—Angélica estaba en la cámara privada en el hogar de Rayven. Él lo llamaba baño y ella nunca había visto algo así antes. Era mucho más grande que una cámara privada y mucho más brillante y limpio. Las paredes estaban cubiertas con azulejos blancos y el inodoro era de porcelana blanca. Tenían un lavabo de aspecto diferente que estaba adherido a la pared y tenía grifos con agua interminable. Justo como el lugar de la ducha que él le mostró.
—Angélica nunca había visto una ducha antes. Los humanos se bañaban. Pero ahora ella podía pararse y tener agua corriendo por todo su cuerpo mientras se concentraba en lavarse —pensó—. Qué cosa tan fascinante. Aquí era mucho más fácil limpiarse que en el mundo humano.
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