Rayven dejó a Angélica sola sintiendo todo tipo de emociones. Solo había querido ser romántico y sanar sus heridas, pero se dejó llevar por el momento. No había pensado en sanarla de esa manera. Ella le dio la idea y cuando su cuerpo respondió al suyo, él no pudo detenerse.
Su demonio ahora no intentaría luchar contra él para marcarla. El demonio solo se agitaba por marcar cuando sentía que la receptora estaba dispuesta y cuando había una clara indicación de que no, entonces se retraía. Ahora sus colmillos no se alargarían a la fuerza, pero aún podrían asomarse si se excitaba y Angélica no solo tenía miedo de ser mordida, sino también de los propios colmillos.
La ira también podría hacer que sus colmillos se alargaran y en este momento una parte de él ardía con algo más que necesidad.
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