Después de vencer al gran lobo, Ian se detuvo un momento para recuperar el aliento, sintiendo la adrenalina aún corriendo por su cuerpo. Su primer pensamiento fue aprovechar lo que pudiera del cuerpo del lobo antes de que otros depredadores, atraídos por el olor a sangre, se acercaran. El aire del bosque se llenaba con una fragancia metálica, avisándole que no tenía mucho tiempo.
Ian se inclinó sobre el lobo caído y comenzó a retirar la gruesa piel del animal. Con manos firmes y movimientos precisos, logró desprender gran parte de la piel, sabiendo que podría tener varios usos más adelante. A medida que trabajaba, se concentraba en preservar lo más posible, consciente de que en este mundo hostil, cada recurso era valioso.
Una vez que tuvo la piel asegurada, se dispuso a recoger la carne del lobo. Cortó grandes pedazos, esforzándose por llevarse todo lo que su fuerza le permitiera cargar. La carne podría ser crucial para su supervivencia, y aunque aún no sabía si era comestible, estaba dispuesto a probarla. Con el peso de la carne sobre sus hombros, comenzó a moverse rápidamente hacia su refugio, sus sentidos agudizados por la posibilidad de una emboscada.
Ian reflexionó mientras caminaba hacia su cueva. Sabía que no podía depender únicamente de los suministros que compraba en la tienda del sistema. Cada punto energético era vital, y necesitaba ahorrar la mayor cantidad posible para futuros objetivos, como la compra de espacio de almacenamiento o el tan anhelado ticket de retorno a la Tierra. Saber si la carne del lobo era segura para comer podría darle una fuente de alimento gratuita y constante, permitiéndole conservar sus puntos para otras necesidades.
Al llegar a su refugio, Ian preparó una pequeña fogata en la entrada de la cueva. Colocó algunos trozos de carne sobre el fuego, observando cómo se cocinaban lentamente. El crepitar de las llamas y el olor de la carne asándose le recordaron la importancia de cada decisión que tomaba. Esta era una prueba. Si la carne era comestible, podría cambiar su enfoque y depender menos del sistema para sus necesidades básicas.
Mientras la carne se cocinaba, Ian no bajaba la guardia. Sabía que en este nuevo mundo, cualquier error podría ser fatal. El tiempo de cocinar y comer sería uno de los pocos momentos de descanso que podría permitirse. Mientras tanto, su mente ya estaba en el siguiente paso, siempre planeando, siempre buscando cómo sobrevivir y avanzar en este mundo lleno de peligros.
Mientras Ian observaba cómo la carne del lobo se cocinaba lentamente sobre el fuego, no pudo evitar pensar en las posibles consecuencias de comerla. En este mundo desconocido, cada decisión podía tener un impacto directo en su supervivencia. Sin embargo, sabía que no podía depender solo de los recursos del sistema; necesitaba encontrar fuentes de alimento en el entorno que lo rodeaba.
Cuando la carne estuvo lista, Ian tomó un trozo y lo probó con cautela. El sabor era fuerte, un poco más salvaje de lo que estaba acostumbrado, pero no desagradable. A medida que masticaba, comenzó a sentir algo diferente en su cuerpo. Era como si una energía sutil pero palpable fluyera a través de él, fortaleciéndolo.
Intrigado, Ian decidió abrir el menú del sistema para verificar si este sentimiento tenía alguna base real. Para su sorpresa, notó que su fuerza había aumentado en un punto, pasando de 13 a 14. Aunque este incremento no era tan significativo como el que experimentaba durante sus sesiones de entrenamiento, no dejaba de ser un avance. La carne del lobo parecía tener propiedades especiales que podían mejorar su condición física, aunque fuera de manera leve.
Después de terminar de comer, Ian se dedicó a examinar el núcleo mágico que había extraído del lobo. Lo sostuvo en su mano, sintiendo la energía que irradiaba. Sabía que estos núcleos eran valiosos, no solo como fuente de energía mágica, sino también como moneda para intercambiar en la tienda del sistema.
