43 Shameless

Después de recorrer un par de tiendas, Elena y Carlos seleccionaron una sencilla cama king size, lo suficientemente cómoda para sentirse entre nubes. El servicio de entrega seria dentro de una semana pues no tenían en stock el modelo elegido. Esto desilusiono un poco a Carlos pero pronto su amor lo alegro diciéndole que podían juntar las individuales que tenían en casa. Elena aun estaba preocupada en como pasarían esa cama a través del micro departamento, jamas pensó en el tamaño de los cuartos hasta ahora que compraron la cama. Sentados tranquilamente en un café, platicaban de todo un poco, pero sobre todo del tamaño del cuarto.

- Creo debimos medir primero las puertas y el espacio del cuarto. ¿no crees es muy precipitado? Quizás solo debimos mover nuestras camas - la joven naturalmente aprehensiva no podía dejar de pensar en el tema. El chico que tomaba su frappé despreocupadamente, la miraba con eterna ternura.

- No te preocupes, medí el espacio y si cabe, sólo hay que reorganizar los escritorios. Ya deja de pensar en ello y disfrutemos este primer día juntos después de estar tanto tiempo incapacitado, ¿sale amor? - acaricio suavemente su mejilla con una sonrisa en su rostro. La joven solo hizo un gesto gatuno hacia su mano, bastante simpático.

- Ok, esta bien, solo que debo regresar temprano porque quede con Benedek de trabajar un rato en el cierre del proyecto.

- Ummm... pero es sábado... ok, te pasare a dejar y a recoger para que no tardes tanto en el autobús.

- Ok ... amor? - un poco dubitativa hacia si llamar así a Carlos, era extraño ser tierna, pero nacía de su corazón decirle así. El joven sonrió ante la repentina reacción de ella, la conocía tan bien que estas demostraciones de afecto eran naturales cuando tenía novio pero se sentía extraño entre ellos siendo amigos de toda la vida.

- No te sientas incomoda, hace años que he esperado escucharte decir cosas así hacia mi, que no sabes la alegría que siento. Quizás me digas que soy un sinvergüenza, pero deseo gritar a todo el mundo que te amo y que me amas. Elena... - tomo suavemente su barbilla entre sus manos y la miro fijamente, de una manera amorosa - eres lo que siempre soñé, desee y ame en la vida. Desde que me dijiste que me amas, en mi corazón es como si se hubieran quitado mil cadenas y ahora corre veloz, deseo cada día de mi vida demostrarte cuanto te amo.

Sin decir mas, la beso apasionadamente en los labios como sediento que encuentra un oasis, con deseo y sin medida, entregando el corazón en ese beso, frente a todos los que estaban en la cafetería y cruzando la calle frente al ventanal.

Elena fue tomada desprevenida, primero por las palabras tan sinceras de Carlos y segundo por el beso tan profundo que la hizo temblar desde la punta de sus cabellos hasta la punta de los dedos del pie, fue como si un rayo atravesase su cuerpo y la derritiera en ese momento. Jamas creyó que sentiría algo así, ni siquiera con Alejandro... ¿o si? No, no es Alejandro, es Carlos.

- Carlos... - murmuro entre besos. Finalmente, separaron sus labios pero el sostenía sus mejillas con ambas manos y su frente estaba posaba sobre la frente de ella, rozando ligeramente sus narices, con la respiración ligeramente entrecortada. Se miraron finalmente frente a frente, en la mirada de él podía encontrar una galaxia de estrellas ardientes en pasión. ¡Dios! que hombre tan sexy es el. Sus labios temblaban...

- Perdone... - la mesera los interrumpió con una sonrisa nerviosa - ¿algo mas en qué pueda ayudarles?

¡Rayos! dijeron ambos para sus adentros. Carlos tosió ligeramente acomodándose en su asiento, mientras Elena escondía su enrojecido rostro como buscando algo en su bolso.

- Nada señorita, solo la cuenta...

¡Que pena! Pareciera que estaban destinados a pasar momentos bochornosos, debía hablar con Carlos en casa acerca de estos despliegues de pasión en publico.

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