En un viejo imperio, Kaelin, es acusado de haber matado a toda su familia a sangre fría, gracias a ello ganó el título de "Bendecido maldito" y ahora busca la forma de limpiar su nombre
En un imperio, nacen ocho niños, bendecidos con un poder. Cuyos niños defendían el mundo, eran conocidos como héroes imparables, le hacían estatuas, hasta les daban ofrendas para que ellos siguieran ofreciendo su servicio.
Pero una noche, mientras dormían, el caos se desató. Esa noche se derramó sangre por la misma sangre, pues se cree que fue unos de los bendecidos quién mató a sus hermanos y a su madre. El quinto bendecido es considerado el bendecido maldito.
Luego de ese accidente, los bendecidos fueron considerados escoria y desgracia hacia el imperio. Echaron al único bendecido que quedaba, aunque el regreso luego de cinco años.
Actualidad
En el imperio, en un bar, pequeño y con mal olor, en la silla, yace un hombre robusto, pelo largo y de barba pequeña de color castaño, piel blanca y con sus ojos color esmeralda que le daba a cualquier persona placer admirarlos.
En el mismo bar, hay una chica, toda encapuchada, no se nota bien su pelo ni sus ojos. Sus intenciones son bien claras. Ella no sabe quién es aquel hombre y quiere descubrirlo. Porque esa es la característica más grande de ella, perseverante y curiosa.
Se escucha un golpe fuerte y entran varias personas con lanzas, diciendo.
– Kaelin, tienes que venir con nosotros, el emperador quiere destruirte por lo que hiciste.
El hombre se mantuvo en silencio, escuchando todo mientras bebía su bebida fría y espumosa. Era hidromiel.
–¿Quiere verme? Díganle que se joda. –se levantó de la silla y con una mirada sería, penetrante se proyectó en su cara, pero rápidamente, la mirada se hizo distraída y parecía estar confundido. Se tambaleaba mientras trataba de salir de allí, los guardias no le querían permitir salir.
Aquel hombre tiró un bostezo, una mano fue conquistada por fuego y de la otra mano por agua. Pasó de estar tambaleando a estar firme, sus músculos se tensaron, tragó saliva y dijo.
–Ustedes me detendrán. –dijo mientras se tocaba la barba. – sin ofender pero… ¿Creen poder conmigo?
El hombre del bar gritó con una voz entrecortada por el miedo que su cuerpo corría en todo su ser
–¡Que alguien pague la cuenta!
El hombre robusto sacó varias modernas de oro, aunque solamente necesitará de una y dijo
–no es propina, es un pago de anticipación. –Al momento de decirlo, se dio la vuelta rápidamente y dijo a continuación –chau escorias –rompió la pared de aquel bar, dejando solo escombros y un hueco, muy enorme en el bar.
La chica que lo miraba más intriga sintió, y más ganas tuvo de saber quién era aquel hombre, se levantó y espero que se vayan los guardias para poder seguir aquella incógnita andante. Pago con una de oro y se marchó, fue hacia aquel hueco y comenzó a ver así alrededor.
La luz de la luna se proyectaba en todos lados y creando varias ondas blancas, el olor a ratas era abundante, el olor a excremento de caballo era el dominante de los olores cercanos, el cielo despejado, dejando ver la estrellas que coronaban una luna llena hermosa. La mujer apareció en el paisaje y se preguntó a sí misma.
– bueno, lyra, piensa ¿Dónde pudo haber ido? –giró su cabeza al piso y noto algo que la ayudaría, huellas de pies muy grandes y luego zapatos de hombres normales.
Comenzó a caminar, la brisa iba contra suya, haciendo que se moviera y la capucha revelará su rostro, una mujer morena de ojos avellana y pelo lacio castaño. Hermosa a simple vista. Mientras caminaba noto que las huellas grandes se iban desvaneciendo mientras caminaba hasta que no las veía más. Las demás huellas seguían intactas, era imposible que justo las que ella necesitase desaparezcan y pensó (¿Si él mismo hizo las huellas menos visibles para que crean que siguió de largo?) si lo que pensaba era correcto, tenía que entrar a una iglesia totalmente piedra y con poca descripción llamada "calabozos".
