Apenas el pequeño Zhang Yunxuan vio a su tía, expresó su gran cariño:
—Tía, Tía, le dije a mi papá, necesitamos algodón de azúcar, algodón de azúcar.
Al ver a ambos padres mirando, Meng Yunhan sonrió avergonzada:
—Mientras nuestro Pequeño Zhuzi se porte bien, la tía lo hará para ti.
—Vamos a comer. —La suave tos de Mamá interrumpió su conversación.
Por supuesto, por la tarde, Meng Yunhan sí hizo algodón de azúcar, lo cual conmovió mucho a su suegra, porque usó mucho azúcar. Pero cuando probó el algodón de azúcar que hizo su nuera, estaba realmente delicioso.
—Mamá, ¿debería empacar algo para llevar a casa de mis dos cuñadas? —Meng Yunhan estaba buscando la opinión de su suegra, sin querer llevar la etiqueta de ser codiciosa.
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