Hera marcó el número de Betty mientras estaba detenida en un semáforo cerca de la oficina. —Hola, Betty. Estoy cerca. ¿Almorzamos primero, o nos metemos directamente en los negocios? —añadió rápidamente—. Ah, y mi amigo viene conmigo, de acompañante. Hera echó un vistazo a Logan, que parecía confundido. Su tono sugirió que simplemente estaba actualizando a su gerente, contradiciendo su afirmación anterior de que ya había informado a Betty.
Fue solo entonces cuando Logan se dio cuenta de que había sido engañado, pero ya estaba en su coche. Si Hera decidía llevarlo a una carretera de montaña u otro lugar, ya era demasiado tarde para echarse atrás ahora.
Resignado, Logan solo pudo sonreír y negar con la cabeza, lo que hizo que la sonrisa de Hera se ensanchara aún más.
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