Roxana no podía creer lo que Alejandro le estaba pidiendo. Dejar a Fanny e ir al mundo demoníaco. ¡No!
—¿Sabes lo que me estás pidiendo?
—Haré lo posible por cuidar de Fanny. Pero dejaros a ambos no es una opción. Si puedo proteger más a uno de vosotros, tengo que hacerlo —le dijo Alejandro.
Ughh... Se rascaba la nuca.
—No descansaría. Mi protección no significa nada si la gente que amo no está protegida.
—Entonces sabes cómo me siento. Por favor, ayúdame. Quiero hacer todo lo que pueda para protegerte.
—¿Y qué le diré a Fanny?
—Dile que vas conmigo como mi guardaespaldas en una misión —dijo Alejandro.
—¿Así que también quieres que mienta?
Alejandro suspiró.
—Podría obligarlo si quieres.
—¡Alex! —Ella no podía creerlo.
—¿Qué quieres que haga? —preguntó él frustrado. Caminaba de un lado a otro pasándose los dedos por el cabello y suspirando. Ella podía sentir lo angustiado que estaba. Su mayor temor era perderla.
Se detuvo y la miró.
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