52 Bunker (1)

Después de viajar por unas horas, tomar caminos escondidos y asegurarse que nadie los seguía, Elena y Carlos llegaron al punto de encuentro: una cueva en las faldas de la montaña. La entrada era lo suficientemente grande para que entrara la camioneta, dubitativo, Carlos no sabia si entrar o no a pesar de la mirada insistente de Elena. Finalmente, después de ponderarlo por un rato, entraron para solo encontrar oscuridad que era cortada por los faros del automóvil. Durante 30 minutos fue lo mismo y, justo cuando Carlos iba a preguntar cuanto faltaba una puerta de metal apareció de la nada provocando que tuviera que frenar de repente. Por suerte no iba a gran velocidad sino se hubieran estampado sin duda alguna. Con cara de asustado, el joven volteo a ver si su novia estaba bien, solo para encontrarse con la emocionada cara de la chica, cuyos ojos brillaban y sobresalían a pesar de la poca iluminación, dándole un halo de suavidad casi angelical a su rostro.

- Llegamos - murmuró Elena que estaba entre ansiosa y emocionada, era la primera vez que mostraría todo a Carlos y por supuesto que era un paso muy difícil. Dudas y temores comenzaban a llenar su cabeza, al tiempo que miraba a Carlos con extrema excitación y expectativa. El joven que permaneció perplejo por unos cinco minutos, mirando entre la puerta y Elena, finalmente hablo.

- Así que aquí es donde nos ocultaremos... ¿estas segura que estaremos a salvo? - Era normal tener dudas pues el no se veía muy entremezclado con estas cuestiones conspirativas y menos la milicia a pesar que su hermano estaba relacionado con ello.

Elena sonrió con cara de "ternurita" entre sarcasmo y contemplación amorosa, sin duda la ignorancia de Carlos con respecto al mundo real conmovía su corazón y una parte de ella deseaba regresar el tiempo y no tener que inmiscuirlo en esta guerra sin cuartel. Sin embargo, ya era demasiado tarde, solo quedaba seguir adelante. Sacudió su cabeza suavemente con la finalidad de alejar esos pensamientos tristes y con una sonrisa tierna le hizo un ademán de vamos y abrió la puerta para bajar del coche. El joven que vio su expresión de burla, sintió como un ligero calor recorría sus mejillas que empezaban a ponerse coloradas, sin duda el era el "rival mas débil" [1].

Enfrente de la puerta un escáner de retina y lector de huellas digitales estaba escondido en una de las laterales. Elena con un movimiento natural coloco sus ojos en el escáner al igual que su palma derecha para finalmente decir "Elena" en voz alta.

La puerta de metal, al parecer acero reforzado de grueso calibre del tamaño de una puerta doble, encendió luces embebidas en el marco y comenzó a hacer un ligero estruendo al tiempo que piedras y polvo rodaba por los extremos, abriéndose de par en par para dejarlos pasar. La luminosidad del interior cegó a Carlos pues sus ojos se habían habituado a la oscuridad de la cueva, generando que fuera imposible ver qué había del otro lado de la puerta y siendo jalado por Elena sin ninguna resistencia.

Inmediatamente después de pasar por la puerta, la chica presiono un botón rojo localizado al lado de la puerta y esta cerró abruptamente, con mayor velocidad, cualquier persona que pudiera estar en su camino terminaría con los huesos fracturados, sino es que partido a la mitad.

Después de unos minutos de adaptación, Carlos vio que se encontraba como en una especie de área de desinfección, donde Elena le señaló que debía colocarse en las marcas circulares amarillas que estaban en el piso así como una mascarilla y googles. Una vez colocado, una ráfaga de aire tibio proveniente del suelo y del techo, paso a través de todo su cuerpo, asimismo, el cuarto completo se lleno de un vapor desinfectante. Perplejo, Carlos se sentía como en esas películas de ciencia ficción a punto de entrar a una dimensión desconocida, sin embargo, al atravesar la puerta corrediza, se encontró con un búnker militar. No solo Elena habitaba en este lugar, unas 20 a 30 personas iban y venían en la plataforma donde había vehículos con armas de alto poder, helicópteros y dos aviones caza y quien sabe cuantos drones espía. Se podía predecir que quizás mas personas habitaban aquí, ha que este grupo era completamente encargado de la zona de armamento y seguridad, mientras que al doblar a la derecha en uno de los tantos pasillos, entraron al área de investigación y desarrollo donde otras 20 a 30 personas trabajaban en invernaderos, laboratorios y un tipo granja mini subterránea. ¡Asombroso! pensó el joven que estaba mudo y con la boca en forma de "O" todo el camino.

Finalmente se detuvieron en lo que parecía el área mas apartada.

avataravatar
Next chapter