Abrió la puerta y entró, un aroma a flores la invadió y se disolvió rápidamente con un olor a alcohol fuerte, comenzó a caminar buscando kelian y después de mirar por todas partes notó que él se iba en una puerta trasera, fue hacia allí corriendo para decirle que la tenía que seguir a un lugar específico. Se acercó a la puerta y salió.
La puerta se cerró sola y otra vez vió la naturaleza, árboles y arbustos marcando el final del imperio, miró a sus dos costados y lo localizó, se dirección hacia el corriendo diciéndole que necesitaba decirle algo, por suerte de ella, el espero, su mente se impregnó de sorpresa porque jamás pensó que la esperaría, al estar a su lado le dijo.
–tienes que venir –su cara se puso más sería y continúo diciendo –no es seguro para tu estar aquí dando vueltas como fugitivo.
–niña, me da igual –comenzó a caminar y añadió –tengo que seguir aquí cuidando a los débiles aunque no les agrade a los que deberían hacerlo.
La escena estaba por acabar si no fuera por un grito que hizo que kaelin se interese.
–¡Gideon me habló de ti! –ella lo miró con una cara de poca esperanza, y pensó (él me contó todo sobre los bendecidos y como él estuvo involucrado).
–¿Gideon? –dijo sorprendido, pues hace años que no escuchaba aquel nombre, después de la noche sangrienta. –¿Dónde está?
Ella lo miró, sabía que ahora tenía su atención y dijo
–ven, yo te guió.
Comenzaron a caminar por un callejón, kaelin estaba relajado, total si era trampa ¿Quién podría derrotarlo? La brisa se sentía, producía un escalofrío por todo el cuerpo de ambos. Un sonido hace que se ponga en alerta.
Un pasillo estrecho entre edificios, kaelin pensó que lyra lo estaba tomando del pelo y dijo
–niña, ¿Por quién me tomas?
–Kaelin, solo sigue adelante y por cierto, me llamo Lyra.
El lugar estaba muy estrecho, parecía que en realidad no había nada, pero en uno de los costados había una puerta sin sentido, la abrieron y entraron. No conducía a una habitación convencional, sino que era un ascensor. Ambos entraron y Lyra tocó un botón y comenzaron a descender.
Cuando las puertas se abrieron, permitieron visualizar, un lugar enorme con varias velas y mesas de madera maltratadas, cuadros pero uno con una particularidad. Los ocho bendecidos juntos a una mujer y un hombre anciano, Kaelin lo vio con una cara de nostalgia y una lágrima cayendo, sola como él quedó.
Se escucha un ruido semejante a una silla de ruedas, un hombre anciano estaba sentado, se le notan los huesos, pálido como el papel y pelo blanco secó además de áspera.
–hola quinto bendecido– dijo con una voz moribunda y seca.
Aquel hombre tira un suspiro y se acerca a él
–¿Gideon? Tu moriste en aquella noche –dijo con una voz confundida, no entendía lo que pasaba pero se notaba un leve tono de esperanza, porque capaz este la posibilidad de que sus hermanos estuvieran vivos.
–joven bendecido maldito, en realidad ese apodo es erróneo, ignoran la realidad –gideon se levanta y camina lento –pues tu, eres el más noble de los bendecidos.
Kelian mira a lyra y le pregunta
–¿Niña? –dice pero rápidamente se corrige –lyra, acaso tu puedes ser otra bendecida o porque se conocen
–Kaelin, escucha, conozco a Gideon gracias a que el me ayudó a escapar de los guardias, ahora vivo en este refugió con él, porque me siento muy segura.
Se escucha como afuera caballos galopaban, jinetes gritaban que no debía estar muy lejos el bendecido maldito, debe ser destruido por el único bendecido que mereció en realidad ser bendito. El frío inundaba todo, no solo se hallaba afuera sino que lograba meterse entre las ventanas abiertas haciendo que estás golpearan contra la pared haciendo un ruido irritante y dejando pasar adentro lo que decían los guardias.
–¿Otro bendecido?¿¡VIVO!? –dijo Kaelin, su voz estaba confundida pero a la vez feliz por la petición que escuchó por accidente.
El siempre vagaba por diversos lugares, pues ya no tenía a nadie y no quería formar ningún lazo con alguien para que luego éste muriese, él siempre creyó que en realidad estaba maldito, pero capaz sea la información que se colaba entre los vientos hacia el sea la respuesta a todos y al fin estar bien consigo mismo.
