30 La Fortaleza de los Elegidos parte 1 (IV)

[Eres muy ingenuo]

Escuché una nueva voz detrás de mi, me di vuelta para mirar quien era.

Un sujeto más joven que yo aunque de altura similar a la mía, llevaba lo que parecía ser una guadaña apoyada en su hombro en una pose relajada, de pelo negro con tonos rojizos que le llegaba a la altura del cuello, usaba un pantalón largo ajustado con un polerón claro con capucha... mmm, eso me recuerda a algo.

En todo caso, ¿desde cuando que estaba ahí? Si no me hubiera hablado ni siquiera me habría percatado, me podría haber asesinado fácilmente.

[¿Tú eres...?]

[Pudiste pasar el examen de admisión, felicidades]

Ignorando mi pregunta comenzó a avanzar en mi dirección.

[¿A qué te refieres con un examen?]

[La condición de entrada a este lugar, a la fortaleza de los elegidos]

[¿Fortaleza de los elegidos?]

¿A qué se referirá con eso? ¿Tendrá que ver con los elegidos de la luz que se mencionan en el mensaje de radio?

[Un punto de reunión para aquellos los cuales han sido bendecidos... jaja]

En ese momento el sujeto soltó una leve risa.

[¿Qué es tan gracioso?]

[El mero concepto de que algo divino le haya otorgado la habilidad a la raza humana de defenderse ante una fuerza desconocida, justo después de que esta aparezca repentinamente... ¿no te parece irónico?]

[...]

En si tiene un punto. De regreso en mi hogar no era raro ver a la gente reunirse en lugares religiosos a hacer cadenas de oraciones, pidiendo la salvación a todo este asunto.

Si existe un dios que nos dio estos poderes, ¿no es correcto asumir que él fue el mismo que causó todo en primer lugar? No es raro pensar en alguien que solo crea que lo bueno es una bendición y decida dedicarle una fe ciega.

No, suficiente de estas tonterías sin sentido.

[En fin, tú eres uno se esos afortunados al parecer. Eso que está en tu mano es la prueba, y esa otra arma que posees es... curiosa]

El miró de pasada mi guante y luego detuvo su mirada en mi espada por varios segundos. Pensando que podría hacer algo me puse en guardia.

[¿Tú también eres compañero de este otro, parte del examen de admisión?]

[¿Con estos tipos? Ja, ¡debes estar bromeando!] soltó una carcajada a mi pregunta como si hubiera sido un chiste y me quedó mirando.

[En ese caso, ¿qué pretendes?]

[Yo trabajo solo, no tengo tiempo que perder con ellos]

[Entonces, ¿qué haces en esta ciudad?]

[... estoy esperando a alguien. Aprovechando el revuelo en este lugar pensé que aparecería el que tiene lo que busco, cuando te vi pensé que podrías ser tú. Parece que me equivoqué]

El se dio media vuelta y saltó impulsándose con su guadaña hasta el edificio de al lado.

[¡Espera!] le grité en un intento de sacarle más información. Ya era tarde, lo perdí de vista.

¿Quién era él? Ciertamente es sospechoso, sobretodo sus acciones. Bueno, este sujeto del rifle que se encuentra inconsciente no es de lo más cuerdo que digamos, aunque el dijo ser un vigilante. Osea, que el trabaja o es un súbdito de quien sea que esté a cargo.

Por otra parte el hombre de recién tiene una peculiaridad, su arma no era del mismo color cian que estoy acostumbrado, sino más bien era de color oscuro entre gris y negro... ¿qué está pasando?

Si sus palabras eran ciertas entonces esta ciudad si sirve como punto de reunión de personas especiales, los elegidos por la luz.

¿Con qué propósito? ¿Habrán llegado todos siguiendo el mensaje de radio?

La única forma que tengo de saberlo es seguir adelante y descubrirlo por mi cuenta. Dejé al tipo noqueado ahí tirado en el techo y me dispuse a bajar las escaleras hasta el suelo.

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