28 Medusa

Mientras Elena disfrutaba de tiempo con su amado, en el corporativo, el protocolo Medusa empezaba a filtrarse en las salas vacías del piso 23, sería sólo cuestión de tiempo para que cayera el culpable.

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- Debes ir a descansar, ya es tarde y mañana tienes trabajo - suplicaba Carlos a la necia Elena.

- No quiero - una fingida voz juguetona que él jamas había experimentado, lo dejaba anonadado. '¿En verdad esta joven en mi regazo sigue siendo Elena?'. Era increíble como podía dar un giro de 180 grados en su personalidad.

- Mi hermana pronto estará aquí, así que no tienes nada de que preocuparte - acarició su mejilla mientras miraba la tierna actitud que la joven expresaba hacia él.

Ella levantó el rostro y le dio un pequeño beso en los labios y luego mucho pequeños besos en la mejilla. Esto definitivamente puso a Carlos en el séptimo cielo, la ternura y calidez de Elena era algo que pensó conocía, pero este nuevo lado extremadamente cariñoso lo dejaba sin palabras.

La joven al ver la expresión de Carlos se sonrojó inmediatamente y trato de ocultar su rostro en el hombro del joven, no estaba acostumbrada a expresar sus emociones y mucho menos a este lado cariñoso que hace tanto tiempo había olvidado. Su mirada se entristeció ligeramente, quizás este cambio era demasiado extremo, se levanto de la cama y con una ligera sonrisa, se despidió de Carlos al tiempo que tomaba su bolso. Era difícil expresar con palabras todo lo que sentía en ese momento, como si una burbuja de color rosa se hubiese reventado, regresandola al mundo gris en el que estaba.

Carlos se quedo aun mas sorprendido, no sabia si reír o llorar, la cara sonrojada de Elena y la despedida tímida no eran típicas acciones, sentía que estaba en un mundo paralelo. Presionó la zona de su herida para percatarse que no estaba soñando.

-¡Auch!- grito ligeramente por el dolor. 'Definitivamente no es un sueño'. Decidió que lo mejor era dormir, quizás mañana todo estaría como comúnmente era: Elena siendo Elena.

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En el departamento, la joven de cabello negro y ondulado, trabajaba frente a la computadora con sus auriculares puestos. Entre números y códigos encontró algo que atrajo su atención.

-¿Lo viste Benedek?

- Si, ahora sabemos quien ha estado descargando nuestra información, ¡ese maldito! - el joven del otro lado de la línea estaba trabajando a la par con su jefa-amiga.

- Bueno, solo esperemos a que Medusa acceda a su base de datos - una sonrisa maquiavélica se dibujaba en el rostro de la chica, resaltando los hoyuelos en sus mejillas.

- Pero... ¿no crees que haya algún problema con la dirección? al final, trabajamos para la misma empresa - la voz preocupada de Benedek era mas por las represalias que pudiesen sufrir a la perdida del trabajo de sus enemigos.

- Ellos se lo buscaron - de una forma fría y tajante, Elena corto con la plática - de todas formas tengo un as bajo la manga, Benedek tu no te preocupes, yo asumiré la responsabilidad de todo lo que resulte de esta situación.

- No es eso... es por el grupo desconocido que esta involucrado. Por mas que he intentado rastrearlos, logran desviar la información. Es una corazonada de que hay algo sospechoso aquí, mas allá de la competencia entre departamentos - Al decir esto, el joven bajaba la voz como con temor de que alguien mas los escuchara.

- Es un riesgo que aceptamos al entrar a trabajar con la milicia, por eso el pago tan alto jajajaja - el tono era sarcástico y oscuro. Había algo de amargura en el.

- Bueno, no hablemos mas, comienzo a tener miedo, jeje -su risa fue nerviosa y ligera - descansa, nos vemos mañana.

- Igual compañero - Sin mas que decir, Elena se quito los auriculares y apago la computadora. La conversación con su amigo, solo confirmaba mas lo que venía sospechando desde hacia tiempo, por ello había puesto un programa de vigilancia en todo el departamento. 'Mas cosas que pensar, estoy cansada' recostada en su cama solo pensaba en que ser demasiado inteligente podía ser una cruz demasiado pesada.

'Si tan solo me hubiera ido con Carlos a Italia en vez de seguir a Alejandro, quizás mi vida seria diferente... mejor', después de tanto pensar, su cabeza comenzó a doler. Decidió que lo mejor era dormir, mañana debía estar fresca como lechuga.

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