–Lyra, ¿Tu vas a estar con el? –Dijo el anciano casi sin energías –prometeme que si muero tú vas a estar a su lado.
–Si, mí maestro
A lo lejos se escucha una puerta romperse, estaba entrando el segundo bendecido. Elian, pelo dorado, musculatura perfecta, ojos azules brillantes, blanco como el papel. Vestía una armadura gris con piedras preciosas azules.
–Kaelin, ¿Cuál es su habilidad? –dijo Lyra, mientras tocaba el brazo de Kaelin.
–Es, la superfuerza –dijo mientras tensaba el brazo y cerraba el puño listo para pelear.
En eso, Elian tira con una espada apuñalando a Gideon.
La noche se hizo gris, habían arrebatado la vida a alguien quien no buscaba conflictos sino solamente ayudar a quienes estaban perdidos. El aire parecía ser más espesa complicando la respiración, Lyra tenía en su cara impregnada una expresión de terror y de tristeza mientras que Kaelin tenía ojos hacia el chorro de sangre que goteaba en el suelo que se desprendía del cuerpo sin vida de Gideon, y una lágrima sola se desprendió del ojo de kaelin, sola como él quedó en aquella noche.
–¿En serio Kaelin? Tienes pena por alguien que ni es importante en nuestras vidas –la voz de Elian comenzó a ponerse más elevada y tensa, gritando –¿¡Porque no sentiste lo mismo por madre!? –luego dijo entre dientes –la mataste sin piedad, en aquella noche sangrienta recuerdo cómo su cuello quedó totalmente cortado mientras la sangre se guiaba hacia nosotros y prendiste fuego todo el lugar sin importarte nada.
–Lyra… escapa –dijo Kaelin mientras se preparaba para la pelea.
–no me iré, estaré a tu lado siempre.
–si te quedas vas a morir, obedecerme, Gideon habría querido eso.
Ella comenzó a correr sin antes decir
–suerte… bendecido maldito. –su cuerpo comenzó a desaparecer mientras cerraba el ascensor.
Kaelin miro al frente, una voz severa hacia Elian. Le pregunto algo que él siempre se estuvo preguntando así mismo y jamás pudo dormir tranquilo por jamás hallar una respuesta en concreto.
–¿Quedan más bendecidos? –al decirlo tragó saliva entre nervios, sus ojos parecían brillar de la intriga, su respiración parecía entrecortada por la situación que se estaba produciendo ahora.
–Hermanito, no mereces saberlo –dijo Elian con una voz determinada y mandona. –eres el culpable de lo que pasó y siempre esa será tu tortura, por jamás poder salvar a todos como madre quiso.
La pelea empezó, Elian fue a toda velocidad hacia Kelian pero él con un movimiento delicado lo logra esquivar, sin embargo, Elian se dio la vuelta rápidamente logrando conectar un golpe y mandando a volar a Kaelin rompiendo la pared.
Kaelin estaba en el suelo, su rostro iluminado por la luz de la luna brillaba más que nunca, creando un velo blanco transparente y ondulado que lo encerraba. La escena era trágica, la cual se complementaba con la lluvia que mojaba al joven quien ya no tenía ni ganas de volverse a parar.
Elian se acercaba a Kaelin, estaba por darle el golpe de gracia. Le faltaba unos centímetros para llegar, pero para sorpresa de él, el joven abrió rápidamente y se levantó. Su expresión era clara, estaba preparado para terminar con esa noche lo más antes posible e ir con Lyra, la única que en realidad se ofreció a ayudarlo sin importarle las consecuencias ni las circunstancias más adversas que puedan suceder.
Se miraron mutuamente, Kaelin no quería pelear, pero Elian era otra historia totalmente diferente. Tenía sed de sangre, quería verlo sufrir, lo culpaba por todo lo del pasado lo veía como el único culpable y responsable de aquella noche. Juró venganza por haber separado a la familia y dejarlo solo para siempre.
El primer golpe tiro Elian acertando en el estómago y rápidamente una patada y mandó a volar a Kaelin. El no quería pelear, pero debía hacerlo para llegar al fondo de todo y corregir lo que ha sucedido aunque no sea su deber, quiere hacerlo porque él también se culpa por todo.
