso, no vuelvas a hacerlo. – lo dice con rostro serio mientras se recoge el cabello nuevamente.

- Continuemos con la pelea. – responde Leonora.

Las dos siguieron luchando por varios minutos, en los cuales se rompían extremidades, perforaban sus cuerpos, chocaban con fuerza contra la pared, el techo y el suelo, entre muchas cosas más; realmente, es una pelea brutal. Naturalmente, el resto de mis chicas comentaban de vez en cuando detalles del combate; por mi parte, solo podía ver con angustia, como se destrozaban una a la otra. Aunque ya he visto muchas escenas de muerte y batalla bastante crudas, debo decir que esta no se queda muy atrás; si en el futuro se produce alguna pelea entre mis chicas, no permitiré que se golpeen de esta manera.

A medida que transcurrían los minutos, el combate se iguala, además de que ambas empiezan a mostrar signos de cansancio, por lo que sus ataques ya no tienen la misma fuerza y velocidad del principio; en este punto, no tengo idea de quién puede ganar, después de todo, Katherine parece estar al límite de su resistencia, y la Gelum pronto será víctima de los efectos secundarios de sus habilidades.

- En mi país, las peleas entre esposas no son tan sangrientas y bestiales. – Nona expresa su opinión.

- Es cierto, de hecho, son mucho más cortas y sencillas; a veces, ni siquiera es una pelea, solo una competición. – agrega Sylvia.

Cuando mis chicas discuten entre si sobre cómo se llevan a cabo las peleas de esposas en sus países, súbitamente, Katherine y Leonora se separan, suspendiendo el intercambio de ataques; ambas se miran mutuamente mientras respiran profusamente, sin duda, han alcanzado su límite, y están luchando por mantenerse en pie. Obviamente, mis mujeres detienen su charla y permanecen calladas, así, toda la habitación se torna increíblemente silenciosa, llegando al punto en que solo se escucha la respiración agitada de las dos contrincantes.

- No… ah… no puede ser… ah… – Leonora pronuncia estas palabras entre respiraciones, mientras lagrimas salen de sus ojos – ¡Arrg! – hace un corto grito de dolor.

Como una marioneta cuyos hilos fueron cortados, la Gelum cae al suelo inconsciente; lógicamente, esto es debido a los efectos secundarios de sus habilidades. Observando que solo queda Katherine, todas mis chicas ponen un rostro de estupor, mientras murmuran para sí mismas cosas como: no lo puedo creer, es increíble, Katherine ganó, por mencionar algunos.

- Ka-Katherine es la ganadora. – vuelvo a mis sentidos y proclamo a la vencedora.

- ¡Sí!... ah… ah… ¡Gané!... ah… ah… – Katherine dice esto con mucho esfuerzo.

Justo después de esto, Katherine también pierde el conocimiento, sorprendiéndonos a todos aún más. Lógicamente, mis chicas y yo acudimos rápidamente para verificar el estado de ambas, pero sencillamente no había mucho que se pudiera hacer, salvo recostarlas en una camilla de la habitación, limpiar la sangre de sus cuerpos, y cambiarles de ropa.

Viendo este resultado, siento un gran vacío en mi interior, y entiendo lo improductivo que fue esta pelea, tanto por el hecho de que, al final, todo se decidió por quien permanecía más tiempo de pie, y que solo se dedicaron a herirse mutuamente por gusto. Supongo que esto no se podía evitar, después de todo, el don de Katherine es demasiado conveniente, y casi no tiene debilidades que se puedan aprovechar; en definitiva, si este evento se produce una próxima vez, haré lo necesario para que no se desarrolle de esta manera.