Al absorber la energía del núcleo, Ian sintió una oleada de poder recorriendo su cuerpo. El sistema registró un aumento de 800 puntos mágicos en su cuenta, elevando su total a 4,000 puntos gracias a los otros núcleos que había recolectado durante su viaje. Este era un paso más hacia la acumulación de los recursos que necesitaba para alcanzar sus objetivos más ambiciosos, como la compra del ticket de retorno a la Tierra o el espacio de almacenamiento.
Ian cerró el menú del sistema, satisfecho con su progreso. Cada pequeño avance lo acercaba más a su meta, y ahora sabía que, además del entrenamiento y los núcleos mágicos, la carne de ciertos monstruos podría ser una fuente de poder adicional. Con esta nueva información, su plan de supervivencia en este mundo desconocido comenzaba a tomar una forma más sólida.
Después de experimentar el incremento en su fuerza tras consumir la carne del lobo, Ian comenzó a delinear un plan claro para su supervivencia en este vasto y peligroso mundo. Sabía que no podía depender únicamente del entrenamiento y los recursos del sistema para fortalecer su cuerpo y acumular puntos energéticos. Necesitaba aprovechar todo lo que el entorno podía ofrecerle.
Mientras descansaba en su refugio, Ian reflexionó sobre su situación actual. Estaba en una vasta región boscosa, repleta de todo tipo de monstruos. Este lugar representaba tanto un peligro constante como una oportunidad inigualable para hacerse más fuerte. Su objetivo principal se hizo evidente: cazar la mayor cantidad de monstruos posible, recolectar sus núcleos mágicos, aprovechar su carne y acumular los puntos necesarios para adquirir los recursos críticos que necesitaba.
Sin embargo, Ian sabía que no podía ser imprudente. El mundo en el que se encontraba era despiadado, y cualquier error podría costarle la vida. Decidió que su enfoque debía ser sistemático:
1. Caza Intensiva: Pasaría la mayor parte de su tiempo cazando y enfrentándose a los monstruos que habitaban el bosque. Sabía que cada enfrentamiento le brindaría experiencia, núcleos mágicos y la posibilidad de mejorar su fuerza física si la carne resultaba ser beneficiosa. La clave era no subestimar a ninguna criatura y mantener siempre la guardia alta.
2. Descanso Estratégico: Ian comprendía que su cuerpo no era indestructible. Después de cada cacería, evaluaría su condición física. Si sufría heridas durante un combate, priorizaría el descanso y la recuperación en su refugio. Las pociones curativas del sistema serían su último recurso, solo para ser usadas cuando no tuviera otra opción, ya que quería conservar la mayor cantidad de puntos energéticos posible.
3. Optimización de Recursos: En lugar de gastar puntos energéticos innecesariamente, se concentraría en maximizar el valor de lo que obtenía en cada caza. Decidió que gastaría el 80% de los núcleos mágicos y otros recursos obtenidos para convertirlos en puntos energéticos, mientras que el 20% restante lo utilizaría para entrenar el Manual de Fuerza Básica. Esta estrategia le permitiría aumentar su reserva de puntos y, al mismo tiempo, mejorar sus habilidades de combate y su capacidad de supervivencia.
4. Exploración y Búsqueda de Tesoros: Además de cazar, Ian dedicaría tiempo a explorar el bosque en busca de plantas raras, hierbas medicinales y cualquier otro tesoro que pudiera intercambiar en la tienda del sistema. Estos hallazgos no solo le proporcionarían puntos adicionales, sino que también podrían ofrecerle ventajas inesperadas en su lucha por la supervivencia.
Con su plan claro, Ian se sintió más preparado para enfrentar los desafíos que le esperaban. Sabía que no sería fácil, y que cada decisión podría determinar su destino en este mundo desconocido. Pero con una estrategia sólida y la determinación de hacerse más fuerte, estaba listo para afrontar lo que viniera.