Elian volvió a acercarse hacia él, una postura rígida tenía mientras se acercaba, impregnaba terror con solo verlo. El bendecido maldito lo miró con una cara de tristeza, él sabía que era mucho más fuerte y no quería hacerlo pero apretó sus puños, puso ojos penetrantes, músculos contraídos y se lanzó al ataque. Su primer golpe fue una patada el cual fue fácilmente bloqueada pero rápidamente conectó un golpe en su rostro haciendo que retrocediera, y volvió a golpearlo en su rostro y conectó luego un tercero. Pero como castigo Elian con una fuerte patada lo manda para atrás. El joven tras el impacto sale desprendido del suelo y cuando su cabeza estaba contra el suelo por unos pocos centímetros de distancia, coloco sus manos para frenar para luego sus piernas.
Sus dedos estaban totalmente cortados, su sangre chorreaba mientras veía el moretón que tenía en el abdomen. Miro hacia arriba y recibió un golpe en el rostro como castigo por distraerse. Quedó empalado contra la pared pero de igual manera se volvió a parar.
Cuando Elian estaba por matarlo, el joven maldecido le logró conectar un golpe que lo mandó hacia atrás y cayó contra el piso rendido sin energías para seguir peleando. Kaelin lo vio de lejos pero en un corto lapso de tiempo reaccionó lo que estaba sucediendo y salió corriendo hacia su hermano mayor.
Kaelin se agachó en el lugar que estaba su hermano, movía el cuerpo de su hermano de un lado a otro esperando una reacción pero no logró. La tierra comenzó a elevarse por la tensión y energía coexistentes en el momento trágico.
La tierra se disipó del lugar y el se fue, mientras caminaba por las calles se vio sus manos con la sangre de su hermano y alguien tocó su espalda.
–Te encontré –dijo Lyra con una voz amigable y rápidamente preguntó con una voz preocupada y temblorosa –¿Elian, donde está? –mientras tocaba su hombro.
–Él murió por mí culpa –le contestó con una voz seca y rápida, como si quisiera que se terminase aquel tema lo más rápido posible.
Los dos jóvenes continuaron caminando sin rumbo alguno, solo sabían que debían huir de aquel lugar y limpiar el nombre de Kaelin de alguna forma. La humedad de la tierra se sentía y era encantador, las ramas chocando entre sí generando un musical trágico acompañado de la leve brisa que movía todo a su alrededor.
Lyra mientras admiraba el paisaje se acordó de algo que Gideon le había regalado
–Toma, Kaelin, esto era de Gideon y seguro hubiese querido que tú lo tuvieras. Le dio una fotografía, que atrás decía <<Bendecidos, si es que uno de ustedes son los leen está nota, pero lo más posible seas tú, Kaelin, tu madre al verte dijo mejorarás el mundo y así fue, hicieron este lugar seguro, ella les ocultaba un secreto oscuro, no eran ocho hermanos, fueron diez bendecidos. Axel, era corrupto solo le importaba su bienestar, él < p>
mayor de todos con su hermana Ary, la cual fue brutalmente asesinada por su hermano.
Pasaron años y ustedes nacieron, su madre le había agarrado cariño ocultandolo a la sociedad e inclusive a ustedes, ella me contactó para que yo los entrenará y que no se volviera a repetir tal escena brutal, pero lamentablemente, se cumplió, espero que el que esté leyendo esta nota haga todo lo posible para destruir a Axel lo antes posible. Firma Gideon. >>
La tensión se sentía, ambos jóvenes siguieron adelante sin importar lo que tuviesen que enfrentar.
–Kaelin, aquí a unos metros, hay un refugio, ¿vamos? –Dijo mientras señalaba una ruta de árboles
–Acepto, será mejor para nosotros entrar y refugiarnos… además que tengo un pinche sueño, por lo menos todavía es de noche.
Ambos siguieron caminando por la ruta marcada por la joven, Kaelin estaba observando las estrellas mientras caminaba, pensaba sobre lo sucedido y si algún otro bendecido estaba vivo, capaz pueda reunir a todos para poder vencer a Axel y triunfar.
– Por cierto Kaelin, ¿Cómo te sientes por aquel combate? –dijo Lyra con preocupación y ojos compasivos hacia él.
–Él murió sobre mis brazos –dijo con una voz melancólica y con una voz suave.
Lyra se acercó hacia él como una forma de consuelo mientras caminaban a su lugar de destino. Trataban de dejar atrás lo sucedido mientras se sumergían en un mar de dudas sin respuesta pero, sabían que podían contar mutuamente.