2 Travel

Fin de semana. Con esta simple frase el aire se sentía mas ligero y el tiempo mas valioso. El viaje en carretera había estado tranquilo y lleno de paisajes. Elena disfrutaba mucho el paisaje de montaña, el aire frío despertaba sus sentidos. Cada vez que viajaba a Altotixtli, observar lo verde de los árboles, la fruta creciendo a orilla del camino sin cuidado alguno y la calidez de los locatarios daba un giro de 180 grados a su rutina citadina.

- Tenia rato que no te veía tan relajada - dijo el joven de ojos almendrados, tez blanca y cabello lacio caoba. Sus rasgos si bien no eran finos, tampoco toscos, tenía el balance perfecto que lo hacia lucir como un caballero, irradiando testosterona. Cuando la miraba siempre había ternura en sus ojos con una pizca de incertidumbre.

- Estoy feliz - dijo la joven con una sonrisa cristalina y tierna. Sus dientes perfectos combinaban con sus labios desnudos. Ella era una bella sonrisa con una mirada capaz de penetrar el alma. Si bien no era una belleza, su cuerpo curvilíneo no demasiado delgado ni demasiado rollizo, lucía atractivo para cualquier hombre. Tenía un encanto que solo podían ver pocas personas.

- Me alegra, sabia que este viaje te serviría para salir del estrés de la ciudad - con las manos en el volante, el viento jugaba con su cabello ligeramente largo. Ella miraba su aura angelical. Definitivamente este cambio de aire le había dado un toque diferente a su novio, parecía mas guapo. - Gracias por insistir, y ¿cuál es el plan para al rato? ¿Vendrán todos o solo tus hermanos? - platicaba mientras buscaba algo en su bolso.

- Hasta donde se, viene mi hermana con mi cuñado y los bebes, mi hermano sigue de servicio en África, creo que con este son 3 años que no viene al cumpleaños de mamá - una ligera pausa debido al recuerdo de su hermano - pero bueno, siempre manda un regalo por paquetería, al menos sabemos que sigue vivo, jaja - esta ultima frase la dijo con tono sarcástico ocultando la nostalgia con una carcajada. Elena que se estaba pintando los labios mientras miraba el retrovisor, volteó a verlo, su rostro se había teñido de una sombra gris a pesar de la sonrisa. Sabía que fingía.

- No te preocupes, el regresara pronto - tantos años de amistad, le habían dado el don de predecir que pasaba por la mente de Carlos sin decir una palabra. Quería acariciar su cabeza, pero su mano se detuvo a medio camino, para posarse en el respaldo. A pesar de ser pareja ahora, se sentía extraña al cruzar esa linea de amistad. Ese miedo de amar, de tener la necesidad de proteger a alguien, la frenaba.

- Si, lo se, no pensemos mas en eso. Viene también la tía Judith y el padre Anselmo. Se que odias la letanía religiosa pero mamá siempre hace un rosario para su cumpleaños, así que lo siento desde ahora - ojos de plato miraban suplicantes a Elena que había estado a punto de maldecir en ese momento.

- Rayos! Carlos! - solo giro su cabeza hacia la ventana y renegó para si misma.

Mientras ideaba un plan para desaparecer en ese momento, una mano tibia tomo la suya. Este simple gesto la hizo temblar ligeramente, haciéndola mirar su mano, luego el brazo de Carlos y finalmente, vio como una picara sonrisa se dibujaba en los labios de él. No se soltó como siempre, decidió mantener esta calidez mientras reía consigo misma contemplando la nada.

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