Después de su última charla, se decidió que Murel iría al reino de Garduff a conseguir las tan necesarias hierbas aunque significara pagar una gran cantidad por ellas. Había abierto su tesoro y sacado un baúl con monedas de oro. Estaba a punto de salir cuando recibió el mensaje del Rey Izo.
La frustración aumentaba, pero no había nada que pudiera hacer. Si no iba, se levantarían sospechas. No quería que ninguna sospecha apuntara hacia él.
—No sé por qué Izo ha convocado de repente esta reunión —dijo a Nerio—. Tengo que ir allá.
Nerio gruñó. Todo se estaba complicando tanto. Era como si una soga se estrechara alrededor de él. Sabía que si salía de esta situación, sería capaz de continuar con sus maquinaciones y el plan mayor. —¿Hay manera de zafarse de ella? —preguntó, impaciente.
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