87 Paraíso en la Tierra parte 1 (IV)

Kurogane se alzó contra nuestros enemigos sin piedad. De un rasguño, coletazo o mordisco esparce el cuerpo gaseoso de estos seres, uno tras otro estos cambiaban a niebla luego de ser golpeados, sin embargo unos segundos después volvían a retomar su forma original.

Al igual que nuestras armas tampoco puede eliminarlos por completo, ¿eh?

Pero eso es perfecto, con su gran tamaño consigue tratar con todos a la vez sin problemas.

[¡Es nuestra oportunidad Asriel!]

Ella está pensando lo mismo que yo.

[Kurogane, ¡te encargo a esos pequeños! Nosotros iremos por su líder]

Parece que el entendió ya que hizo un suave sonido y se volteó a los fantasmas.

Con el camino despejado nos dirigimos directamente hasta Dimitri.

[Son muy persistentes, ¡me haré cargo personalmente de ustedes!]

[¡Esa es mi frase!]

Retomamos la secuencia de antes, María liderando la ofensiva a mi derecha y yo creando una apertura desviando sus ataques.

A pesar de que ya no puedo utilizar mi destreza, es suficiente para distraerlo.

[¡Te tengo!] gritó al encontrar el momento preciso y enterrar su lanza en su hombro izquierdo.

[¡Ahh! ¡Pequeña-!]

Después de un grito de dolor se apresuró a tomar la punta y sacarse el arma de su carne. Enrabiado dio un paso adelante hacia ella.

[¿¡Crees que te dejaré!?]

Estaba tan concentrado que aproveché de darle un puñetazo con todas mis fuerzas, esto lo mandó a volar unos cuantos metros. El se puso de pie lentamente.

[Malditos demonios. Me la pagarán por humillarme frente a mi señor]

[¡Deja de hablar tonterías! ¡No hay nadie más aquí!]

[¿... cómo dice? ¿Me da permiso? ¡Muchas gracias! Como ordene, recurriré a todo lo necesario para deshacerme de ellos]

En serio, ya no tiene arreglo. Será mejor matarlo y acabar con sus delirios de una buena vez.

[Asriel]

Cuando estaba acercándome sentí una mano que me agarró e impidió seguir avanzando.

[¿Qué sucede María? ¿Estás dudando? Se que es difícil, pero tenemos que hacerlo]

[No es eso... ¿no puedes verlo?]

[¿Eh? ¿Qué cosa?]

[Esa... presencia que está a su lado] dijo apuntando al aire.

Observé hacia donde decía y no vi nada especial.

[¿A qué te refieres? Solo veo a Dimitri parado]

[Es...]

Ella se quedó en silencio sin completar su frase. En su rostro veo una expresión de miedo.

¿Es que hay algo ahí?

[Insolentes. ¡Sentirán la ira de los demás que han caído y próximamente se les unirán!]

El sacerdote sacó debajo de su manta uno de sus cuchillos de color negro con la punta del filo blanca y la levantó sobre su cabeza haciendo una especie de rezo.

En ese instante los fantasmas que peleaban con Kurogane se alzaron al cielo ignorándolo.

[¿¡Qué diablos está pasando!?]

[¡Mira Asriel!]

Todos se reunieron en una gran bola de gas que fue directo hacia el cuchillo y se impregnaron en el. Este comenzó a brillar y entonces Dimitri se la enterró con fuerza en su brazo izquierdo. La luz tenue que tenía se desplazó por su carne y siguió hasta su corazón. Al terminar el espectáculo se cayó al suelo, libre de todo color.

En el lugar donde debería estar su herida no pude observar ninguna gota de sangre, al contrario sus tejidos dañados se empezaban a regenerar como por arte de magia. La otras en su pecho y hombro izquierdo sufridas por los ataque de la lanza de igual forma comenzaron a desaparecer.

Su cara parecía... ¿rejuvenecerse? ¿Es eso si quiera posible?

¿Qué sucede? ¿El también tiene poderes curativos? Aunque este tipo de regeneración es demasiado rápida y... peculiar.

No es solo eso, sus músculos parecen hacerse más grandes, tanto que se empiezan a remarcar en las telas que está usando.

¿Está incrementando su masa muscular? ¿Es debido a que esos fantasmas entraron a su cuerpo?

[Asriel, ¿qué le pasa? Siento algo siniestro viniendo desde él]

[¿Cómo qué María?]

[Voces, muchas voces están pidiendo ayuda...]

Si lo que creo es cierto, significaría que de alguna manera consiguió absorber todas esas almas dentro de él.

Desconozco que tipo de poder le otorgará esto, sin dudas esto es malo.

[¡Ataquemos de una vez María! ¡No le demos tiempo de seguir incrementando sus fuerzas!]

[O, ¡ok!]

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