67 Ashes

Elena sintió todo en cámara lenta, cayendo del robot destrozado a través de uno de los cristales, rodando entre los escombros, sintiendo alguna parte de su piel desgarrar por los fierros retorcidos. El dolor era agudo y su grito inconsciente se dejo resonar en el espacio, en el cielo, una tormenta de balas y explosiones se había desatado pero a ella todo le daba vueltas hasta que, por fin, como peso muerto cayo en el pasto enlodado. Sus sentidos se agudizaron por el trauma enfatizando en el dolor inmensurable que le recorría todo el cuerpo, respiraba con trabajo, pero respiraba. De pronto, una voz en el fondo, dos voces, varias voces diciendo su nombre, la visión es borrosa y, finalmente, todo se torna negro, vacío.

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Al ver el estado en que se encontraba sentía que lágrimas brotaban de los ojos pero, antes de correr a abrazarla y socorrerla, Carlos fue mas rápido y en un pestañeo ya se encontraba hincado sobre el espacio lodoso, tratando de despertar a un inconsciente Elena. Como pudo, Benedek controló sus emociones y con un gesto indico a su equipo lo que debían hacer. Rápidamente los paramédicos colocaron en una camilla a Elena, sus heridas eran graves, al parecer huesos rotos y diversas cortadas en el cuerpo la hacían parecer una carnicería. Era simplemente impactante. Algunos del equipo trataban de disimular sus lágrimas, otros simplemente estaban en shock, habían ganado pero sentía mas como una derrota. Todo el equipo de Lucy se había sacrificado para hacer estallar una de las partes vitales del robot que, aunado al trabajo subterráneo de Benedek, dieron pie a acabar con la maquina pero mas de la mitad del grupo se había sacrificado, las perdidas eran simplemente cuantiosas y, ahora, también la Capitana se encontraba al borde de la muerte.

- Capitán - saludo un soldado a Benedek, quien sólo volteo indiferente pues se encontraba sumergido en sus pensamientos por Elena - Ella es la traidora.

Al escuchar esas palabras, la mirada de Benedek se focalizó en un rostro conocido, "¿Min So?", pensó con sorpresa pero sin reflejar mas que frialdad en su exterior. El estado de la chica petit era deplorable, después del disparo fallido a Elena, había recibido uno en el hombro junto con una lluvia de golpes de las otras integrantes. Si bien se lo merecía, el sabia que aceptar estos comportamientos los llevarían a ser como las personas contra las que luchan.

- Encierrenla e informen a todos que si tocan uno solo de sus cabellos serán llevados a la corte marcial, ¿entendieron? - Su voz era fuerte pero sin gritar, la frialdad en su rostro demostraba la seriedad de sus palabras, nadie se atrevió a quejarse y solo asentaron, llevando a la prisionera a la celda.

Después de dar unas indicaciones a Eikadrin y otros subordinados, Benedek se dirigió a toda prisa al área de enfermería. Su corazón latía aprisa con pesadez y angustia, su garganta seca sentía palabras atoradas que jamas pudo decir, ahora lo tenia claro, no podía seguir huyendo de sus emociones y encubriéndolas con un amor platónico virtual, todo lo sucedido había puesto su vida en perspectiva y no valía perder mas personas amadas por un ideal que quizás era absurdo.

Cada paso que daba parecía que retrocedía dos, nadie se atrevía a mirarlo pues su aura era similar a la de un tornado, furioso y destructivo. De pronto, un balde de agua fría sacudió sus ideas, un personaje en las afueras de la sala de operaciones parecía existir solo para opacar sus deseos.

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