Paso alrededor de una hora en la sala desde que llegué, Eryn, literalmente hablando, nos obligó a acompañarla en su pequeña fiesta del té. Hace 15 minutos, Eryn insistió en que la acompañáramos y, bueno, actualmente estábamos disfrutando de las delicias que nos traían los sirvientes. De vez en cuando, Eryn hacía preguntas referentes a cómo rescaté a su hija. Obvio, no le dije nada sobre mis poderes y cómo había hecho mierda a los sujetos que secuestraron a su hija. Cada vez que preguntaba sobre el tema, la ignoraba. Con respecto al sujeto llamado Maedhros, él mostraba leves signos de molestia cada vez que ignoraba a su esposa. No lo aparentaba, pero amaba mucho a su esposa.
"Señorita Eryn, sin lugar a dudas, estas son unas delicias".
"¿Oh, en serio?"
"Sí, estos dulces son muy exquisitos".
Le lanzaba de vez en cuando cumplidos a Eryn. Cada vez que lo hacía, Maedhros se molestaba ligeramente, algo que había que tener en cuenta de la situación actual era que Maedhros y Eryn eran los reyes de este reino. Lo supe de inmediato. En la sala en la que estábamos, había al menos 10 personas escondidas. Cada una era al menos tan fuerte como Idril. Eso fue solo midiendo su capacidad de maná. Los bastardos tenían mucho maná, pero sabía que no todo se define por el maná. Si me vuelvo loco, puedo matar a varios de ellos y, con Idril a mi lado, sería aún más fácil. Después de que todos terminamos de comer los dulces, Eryn nos miró con mirada de satisfacción. Esta mujer era cosa seria, no aceptaba un no por respuesta. La mejor forma de lidiar con ella era ignorándola.
"Me alegro de que me hayan acompañado. Las fiestas de té saben mejor cuando comparten varias personas".
Respondiendo a la declaración de Eryn, estaba Idril:
"Hermana, comer dulces todos los días es un poco demasiado para nuestros cuerpos".
Todos en la sala sabían que los dulces que se comieron no eran dulces comunes. Esos dulces estaban llenos de vitalidad y maná. Comerlos todos los días podría matar a una persona en menos de un mes. Maedhros, Idril y Angrod sabían que Eryn no era normal en ese sentido. Todos los días comía de esos dulces. Lo más sorprendente de la situación fue el niño que se presentó con el nombre de D. Se había comido varios de esos dulces como si nada. En el reino élfico es bien sabido lo que les pasa a los humanos que se comen esos dulces. La mayoría quedan inconscientes después de probar un solo bocado y, en el caso de los humanos, pueden caer dormidos por varios días seguidos. Pero aquí, frente a todos, estaba un humano que se había llenado el estómago de esos dulces y no parecía verse afectado. Rompiendo el silencio, estaba D:
"Los dulces estaban deliciosos, pero no recomiendo dárselos de comer a los seres humanos. Estos dulces son veneno para los humanos".
Respondió Eryn con una sonrisa en su rostro:
"Si es venenoso, ¿cómo es que no te ves afectado?"
Respondí con una sonrisa a Eryn:
"Tengo un estómago de hierro".
"¿Oh, es así?"
"Sí, más que matarme, esos dulces me hacen más fuerte. Ahora que me acabo de comer todos esos dulces, mi fuerza ha dado un salto tremendo. Ahora bien, podría plantarles cara a los 10 individuos que nos observan en este momento".
Mis palabras hicieron que un silencio cayera en la habitación. No fue mentira lo que les dije. Esos dulces contenían una buena cantidad de vitalidad y maná. Según el reporte de D, esos dulces eran mágicos. Gracias a ellos, me recuperé de la fatiga que había estado acumulando desde mi pelea con el sujeto del báculo y la fatiga que acumulé por culpa de Idril. Hablando honestamente, estaba al 100% de mi capacidad. Eryn rompió el silencio:
"Fufufu, qué agudo eres".
"Sí, soy muy agudo, pero también entiendo la razón detrás de sus medidas".
"¿Oh, sabes la razón?"
"Sí".
"Oh, qué inteligente eres, D".
Eryn estaba nerviosa, pero no lo mostró en su rostro. El niño humano descubrió a los guardianes reales. Ellos eran las 10 personas más poderosas que servían al rey y a la familia real. Sus habilidades estaban en lo más alto, pero ellos fueron descubiertos fácilmente.
"Sí, y dado que me han tratado tan bien, les diré algo de todo corazón: no quiero que me traten de atacar a traición o traten de obligarme a quedarme en contra de mi voluntad, porque me veré obligado a hacerlos pedazos a todos ustedes".
Todos se quedaron en silencio y me miraban con miradas extrañas. Me quedé mirando a todos en la sala. Mi mirada era seria.
"Señor Angrod, me temo que cometió un grave error al traerme a este lugar. Debió pensar que yo era alguien con quien podría tratar fácilmente, pero para su mala suerte, puedo asesinar a todos y a cada uno de sus guardias, claro está, incluidos ustedes tres".
