Una vez que dejó de reír, An Jing habló con desprecio —Tío Liu seguramente no vino a buscar a mi esposo; debe haber venido buscándote a ti. Vieja bruja, realmente no tienes vergüenza. Otros quizá no sepan, pero ¿acaso yo no estoy al tanto? Todos los favores que el Tío Liu le había hecho a mi esposo hace tiempo que se han pagado. De lo contrario, ¿cómo podría una mujer anciana como tú criar a cuatro hijos? ¿Acaso no es porque mi esposo siempre te ayudaba cazando?
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