Después de su conversación sobre el lazo de compañeros, Bell se había excusado para ir al baño. Cuando regresó, Renee ya había revivido la charla de la boda y sus sueños de su futuro compañero. Ashleigh no podía evitar mirar de vez en cuando a Bell, buscando señales de aquella tristeza que había atisbado.
Pero nunca regresó.
Bell sonreía y se reía. Hacía bromas y participaba en la conversación como cualquier otro día. Ashleigh se preguntaba si podría haberlo imaginado.
Al final de la noche, las chicas se habían quedado dormidas viendo alguna comedia romántica que Renee había escogido. Cuando Ashleigh se despertó para su carrera matutina, esperaba ser la única despierta, pero notó que el lugar de Bell en el sofá estaba vacío.
Después de prepararse para salir, salió al fresco aire matutino y encontró a Bell sentada en el porche con una taza en la mano.
—Hey —llamó Ashleigh en voz baja.
—Hey —respondió Bell con una suave sonrisa.
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