Al principio no planeaba amenazarlos, pero dado que literalmente me dieron veneno, cambié de opinión. Los dulces eran veneno para los humanos y todos en la sala lo sabían. Asumí que la intención siempre fue ponerme a dormir y capturarme. Angrod respondió:
"Lo entendiste mal, D".
Angrod trató de calmar las aguas, pero Maedhros intervino:
"Suficiente, padre. Simplemente hay que capturarlo. Ya le permitimos mucho. Nos rebajamos a escuchar a un mero humano y escuchamos lo que tenía que decir, pero míralo, se atreve a amenazarnos".
"Cariño, yo no..."
"Querida, ya hice suficiente y me rebajé lo suficiente. No puedo perder más la cara".
Escuchando lo que dijo Maedhros, me puse de pie y respondí:
"Lo que vas a perder va a ser tu vida, imbécil".
Maedhros terminó de enfurecerse con mi declaración y ordenó:
"Captúrenlo".
En el momento en que Maedhros dijo esas palabras, mi cuerpo desapareció de su lugar y apareció frente a Maedhros.
"Se los advertí".
A escasos centímetros de Maedhros, usé 'corte de viento' a quemarropa. En un instante, el cuerpo de Maedhros se partió en dos. Los sujetos ocultos en la sala no pudieron llegar a tiempo. Nadie en la sala reaccionó a tiempo. Cuando se dieron cuenta de lo que había hecho, fue demasiado tarde.
"¡Cariñoooooooooo!"
La primera en romper el silencio fue Eryn. Ella corrió hacia la parte superior de Maedhros que yacía en el suelo y la tomó en sus brazos mientras lloraba. Al ver la escena, Angrod habló con rabia en su voz:
"Idril, cura lo mejor que puedas a Maedhros".
"¿Idril?"
Angrod se molestó ya que no hubo respuesta de Idril. Mirándola bien, ella estaba quieta como una estatua, no se movía.
"¿Pero qué demonios te pasa, Idril?"
No hubo respuesta por parte de Idril.
"¡Carajo! ¿Qué le hiciste a Idril, humano?"
Preguntó Angrod con rabia.
"La neutralicé. ¿Creías que la iba a dejar que me detuviera?"
La cara de Angrod se puso seria. Las cosas se salieron de control. Los guardias habían rodeado al humano, pero había un problema: Eryn estaba muy cerca del humano. Ya habían presenciado la tremenda velocidad que tenía el humano. Si él atacaba a Eryn como lo hizo con Maedhros, era casi seguro que no podrían salvarla. Mirando a Maedhros que se desangraba rápidamente, parecían tener unos cuantos minutos para salvarle la vida.
"¿Qué hacemos, señor Angrod?"
Preguntó uno de los 10 elfos que rodeaban al humano.
"Nada, retírense inmediatamente".
"Pero..."
"Háganlo".
Angrod sabía que la única razón por la que D atacó fue porque lo atacaron primero. Si no lo provocaban, entonces posiblemente no atacaría. Después de un rato de contemplaciones, el guardia asintió y se retiraron a sus posiciones iniciales. Pronto, Angrod habló:
"Como puedes ver, nadie amenaza tu vida, D".
"¿Y qué quieres que haga? ¿Que deje de atacar?"
"Sí".
"Angrod, verás, tengo un gran problema. Mi elemental está un poco enfadado y exige vidas".
"¿Vidas? ¿A qué te refieres exactamente?"
Angrod tenía un mal presentimiento.
"Mi elemental está exigiendo 1000 vidas élficas. Si no las entregas, entonces seguirá matando y matando hasta que no quede nadie".
Con esa declaración, Angrod se quedó frío en su lugar. Había pensado en atacar al humano con su técnica más mortífera, pero temía que el humano le diera una sorpresa esquivando su técnica. Había una gran posibilidad de que ocurriera. Angrod sabía que tenía que actuar rápido o Maedhros moriría.
"Está bien, te daré lo que pides, pero primero déjanos ayudar a Maedhros".
"Adelante, ayúdenlo, pero ten en cuenta que no habrá segundas oportunidades".
Me alejé de Maedhros y dejé que Angrod se acercara. Cuando Angrod miró de cerca a Maedhros, supo que el artefacto que lo protegía estaba roto. Eso solo significaba que el ataque del humano superó las defensas del artefacto. Rápidamente habló Angrod:
"Cúralo".
"Entendido".
De la nada apareció una mujer elfo que tenía el cabello verde y los ojos marrones. Ella rápidamente conjuró su magia y empezó a lanzar varios encantamientos. Poco después, una luz verde llenó la sala. Después de un minuto de tratar al rey, dijo:
"Mi señor, no puedo sanarlo adecuadamente. Mi sanación es lenta por alguna razón".
La elfo que Angrod había llamado no sabía la razón, pero su magia sanadora se volvía lenta cuando se filtraba en las heridas del rey. Angrod sabía que la razón debía de ser ese ataque de viento. Tenía que tener algo especial.